‘El tambor de hojalata’ resuena en Puntallana

Juan Cruz, periodista y amigo de Günter Grass, rememoró episodios de la vida del escritor en la Fiesta de Arte del municipio, que rindió homenaje a la memoria de un vecino Nobel
Homenaje a Günter Grass en Puntallana. | CÉSAR BORJA

El tambor de hojalata volvió a sonar y lo hizo en Puntallana, el pueblo donde Günter Grass pasó largas temporadas hasta su fallecimiento en 2015. Lo hizo en la Fiesta de Arte, que este año ha estado dedicada a la memoria del escritor y Premio Nobel alemán, y que arrancó con una representación del protagonista de la famosa obra del Premio Nobel, el pequeño Óscar Matzerath, haciendo un redoble de tambor ante la figura de su autor.

La memoria de Günter Grass estuvo presente en toda la velada organizada en el marco de las fiestas patronales de San Juan. La Banda de Música de Puntallana interpretó sendas piezas musicales, una de ellas escrita por el compositor palmero Fran Medina, dedicada a la memoria de Günter Grass, Fuente de San Juan, la zona donde se encuentra la casa del hijo del escritor, Raúl Grass, donde vivió este huésped ilustre que tuvo durante años Puntallana, cuya presencia quiso perpetuar con este acto, que contó con la palabra de una de las personalidades que mejor conocen en España al escritor, el periodista tinerfeño Juan Cruz.

Director adjunto del periódico El País, Juan Cruz fue su editor literario en España y trabó una gran amistad con el escritor, a quien imaginó “feliz en Puntallana”. Incluso se mostró convencido de que se emocionaría escuchando la entrada del pequeño Óscar tocando el tambor por el pasillo central de la Casa de la Cultura. “Cuando le dieron el Nobel, hizo una fiesta muy cerca de su casa, en Lübek, y lo que él quería que se escuchara era el tambor”, rememoró en su disertación.

“Yo tuve siempre la sensación de que Günter Grass era Óscar, no quiso nunca ser el adulto que fue”, subrayó Juan Cruz, que sostiene que esta es la razón por la que “el personaje, que fue vecino de Puntallana, quería vivir entre las cosas sencillas, defendiendo los lugares sencillos y viviendo para causas sencillas. Grass era como un orfebre, un artesano, un obrero de la escritura y la pintura. Un vecino humilde, de un lugar que es grandioso por el alma que tiene, pero pequeño en sus dimensiones. Ese era el tipo de lugar que quería Günter Grass”.

El periodista Juan Cruz fue el mantendor de la Fiesta de Arte. | DA

Juan Cruz no eludió en su exposición como mantenedor de la Fiesta de Arte, presentada por el periodista Zenaido Hernández, uno de los momentos más críticos de la vida Günter Grass, cuando en su país, Alemania, arreciaron las críticas tras dar a conocer en su obra Pelando la cebolla su breve paso por las juventudes hitlerianas. Un episodio que desoló profundamente al escritor, pero que consiguió remontar gracias al apoyo de su familia y amigos.

El mantenedor se detuvo en los encuentros que mantuvo con Grass en la geografía atlántica del autor, que iba desde Faro, al sur de Portugal, a la isla de Lanzarote. Y Puntallana, que “lo relaciona con los libros y el sosiego. El placer tranquilo de vivir sin el sobresalto, que le llevaron a Óscar y a él a usar el tambor de hojalata como un grito que impidiera la maldad y, por tanto, el ruido del mundo”.

Juan Cruz, cuya intervención dio paso a la actuación de la cantante Sislena Caparrosa, concluyó destacando el legado literario de Günter Grass, que representa “un monumento literario de gran calidad humana, que halló aquí, en Puntallana, sosiego y sol , las dos aspiraciones que calmaron y colmaron el temperamento atormentado de su memoria y de su alma”.

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