Cada rincón de Tenerife refleja una rica amalgama de acentos e idiomas. La multiculturalidad y diversidad que caracterizan a las Islas Canarias son factores determinantes en la vida diaria de sus habitantes. El Archipiélago ha servido históricamente de punto de encuentro para diversas culturas. Alemanes, colombianos, argentinos, uruguayos y, especialmente, venezolanos guardan una estrecha relación con esta tierra. Por cercanía no es. Entre ambos países hay un gran charco llamado Atlántico que convierte en largo cualquier viaje, ya sea por mar o por aire.
Aún así, Canarias guarda sabores, palabras, historias y lazos profundos con la nación caribeña. En las calles de Tenerife, se entrelazan relatos de lucha, esperanza y, a menudo, añoranza. La isla ha acogido a miles de venezolanos que buscan un nuevo comienzo, evocando un vínculo forjado décadas atrás cuando los canarios emigraron a Venezuela en busca de una vida mejor. La historia se repitió.
En la década de 1960, los españoles, especialmente gallegos y canarios, formaban la comunidad de emigrantes más significativa en Venezuela. La conexión entre Canarias y la Tierra de Gracia está marcada por historias entrelazadas: muchos canarios se trasladaron a Venezuela atraídos por las oportunidades del boom petrolero, llegando a construir sus vidas y dejando legados que van más allá de los lazos sanguíneos. Hoy, sus descendientes regresan hacia las Islas Canarias, buscando seguridad y nuevas oportunidades en la tierra de sus ancestros con lo que eso implica. Una nueva vida, nuevos amigos, retos y sobre todo, una renovada realidad.
Según datos oficiales del censo, actualmente residen más de 70.000 venezolanos en el Archipiélago, una gran comunidad integrada en la sociedad canaria y que sufre por la situación en su país de origen desde la distancia.
Las recientes elecciones venezolanas, celebradas hace exactamente una semana, han reavivado una herida abierta en la comunidad venezolana en las Islas Canarias. Las acusaciones de fraude electoral han sobrevolado a escala internacional, en el contexto regional y ha intensificado la preocupación entre los oriundos residentes en las Islas.
En este sentido, DIARIO DE AVISOS ha conversado con varios miembros de la comunidad venezolana de las Islas. Las historias son dispares entre ellas. Algunos se fueron para no volver y con la clara intención de huir.
Otros aún lloran su marcha, a la familia que se quedó atrás o la vida que soñaban en su tierra. Pero el denominador común entre todos es el amor a una nación, que vive en estos momentos una grave crisis.
A pesar de las dificultades y del riesgo de represalias por parte del gobierno venezolano, muchos han decidido hablar y dar un paso hacía delante en pro de defender eso que ahora está en peligro: la libertad del pueblo. Desde la lejanía, la mayoría de ellos experimenta con dolor el constante ciclo de violencia en su país natal. Con una realidad marcada por sangre, muerte y represión, el amor por Venezuela persiste entre los jóvenes y mayores que, aunque nacidos allí o con frecuentes visitas, comparten una profunda preocupación por la grave crisis que atraviesa su nación.
Analizan el pasado, el presente y el futuro que, aunque ahora es incierto, en su totalidad esperan ver una Venezuela nueva, unida y volviendo a ser una nación rica, no solo en petróleo, sino en derechos, democracia y libertad.
Pilar Cañellas “Venezuela con Chávez se convirtió en un país invivible”
Pilar Cañellas es una mujer de 79 años que vivió más de cuatro décadas en Venezuela, a donde llegó con sus padres. A pesar de la inseguridad, Cañellas recuerda un país “lleno de oportunidades”. El régimen de Chávez la empujaron a regresar a Canarias en 2003. “Venezuela con Chávez se convirtió en un país invivible. Sentíamos una inseguridad terrible, era una guerra de guerrillas”, recuerda. Pilar, apunta, que hace tiempo tomó la decisión de no volver.
Agustín Rodríguez “Deseamos que la trazabilidad del voto funcione”
Agustín Rodríguez, presidente de la Unión Canario-Venezolana, destaca la desilusión con el sistema electoral que ha impedido a la mayoría de los venezolanos, en el exterior, participar en el proceso. “Deseamos que la trazabilidad del voto funcione”, afirma, refiriéndose a la esperanza de una elección justa. “Aún hay un atisbo de esperanza en el apoyo internacional y en el deseo de que Venezuela recupere su paz y bienestar”,
concreta.
Vanessa Quevedo “La comunidad internacional debe presionar al régimen”
Vanessa María Quevedo Jelambi, camarera y creadora de contenido, también señala la gravedad de la situación. Con una mezcla de desesperanza y determinación, Quevedo denuncia la crisis humanitaria, la represión y las violaciones a los derechos humanos que enfrentan los venezolanos. “Es crucial que la comunidad internacional continúe presionando al régimen de Maduro”, afirma, subrayando la necesidad de solidaridad global.
José Haz “La preocupación es constante”
José Haz, quien lleva seis años en Tenerife, comparte el sentimiento de angustia que impregna a la comunidad venezolana en el exterior. “La preocupación por lo que pueda ocurrir en Venezuela y por nuestros seres queridos es constante”, dice. Para José, el papel de los venezolanos en el extranjero es informar y difundir la situación para dar visibilidad a la crisis y abogar por una solución pacífica y justa.
Carlos Lobo “En mi ciudad hay cada vez más detenciones y muertes”
Carlos Lobo, llegó a Tenerife en noviembre de 2018, narra su experiencia de su tierra natal, San Cristóbal, en el estado Táchira. Explica que su comunidad, conocida coloquialmente como “gochos”, ha sido una de las más afectadas por el régimen de Nicolás Maduro. “San Cristóbal es conocida por su gente trabajadora y valiente, pero desde que comenzó la dictadura, es una de las ciudades con más detenciones y muertes”,
señala.
‘María’ “Hay luz al final del túnel tras la revolución”
María (nombre ficticio, ya que la entrevistada prefiere no revelar su identidad por miedo a represalias) es una joven venezolana que hace un año se mudó a Tenerife. “Mis abuelos vinieron de Tenerife a Venezuela en los años 50. Crecí escuchando historias sobre las islas, y nunca imaginé que, al final, yo haría el camino de regreso para escapar de la crisis. Creo que hay luz al final del túnel tras la revolución”, concluye.
Guillermo García “Venezuela ha pasado de una democracia a una dictadura”
Guillermo García Delgado, quien vivió el auge y la caída de Venezuela desde su rol en el sector privado, siente una profunda tristeza por la transformación de su país natal. “He visto la transformación de Venezuela de un país democrático a un país dictatorial”, dice Guillermo, cuya experiencia personal refleja la decepción de muchos que vieron sus esperanzas desmoronarse con las expropiaciones y la crisis económica.
Carlota Escobar “Siento dolor y rabia viendo todo lo que está sucediendo”
Carlota Escobar Jiménez es una joven estudiante de magisterio infantil que expresa el dolor de una generación que ha crecido con el peso de la crisis venezolana. “Siento dolor y rabia viendo todo lo que está sucediendo”, confiesa. Para Carlota, la lucha por la libertad y la justicia es una misión personal, y aunque se siente impotente desde Tenerife, su compromiso con la verdad y la justicia la impulsa a seguir exponiendo las injusticias.