Por Benjamín Reyes / Carolina Yuste (Badajoz, 1991) participó este sábado en las V Jornadas del Oficio Cinematográfico, en el Auditorio Alfredo Kraus, en el marco del 24º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. La intérprete es la ganadora del último Goya a la mejor actriz por su papel en La infiltrada. Su carrera ha sido meteórica. En 2016 apareció en el mediometraje Historias románticas (un poco) cabronas. En solo una década ha aparecido en 10 largometrajes, 7 series y 3 documentales. Desborda talento y simpatía a raudales.
-¿Cuál ha sido su motivación para participar en las V Jornadas del Oficio Cinematográfico?
“Últimamente agradezco mucho habitar lo artístico en otros lugares distintos a Madrid. Soy de Badajoz y de adolescente agradecía mucho cuando venía gente de otras partes del mundo cultural. Ahora que formo parte de este mundo, una de las cosas que más me motivan es acudir a otras ciudades para compartir mi experiencia”.
-¿Hubo alguna película que le hizo decir: “Voy a ser actriz de cine”?
“La verdad es que no. De pequeña lo que quería era ser bailarina. Ya de adolescente lo que me llamaba la atención era el teatro, estar encima de un escenario”.
-Su carrera ha sido meteórica. En una década ha aparecido en 10 largometrajes, 7 series y 3 documentales. ¿Cómo lo ha vivido?
“Ha sido todo muy rápido. Siento que ha sido muy excepcional, pero a la vez coherente con lo que yo quería. Es muy difícil llegar y luego mantenerse. Hace poco escuché a Vicky Luengo, que es amiga, decir lo mismo”.
-Recientemente ha ganado el Goya a mejor actriz por ‘La infiltrada‘. ¿Siente que es mejor actriz desde que se lo dieron?
“No [se ríe a mandíbula batiente]. Esto no es así. Ganar no es ser la mejor. Un año toca que te lo den y otro año no. La profesión artística es muy subjetiva. Al recibir un premio recibes el reconocimiento y el cariño de la gente. Encarnar el personaje de La infiltrada fue muy complejo al principio, porque son temas muy delicados que requieren de respeto y cuidado. Sentí mucha confianza con Arantxa Echevarría, sentía que tenía a alguien que me sostenía”.
-Ha rodado cuatro veces bajo las órdenes de Echevarría. Supongo que es con quien mejor sintoniza en un set de rodaje.
“Es la persona con la que ahora mismo tengo más confianza. He sincronizado muy bien con otra gente como Alejandro Marín, con el que estrenamos ahora la serie La canción. También con David Trueba. He tenido mucha suerte con la gente con la que he rodado”.
“Siento que mis 10 años de carrera han pasado muy rápido, pero a la vez han sido coherentes con lo yo quería”
-¿Qué es lo bueno y lo malo de ser actriz?
“Lo bueno es que te hace un ser humano más empático. Aprendes a mirar. Conoces otras realidades que no son la tuya. Y lo malo, la exposición pública o renunciar a estar con mis padres en Badajoz”.
-En 2020 protagonizó el éxito comercial ‘Hasta el cielo’. Sin embargo, después ha aparecido en películas más intimistas. ¿Ha sido algo intencionado?
“No creo. He ido seleccionando los proyectos que me han emocionado y en los que yo creía que podía aportar algo”.
-En ‘Saben aquell’ interpreta a Conchita, personaje que padecía cáncer. ¿Se acercó a personas que padecían esta enfermedad?
“Desgraciadamente es una realidad cotidiana y lo he vivido con gente de mi familia o en mi entorno de amigos”.
-Ha codirigido el cortometraje ‘Ciao bambina’, que aborda el cambio de género. ¿Por qué se decidió por este tema?
“Porque se trata de un amigo. El cortometraje aborda su proceso de transición de género. Él me dijo que lo quería grabar y quería que lo hiciéramos juntos. Pues dije: vamos para allá. Decidí hacerlo por amor”.
-¿El cine del siglo XXI es más diverso que el del siglo XX?
“Sin duda. Tiene sentido. Ahora hay otras miradas y se empiezan a exigir espacios para todo tipo de voces. Aunque todavía queda camino por recorrer”.
-Su último trabajo estrenado es la serie ‘La canción’. ¿Por qué hay que verla?
“Porque es muy hermosa y narra el acontecimiento histórico de la victoria de Massiel en Eurovisión con La, la, la en 1968. Sobre todo relata lo que estaba pasando en España durante el franquismo. Refleja cómo mucha gente estaba en silencio y no pudieron ser ni amar ni expresarse por la represión que sufrían. Se puede ver en Movistar”.
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