La Estación de Series Temporales Oceánicas de Canarias (ESTOC), situada a 112 kilómetros al norte del archipiélago a 3.610 metros de profundidad, ha confirmado un dato que empieza a consolidarse como tendencia preocupante: el aumento sostenido de la temperatura del mar en Canarias.
Esta plataforma de observación, operada por la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), forma parte de dos de las redes científicas más relevantes de Europa, EMSO-ERIC e ICOS, y constituye un nodo esencial para la monitorización del Atlántico Norte. Desde su puesta en marcha en 1994, la estación ha proporcionado datos valiosos para entender la evolución climática en la región y en el conjunto del océano Atlántico, con una especial atención en Canarias, una de las zonas más vulnerables al cambio climático que podrían dejar sumergida parte de la costa de Canarias.
En su última campaña, investigadores y técnicos de PLOCAN, a bordo del buque oceanográfico neerlandés Pelagia, recuperaron la estación para instalar nuevos sensores que garanticen la continuidad de las observaciones. El objetivo es seguir midiendo con precisión parámetros críticos como temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, pH, dióxido de carbono y corrientes marinas.
Estas mediciones han puesto de relieve una tendencia que impacta directamente en Canarias, tanto desde el punto de vista climático como ecológico. La temperatura superficial del mar, uno de los indicadores más relevantes, ha mostrado un incremento constante. En los primeros meses de 2024, la estación registró temperaturas invernales superiores a 20 grados, cuando lo habitual históricamente era de 18,5 grados. Para el mismo periodo en 2025, la media se situó en 19,7 grados, un valor aún por encima del promedio.

Los datos de ESTOC son especialmente significativos para Canarias porque su ubicación permite recoger información directa del entorno oceánico inmediato al archipiélago. A diferencia de las medias que se obtienen de grandes zonas del Atlántico Norte, los registros de ESTOC están influenciados por fenómenos locales y de mesoescala, lo que proporciona una lectura más precisa del comportamiento oceánico alrededor de Canarias.
La subida del nivel del mar en Canarias puede afectar a grandes núcleos urbanos
Andrés Cianca, tecnólogo de PLOCAN, ha subrayado que durante julio de 2024 se detectó una anomalía fría destacada, con un descenso significativo de la temperatura, pero que fue seguida por una recuperación rápida hacia valores anómalamente altos al final de ese mismo año.
Cianca explica que esta alternancia de temperaturas también forma parte de los patrones de variabilidad propios de la región de las islas, donde la mezcla de aguas más frías desde capas profundas puede influir puntualmente. Sin embargo, aclara que esa fluctuación no modifica la tendencia general al alza que los registros vienen mostrando desde hace décadas. De hecho, el informe Clivar ya anticipa que el calentamiento de las aguas en Canarias podría alcanzar los 4,2 grados a finales de siglo en los escenarios más desfavorables.
Este calentamiento marino sostenido en las islas tiene múltiples implicaciones. Una de las más relevantes es la disminución del intercambio de oxígeno y nutrientes en las capas superficiales del océano, proceso fundamental para el crecimiento del fitoplancton, base de toda la cadena trófica marina. La alteración de estos ciclos afecta directamente al ecosistema marino de Canarias, con potenciales consecuencias en la biodiversidad, en la pesca y en el equilibrio de los hábitats oceánicos que rodean al archipiélago.
Los datos generados por ESTOC refuerzan la importancia de contar con infraestructuras científicas permanentes en Canarias para el monitoreo del océano y el clima. La información que se extrae de estos registros no solo tiene valor local, sino que se integra en redes internacionales que permiten analizar el comportamiento global del océano Atlántico. Así, lo que sucede frente a las costas de Canarias puede ser una señal de alerta para procesos más amplios en todo el hemisferio norte.
La comunidad científica continúa trabajando para entender cómo estas variaciones oceánicas están transformando Canarias, no solo en términos climáticos, sino también en su impacto ecológico y socioeconómico. Con una costa estrechamente ligada al mar, Canarias enfrenta el reto de anticiparse y adaptarse a un futuro en el que el océano será cada vez más cálido, más ácido y más cambiante.