El Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González de la Universidad de La Laguna realiza cuenta con grupos investigadores especializados en química orgánica, biomedicina, biotecnología, ciencia de los materiales, arqueología y paleoambiente. Entre ellas investigan nuevos tratamientos para mejorar la salud humana, buscando las moléculas que logren curar diversas enfermedades, entre ellas el cáncer”.
-¿Cómo ha evolucionado el Instituto de Bio-Orgánica desde los primeros pasos con Antonio González hasta la actualidad?
“Es un centro que su origen en los años 60 para el estudio productos naturales presentes en las plantas de nuestro entorno. Canarias es una zona de gran biodiversidad con hay muchísimas especies vegetales y la idea en aquel momento de Antonio González fue empezar a estudiarlas. Esto fue creciendo, se fue expandiendo, se establecieron colaboraciones con otros lugares del planeta, principalmente latinoamericanos, donde también tienen su biodiversidad y en estos años se han ido estudiando plantas tanto de un lado como del otro del Atlántico a través de formación de personal que ahora ocupa puestos responsabilidad en distintas universidades Latinoamericanas, así como personal de aquí que se ha formado y forma parte de la planta de la Universidad o de otros centros de investigación, incluso de algunas industrias. Con el paso de los tiempos, esas líneas de investigación naturales fueron evolucionando por esa gente que salía fuera, aprendiendo otras técnicas y el siguiente paso natural en la búsqueda de esos usos de aplicaciones de esas moléculas, que principalmente se han enfocado hacia el tratamiento de la salud humana, ha sido buscar maneras de fabricar no solo las moléculas que producen las plantas, sino también hacer pequeñas modificaciones sobre las mismas para lograr medicamentos o fármacos que serán utilizados para curar dolencias”.
-¿Cuantos grupos de investigación y personas forman parte del centro?
“El Instituto ha ido evolucionando en investigación bio-orgánica multidisciplinar hacia varias líneas de trabajo y hoy en día tenemos siete grupos de investigación donde ya no solo se trabaja en productos naturales, hay uno que trabaja productos naturales marinos, otro con productos naturales bioactivos y otro utiliza los productos naturales bioactivos para hacer síntesis, y además tenemos grupos de síntesis, como el que desarrolla metodología sintéctica, otro grupo de síntesis que hace materiales funcionales avanzados y nanociencia, otro grupo de micromorfología arqueología y biomarcadores que estudia esas moléculas para intentar ver cómo era el clima en el pasado y los asentamientos humanos en Canarias y diferentes zonas del planeta y cómo fue la primera colorización que hicieron nuestros antepasados, y un grupo que estudia la actividad biológica de las moléculas de esos compuestos de origen natural y sintético para lograr dianas terapéuticas. El personal del Instituto está formado por 19 miembros investigadores permanentes de la Universidad y alrededor de 25 doctorandos. También tenemos el apoyo de alumnado de trabajo fin de grado (TFG) y trabajo fin de máster (TFM) de la Universidad de La Laguna o incluso de otros países que vienen a hacer una estancia con nosotros, además de estancias de investigadores o personal en formación de otros países, principalmente de latinoamerica y de la Unión Europea, aunque también suele venir gente de Asia y de África”.
-Siempre se han utlizado las plantas del entorno para curar o aliviar dolores y síntomas
“Efectivamente, pero si esa planta crece en Indochina, pues solo la podrían utilizar las personas que viven donde crece la planta y el resto no podría beneficiarse de esa curación. Entonces, lo que ha hecho la química es separar el principio activo y fabricarlo en cantidades suficientes para que una persona en cualquier lugar del planeta tenga el acceso a ese producto que le va a producir un efecto terapéutico para curar su dolencia. Los principios activos, que tienen el efecto positivo, son los que se aislan y se utilizan en medicina porque, el problema de utilizar toda la planta es que, está acompañado de otras sustancias que a lo mejor no tienen un efecto positivo. Entonces, hay una serie de consideraciones que la gente tiene que tener en cuenta sobre todo en cierto tipo de plantas y de sustancias. No hay mayor problema en tomar una infusión de plantas conocidas para una dolencia leve, pero si quiere tratar una enfermedad grave, tiene que acudir a un médico para que le recete el principio activo que es necesario para su tratamiento”.
-No parece recomendable el uso de las medicinas alternativas para el tratamiento de enfermedades graves como un cáncer
“La gente cuando tiene un problema, evidentemente trata de buscar una solución y muchas veces lo que hace es agarrarse a cualquier clavo ordiendo. El problema es que hay gente interesada que se aprovecha de la buena fe, de la buena voluntad y de la desesperación de esas personas y entonces les dan gato por liebre”.
-Forma parte de la Organización Europea para la Investigación y Tratamiento del Cáncer
“El grupo de investigación Biolab que lidero trata de encontrar nuevas moléculas que tengan potencial para ser utilizadas en tratamiento de cáncer, es decir, vemos cómo actúan e intervienen con los diferentes tipos de tumores y, por ahí, intentar ogrecer unas nuevas herramientas terapéuticas. Nosotros trabajamos en colaboración con múltiples grupos a lo largo del mundo que nos envían sus muestras, nosotros las analizamos, trabajamos con ellos en cómo se pueden modificar esas moléculas, se hacen nuevas versiones, nos las reenvían y desde ese punto de vista estamos intentando avanzar en el descubrimiento de posibles opciones terapéuticas. Yo soy miembro activo desde 2007 del grupo de farmacología y mecanismos moleculares de la ORTC, y ya organizamos anteriormente en Tenerife un congreso en 2012, y este año hemos repetido porque es un grupo multidisciplinar donde hay gente que trabaja tanto a nivel preclínico como clínico y todos vamos aportando conocimientos. Cada tumor tiene una causa y un tratamiento distinto, por lo que la investigación debe centrarse en desarrollar soluciones personalizadas. Pero al final, quienes toman las decisiones de los cambios de los tratamientos son los oncólogos y nosotros les damos la información para que consideren si pueden aportar ese nuevo modelo de tratamiento a sus pacientes, porque cada paciente es un mundo y va a requerir un tratamiento individualizado para su tipo de enfermedad”.
