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De silbos, tambores y romances

Tres joyas del patrimonio cultural de Canarias

Si hay un territorio donde la naturaleza y la cultura se entrelazan de manera única es La Gomera. En un mundo dominado por la comunicación digital y los medios audiovisuales, el patrimonio cultural inmaterial gomero ha encapsulado la historia, las tradiciones y la identidad de la isla para convertirse en una joya de valor universal. El Silbo Gomero, el Tambor y el Romancero no son simples manifestaciones de ese valioso legado, son la voz viva de la isla resonando a través de los barrancos, transmitiendo historias que se han contado durante generaciones y manteniendo viva la conexión profunda entre el hombre y su entorno.

Un lenguaje que trasciende las palabras

El Silbo gomero es, sin duda, una de las manifestaciones culturales más singulares de esta perla del Atlántico y de toda Canarias. Este sistema de comunicación, que convierte palabras y frases en melódicos silbidos, ha sido utilizado por los habitantes de la isla desde tiempos remotos para trasladar mensajes a través de su abrupta geografía.

Su historia se remonta a la época prehispánica, cuando los primeros pobladores de la isla desarrollaron esta técnica para superar las barreras geográficas que los separaban. El lenguaje silbado permitía enviar mensajes a larga distancia, a menudo superando barrancos y montañas donde la voz humana no alcanzaba. Su uso se expandió con el tiempo, adaptándose incluso a la llegada de los colonizadores españoles, quienes lo integraron en la vida diaria de la isla.

Aunque su uso disminuyó en el siglo XX, se ha revitalizado en las últimas décadas gracias a los esfuerzos de preservación. En 2009, la UNESCO lo reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su valor universal. Hoy en día, el Silbo gomero se enseña en las escuelas de la isla como parte del currículo obligatorio, garantizando su continuidad. Además, ha ganado un nuevo espacio en la cultura popular y en la promoción turística de la isla, siendo un símbolo del ingenio y la resistencia cultural de los gomeros.

Tambor gomero: ritmo y resistencia

El Tambor gomero, aunque menos conocido que el Silbo, es otro pilar fundamental del patrimonio cultural de La Gomera. Este instrumento de percusión ha acompañado a la población local durante generaciones, marcando el ritmo de sus danzas, cantos y rituales. El tambor no solo es un objeto musical, sino un símbolo de identidad, comunidad y resistencia.

La fabricación de este instrumento tradicional sigue un proceso artesanal transmitido de padres a hijos, donde se utilizan materiales locales como la madera del sao o la mimbrera para el cuerpo, y la piel de cabra o de oveja para la membrana. Utilizado principalmente durante las festividades y celebraciones religiosas, su sonido profundo y resonante marca el ritmo de las danzas y los cantos tradicionales que han acompañado a los gomeros durante siglos, recordando a sus habitantes la conexión con la tierra y sus antepasados.

La poesía de la vida cotidiana

Otro de los tesoros que alberga la isla colombina es el Romancero gomero, una tradición oral que ha perdurado a través del tiempo, reflejando las vivencias, pasiones y tragedias de sus habitantes. Los romances, que en esencia consisten en relatos poéticos en verso, narran historias de amor, aventuras y hechos históricos, mezclando la realidad con la ficción en una combinación que ha fascinado tanto a locales como a foráneos. Ofrecen una ventana en la que adentrarse en la sabiduría popular, creencias y costumbres gomeras.

Esta valiosa colección de romances tradicionales tiene su origen en la península ibérica. Con la llegada de las poblaciones castellanas, estos relatos se integraron en la cultura gomera, convirtiéndose en una cápsula del tiempo que ha preservado estas narraciones poéticas durante más de cinco siglos. Un ejemplo notable es el descubrimiento en El Cercado de uno de los relatos perdidos de “Las Mocedades del Cid”, una obra que se creía extraviada y que, tras su hallazgo, se conserva exclusivamente en La Gomera.

Transmitidos de generación en generación, los romances a menudo se recitan en reuniones familiares o festividades, demostrando cómo esta particular expresión artística se integra en la cotidianidad.

Estas tres joyas de la corona, son arraigados elementos culturales que han moldeado y definido a sus habitantes a lo largo de los siglos. Son tesoros inmateriales que no solo enriquecen el patrimonio cultural de Canarias, sino que también ofrecen al mundo un ejemplo de cómo la tradición y la modernidad pueden coexistir en armonía. Sus ecos seguirán resonando en las montañas, valles y corazones de La Gomera, recordándonos que, en cada silbido, golpe de tambor y verso, se esconde una historia que merece ser contada.

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