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“Es para mí una satisfacción que lo que hago con tanta pasión llegue directo al corazón del público”

Nancy Fabiola Herrera, cantante lírica y uno de los Premios Taburiente en la novena edición de estos galardones

Su “contribución extraordinaria a la sociedad” es un prestigio a voces. La Fundación DIARIO DE AVISOS ha entregado a la cantante lírica Nancy Fabiola Herrera uno de los Premios Taburiente en la novena edición de estos galardones. La “musicalidad sobresaliente” y una “dominante presencia escénica” caracterizan a la versátil artista, que ha interpretado a una distinguida variedad de personajes durante casi cuatro décadas. En un rincón del hotel Mencey, de cinco estrellas, comparte emociones y conversaciones con el resto del elenco junto a miembros de la organización del certamen y del colofón, la ceremonia. Con una sonrisa de ilusión no reprimida, confiesa que le encantaría actuar en el cine o la televisión en un papel normal. Sería una oportunidad de película.

-Entre tantas distinciones, ¿qué representa este Premio Taburiente?
“Los galardones y los premios son un mimo. En mi caso, a una labor de muchos años. Y yo tengo la inmensa fortuna de poder decir que me dedico a lo que amo. Es algo que he hecho con mucha pasión, dedicación. Siempre, con un criterio de querer mejorar, de ofrecer al público lo mejor de mí. Me gusta la excelencia a la hora de preparar las cosas. Es una satisfacción interna cuando sabes que lo puedes hacer mejor y presentar ese producto al público. Pienso que se llega más directo al corazón. Evidentemente, estos años de carrera no han estado exentos de sacrificio. Pero, bueno, sarna con gusto no pica [risa]. Le he puesto mucho cariño y pasión. Este Premio Taburiente es también un homenaje a mi familia, que me ha apoyado en todo momento. Como canaria, más allá de que comparta la nacionalidad con Venezuela, recogerlo en mi tierra le aporta un valor especial”.

-El acento testimonia esa complicidad…
“Al igual que muchos canarios, mis padres emigraron a Venezuela. Vivieron allí diez años y cuando yo era pequeña volvieron a Canarias y crecí aquí. La verdad es que hay una mezcla, porque mi marido es uruguayo y estoy en contacto con mucha gente latinoamericana. Aunque casi toda mi familia es de Gran Canaria, mi bisabuelo era de Tenerife, don Pancho Herrera. Este premio se lo dedico a ellos”.

-Una gala en el emblemático Teatro Guimerá…
“¡Qué honor! Además, premian la labor en diversos campos y eso me parece muy bonito. Es una manera de animarnos a seguir adelante en lo que estamos haciendo. Constituye una sorpresa y un agradecimiento muy grande por considerar que lo que tú has hecho ha repercutido en la sociedad. Me siento muy feliz”.

-¿Cuál es el cometido de una mesosoprano?
“Cada cantante lírico cumple una función, con diferentes clasificaciones de voces. Todos somos necesarios. En la mayoría de los papeles escritos los protagonistas suelen ser sopranos y tenores; pero hay muchos papeles protagonistas de mesosopranos, maravillosos también. Ni mejor ni peor”.

-¿Los sopranos son los capos de la escena?
“¡Ya! Entiendo la broma, por la serie. Yo diría que los capos de la escena son los tenores”.

-¿Por qué?
“Porque interpretan papeles heroicos, de galanes. Y, en cierto modo, las sopranos. Habitualmente, representan a personajes de muchachas, mujeres jóvenes con fuerza”.

-¿El aspecto físico influye en la potencia de la voz?
“En un tiempo se asoció al cantante de ópera con una persona gorda, robusta, de cuerpo grande… Había otro cuidado físico en épocas en las que el canon de belleza era distinto al de hoy en día. Ciertamente, la caja torácica de las personas grandes es mayor. A veces eran problemas, no estética. Como la tiroides es una glándula que está cerca, detrás de las cuerdas vocales, se daban situaciones de hipotiroidismo o hipertiroidismo mal tratados. Muchos casos de obesidad en el canto se debían a problemas físicos, no tanto a comer con glotonería. En el canto tampoco puedes atiborrarte. Desde luego, influye la alimentación. Los ejercicios para mantener la forma no estaban de moda. Esa imagen ha cambiado”.

