Como una “bomba de relojería” describía esta semana, en declaraciones a DIARIO DE AVISOS, el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, la situación de la residencia de mayores Hogar Santa Rita II del Puerto de la Cruz, donde la cifra de contagios de coronavirus entre usuarios y personal era ayer de 195. Y dicha expresión bien podría aplicarse al conjunto del territorio insular, no en vano la Isla sumó ayer otros 209 positivos de COVID-19, de acuerdo con la Consejería regional de Sanidad; cantidad que no solo sitúa a Tenerife como claro epicentro de la pandemia en Canarias, sino que nos retrotrae a los peores momentos de la primera ola de la crisis sanitaria.
Un confinamiento domiciliario ya no es mera especulación de las redes sociales o un bulo distribuido por WhatsApp. Es una posibilidad inminente que está sobre la mesa de los expertos epidemiólogos para reducir la expansión de la enfermedad, que hasta la fecha vaga sin control pese a la imposición de restricciones más severas que en el resto del Archipiélago, como un toque de queda desde más temprano o la reducción de los aforos a cuatro personas tanto en espacios públicos como privados. Unas medidas de las que ciertas cuentas trol en la red han llegado a decir que poseen motivaciones políticas, si bien los datos objetivos contradicen las teorías de la conspiración surgidas a raíz de la COVID.
En la jornada de ayer, el Ejecutivo autonómico también tuvo que hacer frente a una importante confusión sobre el decreto que por la mañana había rubricado el presidente Ángel Víctor Torres para regular la entrada de viajeros extranjeros en las Islas. El término “cierre perimetral”, que aplicado a este contexto se trata de un tecnicismo para, legalmente, poder categorizar como válidos los test de antígenos que tanto ha reclamado el sector turístico, chirrió en los oídos de más de un internauta -e incluso medio de comunicación-, que no dudó en infundir la idea de que Canarias se iba a aislar del exterior prácticamente por completo.
No obstante, lo cierto es que la nueva norma, que acepta las referidas pruebas diagnósticas para la llegada de visitantes de otros países, fue aplaudida por patronales y sindicatos, puesto que ya anteriormente habían advertido de que, si se seguía la línea marcada por el Gobierno de España -que únicamente contempla las PCR como filtro de entrada-, peligraría la integridad del pulmón productivo de la Islas. En concreto, los representantes del tejido empresarial agradecieron el trabajo realizado por las consejerías de Turismo y de Sanidad y sus respectivos responsables, Yaiza Castilla y Blas Trujillo, aunque matizaron que “llega más tarde de lo deseado”. Aun así, manifestaron su confianza “en que ayude a recuperar la economía”.
EL FACTOR TENERIFE
Los límites competenciales entre Canarias y el Estado retrasaron y dificultaron la aprobación del decreto que permite el uso de test de antígenos para cribar a los turistas. Sin embargo, existe un factor de mayor peso sobre la atracción de posibles visitantes, y es la incidencia acumulada (IA o casos detectados por cada 100.000 habitantes en los siete días anteriores) del territorio. Un parámetro en el que el Archipiélago había mejorado, tras tomar decisiones extraordinarias, quirúrgicas, allá donde surgía un brote. Pero el caso de Tenerife ya está arrastrando a la comunidad autónoma al precipicio, pues ayer superaba el medio centenar de positivos (52,15), valor de referencia de naciones como Alemania para imponer vetos o cuarentenas.