La droga entra en Canarias mayormente por vía marítima. Hay parte del negocio ilegal que se interviene desde los puertos. Por eso los narcos tiran de nuevas vías como veleros o submarinos. El más famoso de los narcos gallegos y autor del libro biográfico ‘Toda la verdad’, Laureano Oubiña, ha considerado que las islas Canarias formaría parte de un ecosistema lleno de submarinos hundidos tras hacer el intercambio de cocaína en el Atlántico.
«Soy pensionista y cobro 380 euros al mes. Ningún banco me abre una cuenta para ingresar». Son palabras de Laureano Oubiña, el más famoso de los narcos gallegos y autor del libro biográfico ‘Toda la verdad’. El texto de sus memorias analiza sus momentos más complejos en el laberinto judicial. Aquí puedes comprar el libro.
En 2017 un ciudadano anónimo de Canarias compró en subasta oficial y pública del Estado la vivienda que había sido embargada (en el año 2000) a Laureano Oubiña en A Laxe. Nadie se ha presentado ante los funcionarios para tomar posesión de esa propiedad.
«Fui juzgado y condenado con alguna sentencia y ninguna prueba, lo que pasa es que las sentencias hay que acatarlas y respetarlas, pero yo no comparto muchas. Yo fui traficante de hachís, transportista de hachís y de tabaco en su día. Y café y gasolina en los barcos para la automoción», afirma Oubiña. En la Policía Nacional, Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera se sostiene hay «un salto cualitativo (en los medios de transporte de los narcotraficantes)». De ahí la tesis del cementerio de narcosubmarinos cerca de Canarias.
Laureano Oubiña es tajante: «Los narcos colombianos y algunos de por aquí llevan más de 20 años utilizando narcosubmarinos para transportar cocaína desde Suramérica hasta las costas de Europa y África». Este método fue impulsado por exmilitares soviéticos refugiados en Holanda.
«En 1998 un contacto holandés me presentó a dos de estos oficiales de la armada soviética, que contribuyeron a poner en marcha los envíos con submarinos». Primero usaron embarcaciones soviéticas pero hubo que construir nuevas.
Entonces, Oubiña asegura que, tras un tiempo en los Países Bajos, los oficiales rusos se trasladaron a Sudamérica donde desguazaron los submarinos obsoletos, y comenzaron a fabricar semisumergibles para narcos colombianos.
«Las Fuerzas de Seguridad saben perfectamente quienes trabajan con estos artefactos, saben qué traficantes gallegos pueden estar detrás del narcosubmarino, lo que pasa es que los chivatos no ingresan en prisión ni se les decomisa el patrimonio», afirma el exnarco gallego.
«No, ya no queda en secreto de estado porque han capturado a unos cuantos pringados y hay que darle trámite. No, no interesa detener a nadie más que ya están las cárceles muy llenas», explica.
Sobre una operación policial que culminó con la captura del narcosubmarino el cual transportaba más de tres toneladas de cocaína a bordo, Oubiña opina que tal vez «el submarino venía con problemas y los tripulantes estuvieron esperando que llegaran las embarcaciones a trasvasar la mercancía en alta mar para acercarla a la costa; como no llegaron, el responsable quizás decidió acercar el sumergible hacia la zona costera que él mejor conocía para ponerse a salvo, pero el mal tiempo le complicó su navegación».
Tampoco descarta el cambadés que haya alguna entrega pactada de los narcos a los cuerpos antidroga, «como se ha hecho tantas veces, mientras entraban otras embarcaciones por zonas menos vigiladas».