Las obras que se acometen en la TF-31, una de las principales entradas al municipio de Puerto de la Cruz (en este caso, por el túnel de Martiánez), permitirán solucionar el problema de escorrentías que sufre esta carretera, que debe ser cortada al tráfico en épocas de intensas lluvias debido a la cascada de agua que se precipita a la vía desde el barranco de Los Pastores y a los desprendimientos que se ocasionan.
Se trata de un problema “histórico” de la ciudad turística, que deja a conductores y peatones sin uno de los principales accesos de entrada y salida al municipio debido al riesgo que supone para su seguridad.
Los trabajos, cuyo coste asciende a 600.000 euros, comenzaron el 16 de septiembre y se prevé terminar antes de fin de año. Así lo aseguró ayer la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, quien visitó la zona para comprobar in situ el desarrollo de las obras, acompañada por el consejero insular de Carreteras, Dámaso Arteaga; el alcalde, Leopolfo Afonso, varios miembros de la Corporación municipal y técnicos.
Dávila subrayó que se trata de una actuación “compleja” desde el punto de visto técnico, pero que pondrá fin a los problemas que tiene esta carretera insular, “que la convierten en un lugar peligroso para los 20.000 y 25.000 vehículos y peatones que circulan por aquí, dependiendo del tramo y la época del año”, según expuso.
Dámaso Arteaga explicó que los trabajos consisten en “realizar un marco de hormigón armado para que el agua discurra por encima de la calzada y el paseo peatonal anexo a la vía, de tal forma que la carretera no se vea afectada”.
Cortes de la vía
Debido a su complejidad, la actuación requiere el corte total de la carretera de acceso por Martiánez hasta que concluyan las obras para garantizar la seguridad de las personas. En ese sentido, pidió colaboración a los vecinos para que no transiten por este punto en este tiempo y respeten las indicaciones de las normas y las señales de la obra. “Intentaremos hacerlo a la mayor brevedad, pero hay obras que duran lo que duran y es difícil intentar hacerlas con más celeridad sin poner en riesgo a los trabajadores o los propios trabajos”, sentenció.
Además, explicó que se trata de un punto muy singular porque los operarios “van a trabajar con una vivienda que se encuentra muy cerca de esa desembocadura de canalización del barranco”.
En el caso del carril de bajada hacia entrada a Puerto de la Cruz por Martiánez, se cortará desde el punto kilométrico 2+600, a partir del que se desviará el tráfico a la zona conocida como La Paz. En lo que respecta al carril de subida hacia la TF-5, desde el punto 4+400, se desviará el tráfico por la Avenida Aguilar y Quesada.
La actuación comenzó con la colocación de 24 micropilotes de unos 30 metros de profundidad para, luego, realizar el marco, que será íntegramente con hormigón armado. Estará conformado por una losa de cimentación de canto 1 metro en toda la superficie y dos muros de apoyo. El muro interior (lado montaña) tendrá una altura de 8,5 metros con canto de 80 centímetros, mientras que el muro exterior (lado mar) tendrá una altura de 6,5 metros con un canto de 60 centímetros. Ambos muros irán enterrados un metro sobre la cota actual del firme.
La losa del forjado del techo será de 80 centímetros y sobre la misma se realizará un canal para el paso del agua, con un ancho libre de 8,10 metros y una altura de 1,5 metros. La conexión del canal con el terreno con el canal superior se hará respetando y adecuándose a la orografía del talud actual, previamente desbrozado. Tras la finalización de los trabajos necesarios para el encauzamiento del barranco, se repondrá el pavimento asfáltico y la señalización horizontal previo a la apertura al tráfico.
Impacto en la zona
Consultado sobre si los micropilotes que se instalarán tienen algún impacto para las viviendas de la zona, Arteaga contestó que, “en principio, se intenta buscar la seguridad y, además, el ancho que tiene es de escasamente 11 metros. Creo que es al revés, sobre todo para las viviendas que están adosadas a este punto va a permitir mejorar la sujeción de toda la ladera”.
El alcalde agradeció al Cabildo de Tenerife la “celeridad” a la hora de afrontar una obra importante para el municipio que terminará con “un problema histórico en cuanto a las escorrentías que se generan en esta vía y que ha conllevado, durante décadas, graves problemas en cuanto movilidad y tráfico”.