Inmaculada Mora Peces (53 años), médico de urgencias del Servicio Canario de la Salud en el hospital de El Hierro, jamás pensó que el segundo mensaje que escribía en la red social X acabara leyéndose en el Congreso de los Diputados. La parlamentaria de Coalición Canaria, Cristina Valido, le puso voz emocionada al SOS lanzado desde primera línea del drama migratorio que sufre la Isla del Meridiano: “Déjense de chorradas, esto es una crisis humanitaria”. Días después, confiesa a este periódico que quedó “impresionada” porque “nunca se me ocurrió que lo que escribí a los políticos llegara directamente a los oídos de quienes iba dirigido el mensaje”.
La facultativa, que trabajó como cooperante durante años en el oeste de África, reaccionaba así después de las muertes, esta semana, de una niña de dos años y un joven de 20, horas después de que el cayuco en el que viajaban desde Senegal entrara al puerto de La Restinga.
El fallecimiento de la pequeña de Guinea Conakry nunca lo olvidará, “como tantos otros dramas”, puntualiza. “Cuando vimos los análisis, pensé que, si la niña sobrevivía, sería un milagro. Hicimos lo indecible para salvarle la vida, pero era prácticamente irrecuperable”, explica a DIARIO DE AVISOS. La pequeña no pudo superar el cuadro de deshidratación, hipotermia y sepsis que padecía.
La niña viajaba en el cayuco junto a su madre y un hermano de ocho años, ambos aún ingresados en el hospital de El Hierro. Huían de un padre maltratador. Cuando le comunicaron a su madre la muerte de la pequeña, no lo asumió. Al día siguiente, le preguntó a la doctora Mora si su niña “seguía cansada”. Entonces, se le explicó, de nuevo, el fatal desenlace. “Nos pidió verla, pero el cuerpo de la niña está en Tenerife. Hicimos todo lo posible por conseguirle una fotografía, se la entregamos y, ahí está, abrazada a la foto de la niña, y su hermanito de ocho años, que ya se da cuenta de lo que está pasando, al lado llorando”.
Inmaculada reconoce que lo que más le conmueve es la presencia de mujeres y menores en embarcaciones de mala muerte. “Hay niños que llegan en estado de shock porque han perdido a sus padres durante el camino, es algo que te desgarra, porque no tenemos medicina para eso”. Explica que la semana pasada llegó un menor que, por momentos, perdía la conciencia. En principio, el equipo médico pensó en algún problema cerebral, pero, después de realizarle las analíticas y un escáner, los primeros compañeros de travesía que comenzaban a recuperarse y a hablar aclararon las causas del estado del pequeño: “Nos contaron que estaba así desde que tiraron a sus padres, fallecidos, por la borda. No tenía un problema físico, estaba en shock”.
Con 25 años de carrera profesional, la doctora Mora Peces, que trabajó con el fundador del Instituto de Enfermedades Tropicales, Basilio Valladares, y que dedicó su tesis al estado de salud de los migrantes irregulares, recuerda también el caso de un menor de nueve años que no paraba de llorar. “Cuando le bajamos la fiebre a uno de los pacientes que venía en el mismo cayuco, nos dijo que había visto cómo tiraban el cuerpo de su padre al mar. Ahora se encontraba solo, con ese trauma y rodeado de seres de piel blanca, que es algo que no había visto nunca. El chiquillo estaba aterrorizado, no decía nada, como si lo hubieran metido en una nave espacial con extraterrestres”.
CARA DE TERROR
Algo parecido ocurrió con una niña de seis años que viajó en el cayuco que les costó la vida a la bebé y a un joven el pasado martes. “Cuando la cogió un auxiliar del hospital para pesarla, la niña lo miró con cara de terror y se hizo sus necesidades encima. Su tía, de 19 años, nos confirmó que era por miedo a los blancos, era la primera vez que veía alguien con ese color de piel. Estaba muy asustada”.
Después de una semana “horrible”, con la llegada de cinco embarcaciones, Macu, como la conocen sus compañeros de trabajo, destaca que, por primera vez, hay más mujeres y niños ingresados en el hospital herreño que hombres. “Los casos dramáticos se encadenan uno tras otro y no nos da tiempo de recuperarnos”.
Hay un denominador común en lo que coincide el personal sanitario que atiende a los migrantes subsaharianos que llegan a El Hierro. Todos dan las gracias con la mirada. “Te puedo asegurar que son muy agradecidos, amables, educados y, cuando se sienten mejor, simpáticos”, destaca la doctora, quien enfatiza que, desde que llegó el primer cayuco a la Isla en 2006, no se ha producido ni un solo conflicto con migrantes.
DEBATE POLÍTICO
La doctora lamenta que la realidad del fenómeno migratorio “no tenga nada que ver” con lo que llega a la opinión pública: “Los medios de comunicación lo reducen todo a números y detrás de esos números hay un montón de historias y de sufrimiento”, afirma. Pero peor lleva el debate político, en el que afloran términos como invasión o menas y donde se discute “si mandan 19 a Murcia o a Valencia, como si fueran delincuentes. ¡Pero, por favor, que son niños y niñas!”.
Inmaculada reparte en cada uno de sus argumentos lecciones de humanidad y de sentido común. Su última reflexión la realiza mirando el mapa: “Nosotros, los canarios, vivimos a 100 kilómetros de la región del mundo más pobre económicamente. ¿Qué esperamos? ¿Cómo no van a salir de ahí?”.