-Además luchan contra las grandes farmacéuticas y contra la Agencia Europea de Medicamento y otros centros que son las que fiscalizan y dan el visto bueno a los tratamientos.
“Efectivamente, además uno de los principales problemas que nosotros tenemos es cómo abordar el desarrollo de nuevas terapias, porque hasta ahora todo depende del poder económico y son las grandes compañías farmacéuticas las únicas que pueden llevar a cabo una gran inversión de dinero para sacar los productos al mercado. Si se dan cuenta sustituir un producto suele ser bastante más complicado, ya no solo desde el punto de vista regulacional, sino también el punto de vista económico. Y al final vivimos en un sistema capitalista que, por suerte o por desgracia, funciona así. Desde los sistemas académicos, lo que podemos hacer es aportar al conocimiento, investigar y encontrar nuevas moléculas, pero realmente no va a haber un interés por parte de una compañía farmacéutica en desarrollar un producto salido de la Universidad si ellos no van a tener una contraprestación o beneficio, lo cual es lógico. Nosotros trabajamos mucho en el conocimiento básico para ayudar a los clínicos que hoy en día están trabajando con los fármacos que están aprobados para darles una mejor aplicación”.
-La Laguna acogió a expertos de la Organización Europea para la Investigación y Tratamiento del Cáncer. ¿Qué problemas tienen las terapias actuales ante los tumores resistentes?
“Se pusieron sobre la mesa diferentes tipos de aproximaciones a los problemas existentes con ciertas terapias y qué alternativas se están buscando, sobre todo desde el punto de vista de la medicina personalizada o individualizada, es decir, atender a los tumores en cada persona en concreto, los avances que tenemos son todavía prematuros para llevarlos a una fase clínica. Sabemos que económicamente para un sistema de salud es bastante caro, pero sí es cierto que se va a necesitar cada vez más que en lugar de dar fármacos por decirlo así genéricos o que vayan a a todos lados, tipo bombas pues que cada persona reciba el tratamiento que le corresponde. Otro tema muy importante que abordamos son los efectos secundarios que generan, por ejemplo, la quimioterapia a las personas que han aplicado esa terapia y luego ya han sueprado la enfermedad. Siempre pueden quedar secuelas debido al tratamiento utilizado y eso es algo en lo que normalmente no le prestamos atención porque priorizamos curar a la persona, pero también interesa que se cure de la mejor manera posible, es decir, que no queden secuelas y desgraciadamente esto no es posible con todos los tipos de fármacos. El reto es complicado, hay que seguir investigando en nuevos fármacos que eviten esos efectos secundarios”.
-¿Qué otras cuestiones se abordaron en el Congreso?
“Los compañeros en Francia están haciendo esos estudios un poco más detallados para poder administrar la combinación perfecta de fármacos a las personas en función de sus características. Entonces, hay un tipo de tumores que son resistentes y se ha visto que el tratamiento estándar o habitual no da en ellos resultados esperados. Por tanto, se puede mejorar esos resultados en base a una búsqueda de cuál es la mejor forma de combinar esos patrones para mejorar el efecto que tienen. Las resistencias se generan desde el primer momento en el que empiezas a aplicar tratamiento, porque hay unas células que sí van a responder, pero hay otras células en las que no funcionan y estamos estudiando la causa, y el por qué son más difíciles de tratar, o incluso por qué se producen las recaidas. Evaluar el comportamiento de un fármaco, mejorar la fase de administración, analizar cómo ciertas condiciones genéticas pueden afectar a los resultados clínicos. Por nuestra parte, buscamos recortar los tiempos para encontrar posibles candidatos a fármacos contra el cáncer, estamos trabajando en sistemas que utilizan inteligencia artificial para, con todos los datos que vamos generando, que nos den pistas sobre cómo actúan las moléculas que tenemos en estudio, de manera que podamos acortar esas fases preclínicas que suelen durar en torno a unos 8 años. Desgraciadamente gran parte de nuestro trabajo no se ve, pero incluso, en ocasiones da igual lo que encuentres si es el mercado [una compañía farmacéutica] la que valorará si apuesta por sacarlo o lo deja en espera. Para el mundo académico es inabordable invertir 1.500 millones de euros en un producto farmacéutico, superar los diferentes fases de estudio, que lo aprueben las agencias internacionales y después ponerlo en fabricación y en distribución. Nuestro objetivo avanzar en el conocimiento para que el siguiente que venga detrás pueda encontrar las bases para continuar”.
-¿Cómo logran la financiación de sus proyectos?
“La financiación que conseguimos viene del Ministerio, que suele ser bastante regular con los proyectos, aunque no dan todo el dinero que deseamos ni todas las ayudas que se necesitan. También de la Comunidad Autónoma, pero es bastante más errática en sacar las convocatorias y es deprimente el apoyo que se recibe. Luego están las convocatorias europeas que son difíciles de acceder porque necesitas grandes consorcios y por la lejanía cuesta interaccionar. Mientras que la financiación privada es mucho más complicada de lograr”.