El profesor Enrique González Cabrera (Las Palmas, 1980) es doctor ingeniero químico por la Universidad de La Laguna desde 2008, con la especialización en el tratamiento y la regeneración de aguas residuales. Cuenta con más de veinte años de experiencia en investigación académica e industrial en ese ámbito. Ha publicado más de 50 artículos en revistas científicas internacionales, varios capítulos de libros y ha desarrollado más de 30 ponencias en congresos especializados. Ha participado en más de 10 convenios de investigación con los principales organismos locales y empresas del sector de gestión del agua. Es profesor en el Departamento de Ingeniería Química de la ULL desde hace ocho años, con responsabilidad en la docencia de asignaturas de Grado y Máster, en las áreas de Ingeniería, Química y Ciencias Ambientales. Recientemente ha obtenido la plaza de profesor titular de Ingeniería Química, en el departamento del mismo nombre. Se le considera como una autoridad en España en el tratamiento y regeneración de aguas residuales.
-El hecho de vivir en islas, ¿dificulta sanitariamente la eliminación de las aguas residuales?
“Bueno, como en otros ámbitos de nuestra vida como isleños, también tenemos aquí algunas limitaciones”.
-¿Como por ejemplo?
“El principal inconveniente es la limitación de espacio, unido a otros factores como son la orografía de las islas, la existencia de una superficie importante de espacios protegidos y la dispersión de la población. Todo ello hace que las estaciones depuradoras y de regeneración se tengan que ubicar en sitios muy específicos y utilizando tecnologías muy compactas. Es lo que se ha venido implantando en las últimas décadas con un éxito notable”.
-¿Qué tipo de bacterias y de virus actúan en el mar, en una evacuación descontrolada de residuos y cómo pueden afectar a los usuarios de las playas?
“En las aguas no tratadas que se vierten al mar, típicamente se suelen identificar varios microorganismos patógenos, incluyendo bacterias del tipo e.coli, enterococcus, salmonella o legionella, microorganismos parásitos como giardia y cryptosporidium y algunos virus como adenovirus, enterovirus, hepatitis o rotavirus. Generalmente, la ingesta del agua o de alimentos contaminados suele derivar en infecciones gastrointestinales, urinarias y en otras enfermedades”.
-Pues me quedo muy preocupado, a la vista del panorama.
“Tenemos que considerar que, si bien en el mar hay un efecto de dilución y las especies tienen un tiempo de permanencia variable –de horas a días, según el tipo de microorganismo-, un vertido de agua no tratada en zona de baño tiene riesgo muy importante sobre la salud pública. Fíjate en lo que ocurrió en las pasadas Olimpiadas de París con aquella atleta que estuvo internada varios días después de nadar en el Sena, que presentaba niveles de contaminación bacteriana elevados, como consecuencia de las lluvias y del desbordamiento del alcantarillado”.
-La solución parece que está en las depuradoras y en las desaladoras. ¿Qué instalación es más conveniente?
“Permíteme una matización previa que ayude a entender el dilema que planteas”.
-Adelante.
“La depuración es un requisito indispensable asociado al consumo de agua: es necesario eliminar todos aquellos contaminantes introducidos durante el uso que, si se vierten al mar, producen un impacto negativo sobre la salud y el medio ambiente. La cuestión es, ¿una vez depurada el agua es conveniente y viable realizar un tratamiento adicional –de regeneración- para poder reutilizarla en otros usos, como el riego de cultivos, jardines o campo de golf?”.
-¿Y cuál es la respuesta?
“La respuesta no es sencilla, pero dependerá en gran medida de la disponibilidad y del coste de los otros recursos hídricos en esa región. Aquí en Canarias, con excepción de la isla de La Palma, tenemos un déficit de recursos naturales. Es decir, que con las aguas subterráneas y el agua almacenada en presas y embalses no cubrimos la demanda. Y es en ese contexto donde surge el dilema que planteabas: ¿Cómo se complementan esos recursos naturales, con desalinización de agua de mar o con regeneración de aguas depuradas? Desde un punto de vista económico, la regeneración tiene unos costes de operación más favorables, por lo que es, desde mi punto de vista, la mejor opción. Además, tenemos que empezar a considerar el agua residual como un recurso y no como un vertido. Fíjate que no sólo se puede obtener agua regenerada, sino también fertilizante y energía, siendo ésta una fuente importante de energía renovable”.
-Enrique, hemos perdido calidad en las playas y, como consecuencia, banderas azules. ¿Pagaremos las consecuencias?
“Indudablemente. Hay malestar y desconfianza y es normal. Somos gente de mar y nos gusta disfrutar de nuestras playas. La imagen que proyectamos en el exterior, especialmente en el sector turístico, es muy mejorable”.
-¿Aprenderemos la lección?
