El descubrimiento de los planetas en el sistema TRAPPIST-1 por el Pequeño Telescopio de Planetas en Tránsito y Planetesimales (TRAPPIST) del Observatorio La Silla en Chile en 2016 marcó un hito significativo en la astronomía. Inicialmente se identificaron dos planetas rocosos, y en 2017, un análisis más detallado reveló la existencia de cinco planetas adicionales, sumando un total de siete planetas. Este hallazgo despertó gran entusiasmo no sólo por la cantidad de planetas descubiertos, sino también por su potencial para albergar agua líquida.
Hasta cuatro de estos planetas se encuentran en la zona habitable de su estrella, una posición ideal para sostener este preciado líquido esencial para la vida.
El sistema TRAPPIST-1 ha mantenido el interés de la comunidad científica debido a la presencia de siete planetas similares a la Tierra, lo que ofrece una oportunidad sin precedentes para investigar la habitabilidad de los exoplanetas. Estos planetas orbitan una estrella enana roja, conocida por sus intensas llamaradas, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de estas estrellas para mantener atmósferas planetarias estables. Una investigación reciente, publicada en el Planetary Science Journal y disponible en el servidor de preimpresión arXiv, se enfoca en estas preocupaciones.
El estudio titulado «Las implicaciones del escape atmosférico hidrodinámico térmico en los planetas TRAPPIST-1» fue dirigido por Megan Gialluca, estudiante de posgrado en el Programa de Astronomía y Astrobiología de la Universidad de Washington. Las enanas M, como TRAPPIST-1, son el tipo de estrella más común en la Vía Láctea y a menudo albergan planetas terrestres, convirtiéndolas en un punto focal en la búsqueda de mundos habitables. Sin embargo, estas estrellas presentan desafíos significativos para la habitabilidad de los planetas que las orbitan.
Hasta 4 planetas podrían albergar vida extraterrestre
Un desafío importante es que las enanas M emiten llamaradas poderosas que pueden aumentar drásticamente el brillo de la estrella en minutos, lo que puede erosionar o alterar las atmósferas planetarias. Además, las zonas habitables de los sistemas de enanas M están tan cerca de la estrella que es probable que los planetas dentro de ellas queden bloqueados por mareas. Este bloqueo significa que un lado del planeta siempre mira hacia la estrella, experimentando luz y calor constantes, mientras que el otro lado permanece en oscuridad y frío perpetuos. Estas condiciones extremas dificultan la existencia de vida tal como la conocemos.
La capacidad de estudiar estos fenómenos es crucial. Los investigadores destacan el potencial del Telescopio Espacial James Webb (JWST) para proporcionar caracterizaciones atmosféricas detalladas. Además, telescopios futuros como el Telescopio Europeo Extremadamente Grande y el Telescopio Gigante de Magallanes prometen mejorar nuestra comprensión del sistema TRAPPIST-1.
La investigación realizó simulaciones de atmósferas tempranas para cada planeta TRAPPIST-1, considerando diversas cantidades iniciales de agua y niveles de radiación estelar.
Los resultados sugieren un panorama desalentador para los planetas más cercanos a la estrella, que probablemente se deshidraten a menos que comiencen con cantidades de agua excepcionalmente altas. Por el contrario, los planetas más alejados, específicamente T1-e, f, g y h, muestran potencial para retener parte de su agua, lo que los convierte en sujetos especialmente intrigantes para estudios futuros debido a su ubicación dentro de la zona habitable.
Las simulaciones del equipo revelaron que los planetas interiores T1-b, c y d probablemente estén desecados, excepto en los escenarios con los mayores contenidos iniciales de agua (>60, 50 y 30 TO, respectivamente), y corren el mayor riesgo de pérdida atmosférica completa debido a su proximidad a la estrella anfitriona. A pesar de este panorama sombrío para los planetas interiores, hay un aspecto positivo para T1-c, que podría retener una cantidad significativa de oxígeno atmosférico, un posible indicador de procesos biológicos.
El sistema TRAPPIST-1 sigue siendo un objetivo de alta prioridad para observaciones futuras, que son esenciales para entender el potencial de vida en estos mundos distantes. Los investigadores concluyen que estas observaciones deben enfocarse en la búsqueda de vapor de agua u oxígeno en T1-c y en estudios de los planetas exteriores del sistema, que podrían contener una cantidad sustancial de agua. A través de estos esfuerzos continuos, podríamos estar más cerca de descubrir si estos planetas distantes realmente pueden albergar vida, acercándonos a responder la profunda pregunta de si estamos solos en el universo.
El estudio completo ha sido publicado en la revista The Planetary Science Journal, y ofrece una visión detallada y rigurosa sobre las condiciones y posibilidades de habitabilidad en el fascinante sistema TRAPPIST-1.