Un grupo de arqueólogos y científicos ha realizado un descubrimiento que está en portada de todos los medios. Durante aproximadamente 800 años, desde el siglo IV a.C. hasta el siglo IV d.C., un grupo étnico conocido como los Kangju floreció en la región que hoy corresponde al sur de Kazajstán. Aunque esta sociedad tuvo un dominio considerablemente largo en Asia Central, la mayoría de los aspectos de su vida y cultura permanecen en el misterio.
Los investigadores y arqueólogos han identificado que los Kangju tenían orígenes indoeuropeos, hablaban una lengua iraní oriental y probablemente llevaban un estilo de vida seminómada, una elección común entre los grupos étnicos de la estepa euroasiática y Asia Central. Sin embargo, muchos detalles de su existencia han sido reconstruidos a partir de fragmentos de cerámica y otros artefactos que han resistido el paso del tiempo.
Recientemente, se ha descubierto por los arqueólogos un nuevo tesoro de artefactos en túmulos funerarios de 2.000 años de antigüedad en la antigua región de Kangju. Estos hallazgos incluyen joyas, puntas de flecha y un gran espejo de bronce, todos los cuales ofrecen una visión de la sofisticación cultural de los Kangju. Ubicado en el corazón de lo que fue la antigua Ruta de la Seda, Kazajstán muestra a través de estos objetos el impacto de esta red de comercio que conectaba diferentes partes del mundo antiguo.
Científicos y arqueólogos siguen la pista de esta misteriosa tribu y su tesoro
El espejo, por ejemplo, es un artefacto que puede remontarse a los artesanos de la dinastía Han de China, que gobernó entre 206 a.C. y 220 d.C. Espejos similares han sido encontrados entre los restos de otras civilizaciones a lo largo de la Ruta de la Seda, lo que sugiere que la mujer enterrada con este objeto poseía considerable riqueza o importancia. Sin embargo, China no era el único socio comercial de los Kangju. Es probable que estos antiguos habitantes también comerciaran con el Imperio Romano y el Imperio Kushan, otra potencia de Asia Central ubicada más al sur.
Para desenterrar estos artefactos descubiertos por los arqueólogos, un equipo de expertos de la Universidad Ozbekali Zhanibekov, con sede en la ciudad de Shymkent, en la frontera con Uzbekistán, junto con arqueólogos del gobierno local, exploraron tres túmulos en la región administrativa de Turkestán. Como es común en la exploración de ruinas antiguas, dos de estos montículos ya habían sido saqueados, probablemente en la época medieval. Sin embargo, el tercer montículo aún albergaba antiguas maravillas esperando ser descubiertas.
En un comunicado de prensa de varios arqueólogos traducido del kazajo, se informó que, además del espejo, los expertos encontraron otros elementos valiosos como aretes ornamentados, una hebilla de cinturón y un broche romano, subrayando una vez más la ventaja geográfica del montículo a lo largo de la Ruta de la Seda. Aleksandr Podushkin, el líder de esta expedición arqueológica y miembro de la Universidad Ozbekali Zhanibekov, explicó que los Kangju estaban compuestos por diversos pueblos, incluidos los sármatas asiáticos, los Xiongnu, los Kangyu y los posteriores Saki, que posiblemente eran los famosos escitas.
Podushkin, quien ha publicado cerca de 90 artículos relacionados con los pueblos del sur de Kazajstán, ha enfocado parte de su trabajo en analizar las creencias religiosas de los Kangju a partir de artefactos recolectados en el valle de Ugam, también en la región de Turkestán. Este reciente descubrimiento añade una nueva capa de comprensión a la vida de los Kangju y su sofisticada cultura, revelando conexiones comerciales que abarcan vastas distancias y múltiples civilizaciones.
Estos artefactos descubiertos por arqueólogos serán trasladados a la capital, Astana, y se exhibirán en el Museo Nacional de la República de Kazajstán. A medida que expertos como Podushkin continúan encontrando y estudiando estos tesoros escondidos, se espera que la nebulosa imagen de este grupo étnico de Asia Central comience a tomar forma con mayor claridad. Cada descubrimiento contribuye a una comprensión más completa de los Kangju, ofreciendo no solo una visión de sus prácticas cotidianas y creencias, sino también de su papel en el amplio intercambio cultural y económico de su tiempo.
El hallazgo de estos artefactos por arqueólogos no solo ilumina el pasado de los Kangju, sino que también resalta la importancia de la Ruta de la Seda como un conector de civilizaciones. La sofisticación de los objetos encontrados según los arqueólogos indica un alto grado de interacción cultural y comercio, lo que reafirma el papel central de Asia Central en la historia mundial. A través de estos estudios, se espera desentrañar más sobre la vida y la sociedad de los Kangju, proporcionando una ventana a una era de intercambio y florecimiento cultural que dejó una huella indeleble en la historia.