Por cuarto curso consecutivo, la Consejería de Educación volverá a abrir los comedores escolares de 170 colegios este verano para dar de almorzar a unos 3.000 alumnos cuyas familias están en riesgo de exclusión social. El pasado viernes concluyó el plazo de matrícula y, aunque todavía no se ha realizado el vaciado completo de los datos de todos los municipios, el director general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa, Juan Rafael Bailón, reconoció ayer al DIARIO que se prevé que haya en torno a un millar menos de inscritos que el ejercicio pasado. “El año pasado hubo más matriculados, pero luego la asistencia también estuvo en torno a esa cifra en julio y algo menos incluso en agosto”, destacó Bailón, quien subrayó que, a diferencia de otros años, en esta ocasión se ha intentado dar un carácter más lúdico al programa, “porque muchas veces los niños que se inscribían finalmente no asistían, porque tenían la sensación de que volvían al colegio, como a unas clases de recuperación”. Así, la Consejería también ha tratado de buscar otros perfiles de monitores diferentes, abriendo la posibilidad a personas que puedan impartir talleres deportivos, de informática, etc, al objeto de que estas actividades sean un incentivo más para los menores.
En esta línea, el director general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa explicó que su departamento ha mantenido una serie de reuniones con los concejales de Educación y Servicios Sociales de los ayuntamientos y los directores de los 170 centros cabecera, “para que nos manifestaran sus necesidades y opiniones”. A los consistorios se les solicita la apertura, cierre, limpieza y facilidades de transporte para los niños, aunque hay algunos municipios en los que, por su situación y diseminación de la población, “se buscarán alternativas para poder atender a los matriculados y facilitarles el traslado”, recalcó Juan Rafael Bailón, quien insistió en que “el objetivo es intentar adaptarnos a las características y singularidades de cada municipio, para no interferir en la planificación de cada ayuntamiento y rentabilizar al máximo la prestación de este servicio”.
El Programa de Inmersión Lingüística, que incluye la apertura de los comedores, cuenta este curso con un presupuesto de 1,4 millones, de los cuales 900.000 euros corresponden a la Consejería y los 500.000 restantes serán aportados por el Servicio Canario de Empleo. En esta edición, además de que se han simplificado varios procedimientos, la Agencia Canaria de Evaluación Educativa supervisará el desarrollo del proyecto, con el objetivo de “mejorar los aspectos que sean mejorables y dar una respuesta más ajustada a las necesidades de los niños”.
[su_note note_color=”#d0d3d5″ radius=”2″]Los estudiantes matriculados se han ido reduciendo cada curso
El controvertido Programa de Inmersión Lingüística arrancó el 2 de julio de 2013 con más de 6.000 alumnos inscritos y 163 colegios abiertos. Aunque el objetivo real siempre ha sido la apertura de los comedores escolares para niños cuyas familias tienen dificultades, se idearon una serie de talleres de inglés y otras actividades. En los tres ejercicios siguientes, la inscripción disminuyó, a pesar de que el curso pasado se amplió la oferta a alumnos de 1º y 2º de la ESO[/su_note]