Imaginemos a ocho millones de mujeres de toda edad y condición que marchan al unísono, hermanadas por la marca de sus botas, sandalias o tacones de aguja. La visión de este colosal ejército de clientas sirve para hacerse una idea demográfica de la magnitud de los ocho millones de pares de zapatos anuales que convirtieron a la empresa familiar sevillana Marypaz -ahora en concurso de acreedores y con previsible final feliz- en la mayor vendedora de calzado minorista de España. En su año de máxima expansión, en 2013, tenía más de 400 tiendas, empleaba a 1.500 personas y facturaba 140 millones de euros..
Hoy puede darse por contenta con sobrevivir al cierre gracias a la sociedad madrileña Crocea Mors, que mantendrá abiertas 125 tiendas en España con 700 empleados, según su oferta de compra, que ya ha aprobado el juez. Tocó fondo, pero el final feliz ha llegado a las puertas de la Navidad. La empresa ha logrado salvarse tras ser adquiridan el pasado 28 de noviembre.
Esto ha sucedido mientras en el Juzgado de lo Mercantil 2 de Sevilla se dirimía el futuro de Marypaz tras la solicitud de reapertura de concurso de acreedores presentada recientemente por la empresa -controlada por el fondo de inversión con sede en Barcelona Black Toro Capital, que la rescató hace tres años-, EL ESPAÑOL viaja al lugar donde un antiguo policía fundó la cadena reina del zapato bonito y barato. La tienda número uno del listado de casi 200 establecimientos que a día de hoy opera Marypaz en España, Portugal, Marruecos, Túnez y Malta se encuentra en el 45 de la avenida Marqués de Pickman, en el barrio de Ciudad Jardín de Sevilla, distrito de Nervión.
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