-¿Cuál es el mayor sacrificio para una cantante lírica?
“Para la gran parte de nosotros, el mayor sacrificio es estar lejos de nuestros afectos. Lo demás depende del cuerpo de la persona, de la psique, de que conozcas cuáles son tus límites. Hay colegas míos que antes de cantar no hablan nada, es su rutina. Yo hago una vida normal. A unos les perjudican los taninos [compuestos químicos naturales] del vino y otros toman por un tubo. Unos fuman y otros no. El tabaco no es lo más apropiado para los pulmones ni para las cuerdas. La disciplina varía”.

-¿Algún tipo de gargarismo? ¿Eso de la clara de huevo?
“En el fondo, existe una razón de ser: suaviza, crea como una película… Regularmente no hay que hacer nada extraordinario para proteger la garganta; lo que haría cualquiera. Sí que es bueno que mantengamos una higiene nasal, limpiar la nariz”.

-¿Cómo se entrenan?
“El calentamiento muscular correspondiente, jajaja… Si alguien se siente enfermo, hay unos elementos naturales, como la miel, que ayudan a suavizar. Conviene que las vías respiratorias estén limpias”.

-¿Muchas manías?
“¡De las más locas!”.

-¿Les acompaña un ángel de la guarda?
“Imagino que será el otorrino particular especializado en voces de cantantes, que conoce la rutina nuestra y te orienta”.

¿De qué manera se manifiesta el miedo escénico?
“Varía según cada circunstancia. Debes afrontarlo y controlarlo para que no vaya en detrimento tuyo. Hay que aprender a manejar sobre todo la cabecita, que juega malas pasadas. Con los miedos nos autosaboteamos muchas veces, de modo que interesa utilizar herramientas para calmarte, centrarte e ir hacia adelante”.

-Por encima de los 60 papeles en los más de 35 años de carrera… ¿Qué personaje se lleva la palma?
“El personaje que más se ha repetido es el de Carmen [con música de Georges Bizet y libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, basado en la novela homónima de Prosper Mérimée]”.

-El debú en el Metropolitan Opera House, de Nueva York, ¿no?
“Fue con Suzuki, en Madame Butterfly. El mes anterior. Carmen es un personaje precioso musicalmente, maravilloso. ¡Muy bonito! Bailas, tocas las castañuelas, te metes bajo la piel de esta gitana. ¡Me encanta! He hecho cosas muy variadas, incluso en el papel de hombre”.
¡Vaya!
“En una ópera, una tragedia lírica, inspirada en la historia de Romeo y Julieta: I Capuleti e i Montecchi, de Vincenzo Bellini [libreto en italiano de Felice Romani]. Capuletos y Montescos. Hacía de Romeo, un personaje difícil vocalmente. ¡Una gozada! En un muchacho, una voz de soprano quedaría muy aguda. La de una mezzo se parece más a la de un joven. Era una práctica de la época [la obra se estrenó el 11 de marzo de 1830 en La Fenice, Venecia]”.

-¿El que más dificultades entraña?
“Cada papel entraña su dificultad. Un reto para mí ha sido encarnar a Bernarda Alba [Federico García Lorca]. Lo estrené en Madrid y lo representé en la Ópera de Tenerife hace casi tres años. Es de los más duros que he hecho. Dalila es un personaje que se las trae, una mujer de rompe y rasga [música de Camille Saint-Saëns y libreto en francés de Ferdinand Lemaire]”.

-¿Y en la lista de los deseos?
“Amneris, en Aída [de Giuseppe Verdi], es uno que espero interpretar en breve. Otro personaje sería Santuzza, prometida de Turiddu, en Cavalleria rusticana [Nobleza rústica o Caballerosidad rústica, un melodrama con música de Pietro Mascagni y libreto en italiano de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci]”.

