Tenemos claro que el resfriado es la más leve de estas afecciones que estamos padeciendo en el mundo. Un resfriado común alcanza su punto máximo entre el segundo y el tercer día y sus síntomas más habituales suelen ser estornudos, congestión nasal, moqueo, dolor de garganta, tos, goteo de mucosidad en la garganta y lagrimas.
Como norma general el resfriado no suele producir fiebre y tarda en desaparecer entre siete y diez días, un tiempo similar al de la variante ómicron. Un resfriado puede pillar en cualquier época del año, aunque son más comunes en los meses más fríos.
Gripe: proceso febril y dolor muscular
La gripe normalmente viene acompañada de un proceso febril muy común y dolor muscular, pero comparte con el resfriado la tos, los mocos, los estornudos y la congestión nasal, que puede provocar la pérdida del olfato y el gusto en algunos casos.
Pese a que el virus de la gripe puede propagarse durante todo el año, los picos de mayor actividad se registran entre diciembre y febrero, aunque la incidencia puede prolongarse hasta mayo.
Con ómicron no se pierde el gusto ni el olfato
El ómicron se caracteriza por provocar una enfermedad más leve si se compara con las anteriores cepas de la covid-19 y con la gripe, aunque en este caso influye mucho que la persona esté o no vacunada.
Los principales síntomas que se asocian a la variante sudafricana son fatiga extrema, fiebre, taquicardia, aceleración del ritmo cardiaco y dolor muscular.