La Catedral de Sevilla fue ayer escenario de una misa solemne, presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, en la que fue beatificado el padre José Torres Padilla, canónigo de la Catedral de Sevilla y cofundador de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, nacido en San Sebastián de La Gomera.
Desde primera hora, la catedral se llenó de devotos y autoridades eclesiásticas y civiles que se acercaron para rendir homenaje a José Torres Padilla. En total, alrededor de 8.000 personas se dieron cita en la Catedral y sus inmediaciones, donde se instalaron pantallas para que se pudiera seguir la ceremonia. Desde La Gomera llegó una delegación de más de 70 personas, encabezada por el obispo emérito Bernardo Álvarez, el párroco Juan Ramos, el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, y la alcaldesa de San Sebastián de La Gomera, Angélica Padilla. El administrador diocesano, Antonio Pérez, mostró su alegría por que un nuevo canario haya sido elevado a los altares. Pérez invitó a los diocesanos a participar en las misas de acción de gracias que van a celebrarse en Tenerife, La Gomera y La Palma.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue el descubrimiento del cuadro de José Torres Padilla, obra del pintor Raúl Berzosa. La pintura, que representa al padre con un libro y una cruz, simboliza su papel como mentor de santa Ángela de la Cruz y cofundador de la congregación de las Hermanas de la Cruz. En la obra, el paisaje de La Gomera se muestra a la izquierda y la Catedral de Sevilla a la derecha, uniendo su lugar de nacimiento con su legado espiritual en Andalucía. Cuando se develó el cuadro, las campanas de la Giralda resonaron, y una ovación emocionada llenó el recinto.
Una vida dedicada a los más necesitados
José Torres Padilla nació el 25 de agosto de 1811 en San Sebastián de La Gomera y falleció en Sevilla en 1878. Desde joven mostró una inclinación hacia la espiritualidad y el servicio a los demás, influenciado en parte por su entorno familiar. Tras la muerte de sus padres, fue acogido por un familiar, junto a sus hermano. A los 16 años, José Torres Padilla se trasladó a Tenerife para estudiar en la Universidad de La Laguna, donde comenzó a formarse en filosofía, lógica, matemáticas, latín y humanidades. Su vocación religiosa lo llevó a Sevilla para continuar sus estudios de Teología, tras el cierre de la universidad en Tenerife. Durante su estancia en Andalucía, fue protegido y guiado por el arzobispo Cristóbal Bencomo, otro canario, que ocupaba una posición destacada como preceptor del rey Fernando VII.
En 1836, a los 25 años, fue ordenado sacerdote y celebró su primera misa en Sevilla, ciudad en la que desplegaría toda su vocación pastoral.
Fue un hombre pobre, humilde y con una profunda espiritualidad. Los testigos declararon que “recorría incansablemente los barrios de la ciudad, especialmente Triana, para atender a los pobres e indigentes”. “Se decía de él que era una especie de prestamista a fondo perdido; un canónigo extraño que tiene por amigos a vagabundos y vendedores ambulantes, añadió el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos.
Su ministerio no solo se caracterizó por el cuidado de los más necesitados, también por la dirección espiritual de numerosas personas, entre ellas santa Ángela de la Cruz, con quien fundaría la Compañía de las Hermanas de la Cruz.
A lo largo de su vida mantuvo una fuerte conexión con su tierra natal. Su parroquia de la Asunción, en San Sebastián de La Gomera, aún conserva dos cuadros que el padre donó en 1860, representando a la Virgen y a San Agustín y a la Virgen con el Niño. La devoción que los gomeros sienten hacia él sigue viva, y prueba de ello es la presencia de una escultura en su honor junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en San Sebastián.
En 2014, el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, abrió el proceso de beatificación del padre Torres Padilla, un paso importante que concluyó en 2016 con la fase diocesana de su causa. Posteriormente, en 2022, el Papa Francisco lo declaró Venerable al reconocer sus virtudes heroicas. Un milagro atribuido a su intercesión, la curación inexplicable de una Hermana de la Compañía de la Cruz, fue el acontecimiento que marcó el avance final de su beatificación. El milagro se verificó en 2018, cuando una religiosa, que padecía una enfermedad grave, recuperó su salud tras pedir la intercesión del padre José Torres Padilla. Este hecho fue crucial para que el 14 de marzo de 2024 el papa autorizara la beatificación.
Hoy, domingo, 10 de noviembre, la catedral de Sevilla será nuevamente escenario de una misa de acción de gracias, en la que se honrará la vida y obra de José Torres Padilla.