“Yo creo que sí y también que estamos empezando a hacer las cosas bien. Se están actualizando y mejorando las grandes depuradoras, se están construyendo otras con la mejor tecnología disponible y tengo la certeza de que, en breve, seremos un referente nacional de eficiencia hídrica. Si dejamos trabajar a los técnicos, que los tenemos, y muy buenos, dentro del Consejo Insular de Aguas, y les damos la financiación adecuada, estoy seguro de que vamos a recuperar esas banderas azules”.
-Canarias es la región que menos invierte en investigación de toda España. ¿Tiene esto sentido?
“Fíjate, según datos del INE del año 2023, en Canarias se invierte en investigación y desarrollo 136 euros por habitante, mientras que la media nacional está en 470 euros por habitante. En mi opinión, esto no tiene ningún sentido. Tenemos que valorar la investigación y el desarrollo para poder lograr una economía que realmente se base en el conocimiento. Además, en nuestras universidades se hace investigación de calidad, con reconocimiento internacional, a pesar de los pocos medios. En la Universidad de La Laguna cada año mejoramos posiciones en las clasificaciones internacionales. A nivel nacional estamos entre las posiciones 11 y 16”.
(A continuación, le he pedido al profesor Enrique González Cabrera algo que creo muy difícil. Una explicación del procedimiento de tratamiento de las aguas residuales. Comprendo que para un profano, empezando por mí, será muy difícil de entender, pero nuestra obligación es intentarlo. Y voy a aprovechar lo didáctica e informativa que está resultando la conversación).
“En el tratamiento se siguen varias etapas sucesivas, que aumentan progresivamente el grado de depuración”.
-Vamos con ellas.
“En primer lugar, se aplican procesos de separación física del tipo de rejas, tamices, desarenadores/desengrasadores y sedimentadores para eliminar los sólidos de gran tamaño, las arenas, la materia flotante y sedimentable”.
-¿Segunda etapa?
“Un proceso biológico, en el que las propias bacterias que trae el agua residual, previamente concentradas, degradan los contaminantes orgánicos que no han sedimentado en la etapa previa. La mayor parte de estas bacterias son aerobias y, por tanto, necesitan que se les suministre aire”.
-¿Tercera etapa?
“Finalmente, hay una tercera etapa que combina procesos físicos y químicos, en la que se eliminan los sólidos finos, los patógenos, las sales y los contaminantes orgánicos más persistentes. En esta última etapa se utilizan filtros de arena, membranas porosas o densas, carbón activado y cloro o radiación ultravioleta”.
-Hay en nuestra isla una empresa pública, Baltén, que tiene fama de hacer las cosas bien.
“Baltén ha sido pionera, a nivel internacional, en infraestructuras de reutilización”.
-Buena noticia.
“El sistema, con esa tubería que avanza junto a la autopista del Sur, fue el primero de esa naturaleza y con esa longitud. A principios de los años 90 del siglo pasado se plantaron diversas alternativas para aumentar los recursos hídricos y se apostó por reutilizar las aguas urbanas de Santa Cruz en el Valle de San Lorenzo. Con el tiempo se ha demostrado que fue un éxito. El gerente de entonces, Escolástico Aguiar, fue un auténtico visionario. Además, también se apostó por una colaboración cercana con la ULL, con el grupo de investigación del profesor Sebastián Delgado, demostrando que la universidad puede y debe aportar su conocimiento a la sociedad”.
-¿Puede el ser humano consumir el agua reciclada?
“Por supuesto. Actualmente contamos con una tecnología suficiente y segura. Mediante dos modalidades: indirecta y directa. En la primera, el agua regenerada se introduce en los cuerpos naturales (acuíferos y embalses) y luego se vuelve a captar para el consumo. En la segunda modalidad se introduce directamente en la red. Actualmente se realizan ambos y tienes los casos de Singapur y California. Estamos muy cerca de que sea una práctica habitual”.
-Lo del Puerto de la Cruz me parece insostenible. ¿Es eso permisible?
“No, no se debe permitir. Ocurre lo que hablábamos antes sobre las playas. Tenemos que ser conscientes de que es necesario invertir en saneamiento y no sólo en el abastecimiento del agua potable”.
-Pero no se hace, profesor.
“Hemos ido llegando a una situación en la que varios municipios de esa zona se encuentran con una red deficiente, una depuradora que se ha visto superada en su capacidad y unos colectores obsoletos. Ahora se están haciendo las necesarias inversiones que resolverán el problema, pero hemos llegado tarde. Ojalá sea la última vez”.
(El profesor González Cabrera acaba de obtener su plaza de profesor titular de Ingeniería Química en la ULL. Se le considera una autoridad nacional en materia de tratamiento y regeneración de aguas y se le consulta desde muchos lugares. Y es una maravilla cómo me ha explicado –y yo he intentado explicarles a ustedes- la materia en la que es especialista. Tenemos que terminar aquí, pero yo estaría hablando mucho tiempo más con ese sabio en su campo de actuación. Otra vez será).