En el corazón de Tenerife, donde la niebla abraza las laderas y los barrancos susurran historias milenarias, nace Anaga, Naturaleza Infinita, la película documental que rinde homenaje a uno de los parajes más excepcionales de Canarias. Este documental, dirigido por el cineasta realejero Pedro Felipe Acosta y promovido por la Fundación DIARIO DE AVISOS, fue presentado el pasado jueves en Multicines Tenerife, revelando los secretos de un macizo que no sólo alberga vida, sino que también inspira a conservarla. En esta entrevista, el autor nos invita a descubrir los desafíos y las emociones que dieron forma a esta obra, un canto a la frágil biodiversidad de nuestro entorno.
-¿Qué le motivó a dedicarse a la cinematografía de naturaleza y cómo ha evolucionado su perspectiva sobre la conservación ambiental durante su carrera?
“Desde muy joven, sentí la llamada de la naturaleza. La cercanía de mi casa natal de espacios naturales como La Ladera de Tigaiga, propició que este fuera como el patio de juegos de mi infancia y adolescencia. Ahí comencé a descubrir valores naturales desconocidos para la gran mayoría de la población. Desde esa época, tenía la ilusión de poder compartir y transmitir esta riqueza natural con el objetivo de concienciar y lograr la conservación, tanto de espacios naturales como de la flora y fauna presentes en ellos. A lo largo de estos 35 años de carrera cinematográfica, se han producido algunas noticias positivas, como la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Canarias, aprobada en 1987, que vino a poner un poco de luz sobre un territorio que hasta ese momento estaba completamente a oscuras y a merced de promotores turísticos que ocupaban espacios tan insólitos como los acantilados del norte y oeste de la isla de Tenerife. Eso, y una progresiva educación ambiental, han posibilitado una mayor sensibilidad a la hora de llevar a cabo cualquier proyecto que afectara directa o indirectamente a nuestros espacios naturales”.
-¿Qué diferencia a Anaga de otros lugares que ha explorado y documentado?
“Anaga resulta único e incomparable, un espacio de grandes contrastes, que han hecho posible el desarrollo de una diversidad de ecosistemas y una biodiversidad excepcional. Refugio de numerosas especies exclusivas, en sus roques marinos, encuentran abrigo importantes colonias de aves marinas. Asimismo, se localizan hábitats extremos que incluyen costas acantiladas, sucesiones de profundos barrancos, con formaciones de cardonal-tabaibal, bosques termófilos y la representación de laurisilva más rica en especies de Canarias, destacando la Reserva Natural Integral del Pijaral”.
-¿Cómo ve el papel del cine documental en la sensibilización sobre cuestiones ambientales?
“El documental supone una potente herramienta para generar conciencia, sensibilizar y movilizar a la población frente a la problemática ambiental. Por eso creo firmemente que los cineastas debemos seguir construyendo películas que nos sigan haciendo reflexionar. No es ver una película como simple espectador; el objetivo implica mucho más, anima a pronunciarse y convertirse en protagonista de lo que ésta relata”.
-¿Qué le inspiró para elegir Anaga para este proyecto?
“Hasta la fecha, este excepcional macizo no había sido objeto de un documental que abordara con rigurosidad el patrimonio natural que todavía atesora. Por esta razón, elegí Anaga, con el fin de dar a conocer y poner en valor este extraordinario legado, confiando además en su destino como herramienta esencial para la educación ambiental”.
-¿Qué aspecto del macizo de Anaga le sorprendió más durante la filmación?
“Sin duda, la noche, así como descubrir una gran diversidad de invertebrados que, tras la puesta de sol, salen de la hojarasca para comenzar una nueva jornada bajo la protección de la oscuridad. En Anaga, se citan unas 2.500 especies de invertebrados terrestres, y fue toda una aventura poder filmar algunas de estas diminutas criaturas”.
-El documental incluye elementos científicos y visuales impactantes. ¿Cómo fue el trabajo con los expertos científicos para asegurar la precisión del contenido o aquello a tratar?
“Desde el comienzo de mi labor cinematográfica, siempre he contado con el asesoramiento científico de los más destacados especialistas de las Islas. Con ellos, todo resulta más fácil porque me asegura, algo que ha sido una de mis preocupaciones, dotar de rigor a mis trabajos. Con ellos, he descubierto otros mundos desconocidos para mí”.
-¿Qué emociones espera evocar en los espectadores al ver ‘Anaga, Naturaleza Infinita’?
“Lo más importante es que salgan con emociones positivas, que se sorprendan al descubrir una naturaleza tan cercana y a la vez desconocida, y que sirva para que la dura realidad y los problemas de conservación que afectan a Anaga los anime a ser más cuidados con este entorno tan rico y la vez tan frágil”.
-¿Cuál fue el mayor reto técnico o logístico al grabar en Anaga, un entorno tan diverso y, a veces, inhóspito?
“El mayor de los retos fue, sin duda, las tareas de rodaje en el Roque de Fuera, donde estuvimos varias jornadas. Llegar hasta él ya es en sí complicado; descargar todo el material necesario y poder filmar las especies allí presentes representó un desafió logístico importante”.
-La música suele ser un componente poderoso en sus documentales. ¿Qué rol juega la banda sonora en este proyecto?
“En los documentales de naturaleza, la música juega un papel decisivo. Se puede decir que es como un puente emocional que conecta la historia con el corazón del espectador. En Anaga, naturaleza infinita estoy convencido de que, tanto la historia narrada como su banda sonora, causarán impacto en los espectadores. He tenido la suerte de contar durante mi trayectoria con un músico de gran sensibilidad, que ha puesto su sello en todos mis documentales y, además, éste esconde un final que seguro sorprenderá”.
-¿Qué amenazas considera más urgentes para la biodiversidad de Anaga y cómo podemos abordarlas como sociedad?
“Son muchas las amenazas que se ciernen sobre el Parque Rural. La enorme presión humana que ha producido el descontento entre la población del macizo, también causa molestias a su biodiversidad. La proliferación de plantas invasoras, como el rabogato, y la introducción de especies exóticas, como el cangrejo de rio americano, son algunas de ellas. Pero, quizás, su mayor amenaza sea el cambio climático, que provoca sequías cada vez más largas y frecuentes. El cambio climático supone una gran amenaza contra la que debe luchar toda la humanidad, y nosotros somos parte de ella. En Anaga, podemos trabajar para conseguir regular la enorme afluencia de visitantes y el impacto que ocasiona en sus ecosistemas, además de controlar las especies exóticas e invasoras”.
-Si tuviera que resumir el mensaje principal de ‘Anaga, Naturaleza Infinita’ en una frase, ¿cuál sería?
“Conocer para amar y conservar”.