-¿Qué hace Florencia en el Amazonas?
“Regresa para encontrarse con Cristóbal, su amado. Es una creación del mexicano Daniel Catán, con libreto de Marcela Fuentes-Berain, que se basa en el realismo mágico de Gabriel García Márquez. La historia comienza en el puerto donde El Dorado va a emprender un trayecto por el río. Ópera de Tenerife introdujo esta composición en España, tras un recorrido por América y dos presencias en Europa (Alemania y Suiza)”.

-En noviembre de 2023 llegó al Metropolitan de Nueva York…
“Interpreté a Paula, junto a Ailyn Pérez, la protagonista, y Gabriella Reyes, como Rosalba. Era la tercera vez que el Metropolitan neoyorquino programaba una ópera en español y la primera en cien años”.

-¿El público exigente intimida cuando se pasa de inteligente?
“Por lo general, el público es amable y no asusta. ¡Hum! Hay ciertos teatros difíciles en Italia. Parma y la Scala, de Milán, creo que son los más problemáticos. Antes tiraban sillas al escenario”.

-¡Qué peligro! ¿A qué suena la rosa del azafrán?
“A una de las zarzuelas más representativas. Precisamente, acabo de venir de un pueblo de Ciudad Real que se llama La Solana, donde se celebra una Semana de la Zarzuela, la 41ª ya, que ha sido declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Uno de los momentos más aclamados en el teatro Tomás Barrera fue la representación de La rosa del azafrán [adaptación libre de la comedia de Félix Lope de Vega El perro del hortelano, con música de Jacinto Guerrero]. Me han nombrado Ama Mayor, el personaje principal. Es un género que amo y con el que comencé mi carrera en la lírica”.

-Un género no tan chico…
“¡Extraordinario! En el siglo XVIII, el entretenimiento en España era ir a la zarzuela o al teatro. Se pagaba por cada acto: el género grande, de tres y el chico, uno. Para que todo el mundo tuviera acceso, se hacían zarzuelas cortitas, de una hora, a las que acudía un público con no tanto poder adquisitivo. Se denomina así por la duración, no por la categoría. Son 12.000 los títulos de zarzuela registrados: 9.000 de ellos españoles y 3.000 latinoamericanos”.

-En agosto brindó un tributo Benicasim, en la provincia de Castellón…
“Sí, por mi implicación en la internacionalización del festival lírico Ópera Benicàssim. Desde la primera invitación, en 2014, ha mantenido un vínculo profesional y personal con la ciudad y su festival”.

-Resaltan que la aportación ha sido superlativa y que ha permitido abrir las puertas a la curiosidad y la expectación en el ámbito internacional…
“Por el teatro municipal Francesc Tàrrega pasaron [en la XVI edición] grandes figuras de la ópera internacional, como Vanessa Goikoetxea, George Gagnidze y la canaria Cristina Ramos [ganadora de Got Talent, en España, y La Voz, en México]. ¡Fantástico! En la jornada inaugural coincidí con la soprano Vanessa y la pianista Laïla Barnat, con el programa Divas en dúo. Quiero mostrar mi agradecimiento al director, Roberto Turlo, y, por descontado, al público. Felicito también a mis acompañantes de repertorio”.

-Pablo Meléndez-Haddad, redactor jefe de la revista Ópera Actual, escribió que ambas solistas “demostraron su categoría de estrellas internacionales de la lírica y una gran vocación dramática, ya que cada pieza se transformó en una escena teatral con su propia dramaturgia”…
“¡Me conmueve!”.

-Hay recintos que son iconos de la expresión artística…
“Sí. En España, el Teatro Real, de Madrid, y el Liceo, de Barcelona. La Scala, de Milán, es otro. El Royal Opera House, de Londres; la Bastilla, en París; el Metropolitan Opera House, de Nueva York; la Ópera de Sídney, en Australia… Son templos de la música. He cantado en todos esos menos en la Scala”.

-Algunos canarios cantan como un ruiseñor…
“En Canarias existe una gran cantera de voces. Nuestro folclore se parece mucho a la lírica”.

-Las rondallas…
“¡Claro! Muchos de nuestros cantantes que triunfan en la lírica vienen del folclore, como los tenores Celso Albelo, Jorge de León y Pancho Corujo, y la soprano Davinia Rodríguez”.

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