Una investigación e estudio científico reciente publicada en la revista Nature ha confirmado un fenómeno que, aunque imperceptible a simple vista, podría tener profundas implicaciones para la vida marina y el equilibrio del planeta: el océano está cambiando de color. Según el estudio liderado por científicos del MIT y del Instituto Nacional de Oceanografía del Reino Unido, más del 56 % del océano ha experimentado alteraciones en su tonalidad en las últimas dos décadas, en un proceso directamente vinculado al cambio climático.
Este cambio no se refiere simplemente al azul cristalino o al verde turquesa que apreciamos desde la costa, sino a modificaciones en la reflectancia del agua detectadas mediante sofisticados sensores satelitales, que permiten medir sutiles variaciones en el espectro de luz reflejada por la superficie marina. Estos cambios, explican los investigadores, están relacionados principalmente con la alteración en la cantidad y el tipo de fitoplancton —los diminutos organismos fotosintéticos que forman la base de la cadena alimentaria marina según el estudio científico.
La investigación analizó datos recopilados por el satélite MODIS-Aqua de la NASA desde el año 2002 hasta la actualidad. A través del análisis de las firmas ópticas en diferentes regiones oceánicas, el equipo científico detectó que vastas áreas tropicales y subtropicales han ido adquiriendo una tonalidad más verde, mientras que otras han perdido intensidad cromática, señalando transformaciones en la composición biológica de sus aguas.
El océano cambiando de color revela alteraciones invisibles en el equilibrio marino según el estudio científico
Los autores del estudio destacan que estos cambios no solo son medibles, sino también consistentes con los modelos climáticos que predicen cómo responderán los ecosistemas marinos al calentamiento global. “El color del océano es un indicador de su salud biológica. Cambios en su tonalidad indican que las comunidades de plancton están cambiando, lo cual puede tener efectos en cascada en toda la red alimentaria marina”, explica la doctora Stephanie Dutkiewicz, investigadora del MIT y coautora del estudio.
El fitoplancton no solo es vital como alimento para peces, ballenas y otros animales marinos, sino que también juega un papel crucial en la regulación del clima, ya que absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) durante la fotosíntesis. Si su composición y distribución cambian, también lo hará su capacidad de mitigar el calentamiento global.

El estudio científico del océano ha causado un gran impacto en la comunidad científica, ya que demuestra que el cambio climático está alterando los océanos de formas que van más allá del aumento de la temperatura o del nivel del mar. Cambios en el color del océano son una señal temprana de modificaciones en los ecosistemas marinos, muchas de las cuales aún no comprendemos del todo.
Por ahora, los investigadores no apuntan a consecuencias inmediatas catastróficas, pero sí alertan sobre la urgencia de seguir monitoreando estos cambios. El océano es un sistema interconectado, y lo que ocurre en zonas aparentemente remotas puede acabar afectando a la pesca, el clima costero y la biodiversidad a escala global.
Este hallazgo en el estudio científico se suma a otras señales de alarma sobre la salud del océano: acidificación, pérdida de oxígeno, sobrepesca y aumento de zonas muertas. El hecho de que el océano esté cambiando de color no es solo una curiosidad óptica: es una advertencia silenciosa del impacto humano en el mayor ecosistema del planeta.
La conclusión es clara de este estudio científico: si cambia el color del océano, cambia la vida en él… y, por extensión, la vida en la Tierra. La ciencia ha hecho visible lo invisible. Ahora, el desafío está en actuar antes de que lo invisible se vuelva irreversible.