La Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido la seguridad como una prioridad absoluta en sus operaciones diarias. Con el objetivo de reducir la siniestralidad en las carreteras, la DGT ha implementado diversas medidas y soluciones, orientadas a asegurar que todos los conductores sean aptos para manejar de forma segura, tanto para ellos mismos como para los demás usuarios de las vías. Recientemente, se ha aprobado una normativa de gran relevancia que se enfocará en la capacidad física y mental de los conductores, sin importar su edad o experiencia.
Es fundamental comprender que la conducción exige una alta responsabilidad, habilidades técnicas y condiciones físicas y mentales óptimas. El bienestar propio y el de otros usuarios de la vía depende del estricto cumplimiento de las normas de tráfico y del mantenimiento de estos parámetros esenciales. A partir de 2025, la renovación del carnet de conducir o la obtención del mismo por primera vez será más rigurosa en cuanto a los requisitos de salud, aunque no se prevén cambios en las pruebas teóricas o prácticas actuales.
Esta nueva medida, que entrará en vigor próximamente, no discrimina a ningún grupo de conductores en particular. La clave será el estado de salud de cada individuo, y no su edad. Aunque es cierto que algunas patologías son más comunes en la tercera edad, cualquier conductor que presente estas condiciones a una edad más temprana también podría ser considerado no apto para conducir. Los controles médicos serán más estrictos, y la licencia no se renovará, de forma temporal o permanente, a aquellos solicitantes que padezcan enfermedades específicas o que estén bajo tratamientos médicos que puedan comprometer su capacidad de concentración al volante.
El historial médico de los conductores será un elemento crucial en esta evaluación, pero cada caso será tratado de manera individual. Esto se debe a que una misma enfermedad puede afectar a diferentes personas de distintas maneras y los tratamientos pueden variar significativamente. No obstante, tener una enfermedad no implica automáticamente la revocación del permiso de conducir. En situaciones donde las condiciones médicas o los medicamentos son completamente incompatibles con la conducción segura, se declarará a esas personas no aptas para conducir.
Nuevas medidas de la DGT a los conductores
Para aquellos que padezcan alguna de las enfermedades consideradas incompatibles, la única forma de renovar su carnet o obtenerlo por primera vez será mediante un informe médico. Este informe debe certificar que, a pesar de la enfermedad, el individuo se encuentra en condiciones óptimas para conducir. La DGT ha proporcionado una lista detallada de 35 enfermedades que pueden ser incompatibles con la conducción, dependiendo del grado de afectación y del tratamiento recibido.
Entre las enfermedades más comunes que aparecen en esta lista se encuentran afecciones digestivas, endocrinas y respiratorias, así como enfermedades neurológicas y degenerativas como el Alzheimer, demencia, y Parkinson. También se incluyen enfermedades cardiovasculares como arritmias y infartos agudos de miocardio, y otras condiciones como depresión, trastorno de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, y trastornos del sueño. Además, enfermedades oncológicas, trasplantes renales, y ciertos trastornos neurológicos como la epilepsia también forman parte de esta lista.
Cada uno de estos casos requiere una evaluación personalizada por un profesional médico, quien determinará la aptitud del conductor para manejar de manera segura. El objetivo es claro: garantizar que ninguna persona con una condición médica que pueda comprometer la seguridad vial esté al volante. La DGT insiste en que, pese a estas restricciones, la medida no es una prohibición definitiva sino una regulación necesaria para proteger a todos los usuarios de la carretera.
Esta iniciativa de la DGT refleja un enfoque proactivo hacia la mejora de la seguridad vial, priorizando la salud y la capacidad de los conductores. Las nuevas normativas están diseñadas para identificar y gestionar los riesgos potenciales asociados a ciertas enfermedades y tratamientos médicos. A través de controles más rigurosos y personalizados, la DGT busca reducir el número de accidentes y garantizar que solo aquellos que están verdaderamente capacitados estén al mando de un vehículo.
La implementación de estas medidas representa un paso significativo hacia la mejora continua de la seguridad en las carreteras españolas. Con un enfoque basado en datos médicos y evaluaciones personalizadas, la DGT está decidida a asegurar que todos los conductores puedan cumplir con los estándares necesarios para una conducción segura. La colaboración entre los profesionales de la salud y las autoridades de tráfico será fundamental para el éxito de esta iniciativa, cuyo objetivo último es salvar vidas y mejorar la seguridad vial para todos.