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La casa del siglo XIX en El Toscal que se resiste a desaparecer

Los dueños luchan para que el Ayuntamiento proteja la vivienda en el plan del Conjunto Histórico del barrio santacrucero, al afirmar que forma parte del pasaje de una ciudadela

En el número 50 de la calle San Francisco Javier, en pleno corazón de El Toscal, una antigua casa terrera del siglo XIX se resiste a desaparecer, a pesar de que en los planes urbanísticos previstos tras la reforma del conjunto histórico de este núcleo capitalino, que lleva a cabo la Gerencia de Urbanismo, se contemplaba su derrumbe para construir una plaza a través de la cual poder acceder a una de las tres ciudadelas que aún se mantienen en este enclave.
La edificación, de color blanco y con una pequeña ventana al exterior, no solo está llena de recuerdos familiares sino también patrimoniales, pues según defienden sus propietarios, entre otras alegaciones que han presentado para luchar por la supervivencia de la infraestructura, cuenta en su interior con un antiguo aljibe que debería de ser protegido, entre otros elementos arquitectónicos que esgrimen como defensa del patrimonio, además de que forma parte del propio pasaje que que comunica con la ciudadela a proteger.

El portavoz de la familia, e hijo de la propietaria, Jorge Guevara, explicó a DIARIO DE AVISOS que en la casa, originariamente, era donde vivían los aparceros encargados de cuidar una de las fincas que se ubicaban en esta zona en aquellos tiempos. Posteriormente, la parcela se dividió en pequeños solares, donde se construyeron más viviendas tras la expansión de la ciudad, dando así lugar a las conocidas ciudadelas que, a su vez, se rodearon de viviendas terreras destinadas a la clase obrera santacrucera, entre ellas la del número 50 de San Francisco Javier.

La casa perteneció a la abuela de la actual propietaria, quien al fallecer dejó en herencia la vivienda y en cuya escritura se descubrió que ocultaba un tesoro en su interior, un antiguo aljibe soterrado que hoy es uno de los tantos motivos que esgrimen en su defensa para salvarla, pues de ahí se proveía de agua a toda la ciudadela anexa. “Llevamos años luchando para que no derrumben nuestra propiedad que, además, estaba inicialmente protegida”, explicó el afectado.

El problema se agravó cuando el Ayuntamiento capitalino decidió cambiar los criterios iniciales del plan especial de Protección del Conjunto Histórico de El Toscal, al presentar informes en los que sí se contemplaba la demolición de esta casa al considerarla en ruinas y, por tanto, procediendo a descatalogarla de su protección. Una decisión que llevó a la propietaria, Nieves Hernández, a recurrir hace más de seis meses ante la Justicia, solicitando que su vivienda volviera a quedar dentro del catálogo y, por tanto, a salvo del derribo.

Tras presentar un contencioso-administrativo contra el Plan de El Toscal, los tribunales dieron la razón a la familia, lo que obligó a la corporación municipal a replantear el proyecto, que había sido aprobado el 28 de junio de 2024 por el pleno municipal, y a realizar una modificación menor del mismo. Una paralización cautelar “de la que aún no se sabe nada más y se sigue sin acuerdo”, subrayó Guevara.

Alegaciones

Recordó que “las primera alegaciones que presentamos contra el plan fueron en 2014, cuando murió mi abuela, y desde entonces ha sido un calvario de informes y suplicatorios. Levamos media vida batallando contra el Ayuntamiento y todo sigue en el aire. Además, tras ganar el contencioso, la corporación nos ofreció la opción de llegar a un acuerdo extrajudicial, pero hasta la fecha nadie se ha puesto en contacto con nosotros salvo para comunicar que tenemos que permitir la entrada a los técnicos que realizarán el estudio”, afirmó.

“No sabemos cuál es la intención del Ayuntamiento con querer derribar la casa para agrandar el acceso a otras colindantes de la misma época que sí están catalogadas y a las que incluso se les permitirán remontas. Por tanto, este plan es como un caballo de Troya en el que al parecer hay modificaciones a la carta, pues a unas casas se las ha favorecido mientras que a la nuestra, que también forma parte del mismo pasaje, se la quiere demoler”, detalló Guevara.
Por ello, la familia pide que se les informe y, sobre todo, que “tengan en cuenta los estudios técnicos efectuados por el área de Patrimonio del Cabildo, que en 2018 avaló la conservación de esta casa, así como el realizado por un arquitecto, que puso en valor la tipología de esta vivienda, que se enmarca en las características de casa tapón, al completar el cerramiento del pasaje que comunica con la ciudadela. Lo que no entendemos es como estos peritajes dicen lo contrario a los del Ayuntamiento, que parece querer destruir lo que es evidente”, alegó.

Los propietarios, que actualmente residen en Lanzarote, recuerdan que esta casa tiene valor patrimonial, forma parte del pasaje de la ciudadela y, por tanto, de la historia de la ciudad, pero además posee un gran valor sentimental, pues ha sido heredada, generación tras generación. “Mi abuela, que heredó la casa de su madre, fue la última propietaria, y además era conocida en el barrio porque acudía a las reuniones de los vecinos de El Toscal para salvar la zona”, detalló Guevara.

Un barrio que ahora parece estar dividido al respecto, pues desde la Asociación de Vecinos Señor de las Tribulaciones se ha solicitado ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias el derribo de esta casa para permitir la futura construcción de la plaza que contempla la reforma del Ayuntamiento. “Hay cosas inexplicables alrededor de esa idea de acabar con una vivienda del siglo XIX para conservar una ciudadela de casi el mismo tiempo, cuando lo cierto es que se integra en el resto de la trama urbana que se pretende salvaguardar”, apostilló.

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