
La recuperación económica ha acabado de un zarpazo con el miedo a perder el trabajo por coger una baja laboral. Según un estudio de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), sobre el absentismo derivado de la incapacidad temporal por contingencias comunes (ITCC), la mejora de la economía puede estar llevando consigo que se esté perdiendo el miedo a perder el trabajo y se esté haciendo en mayor medida un uso indebido de las bajas laborales.
Así, tras el desplome vivido en los años álgidos de la crisis (2011, 2012 y 2013) y tras un par de años consecutivos de crecimiento, el año pasado se produjeron 4.579.773 procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes en toda España, el 16,40% más que en 2015. El gasto en prestaciones económicas por ITCC, a cargo de las mutuas colaboradoras, ascendió a 5.773,03 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 12,42% respecto a 2015
En el caso de Canarias, esta cifra alcanzó los 196.004 procedimientos y el gasto en prestaciones ascendió a 257.634.009 euros. De igual forma, también se ha detectado un aumento de los días de los procesos de baja. En el Archipiélago, la media de una baja estuvo el año pasado en torno a los 46,08 días, cuando en los años de la crisis rondaba los 38 días. Teniendo en cuenta estos datos, el informe estima que durante 2016 un equivalente a 913.019 trabajadores (más de 5 personas de cada 100) no acudieron ningún día del año a su puesto de trabajo. Además, tomando como referencia el Producto Interior Bruto (PIB) para 2016, se obtiene que el valor de los bienes y servicios que se han dejado de producir y prestar para ese equivalente de trabajadores, asciende a 64.603,12 millones de euros, para el ejercicio 2016.
Así, el informe concluye que el absentismo laboral derivado de 4.579.773 procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes a nivel nacional tiene un coste que asciende a más de 75.874,82 millones, de lo que se derivan “graves repercusiones” para los propios trabajadores, para la competitividad de las empresas, para la creación de empleo, para el sistema de protección social y para el crecimiento económico. Ante esta realidad, los empresarios han venido demandado especial atención sobre este asunto, dado que la incipiente recuperación económica se está viendo lastrada, en cierta medida, por el fuerte incremento de las tasas de absentismo. Una circunstancia que también perjudica al propio trabajador, que si hace un “mal uso” de la baja laboral tendrá que cargar con el trabajo del compañero. Por ello, desde AMAT se reclama con cierta urgencia que se aborde la viabilidad del actual modelo de gestión de la prestación de ITCC, y se impulsen todas aquellas medidas orientadas a una mejor gestión y control del absentismo, preservando siempre los derechos de los trabajadores, pero dirigidas a “evitar el uso indebido de esta prestación por parte de una minoría de los mismos”, así como a reducir las cargas administrativas y burocráticas que, en muchos casos, conducen a una duración superior de los procesos, innecesariamente, materializándose en el denominado “absentismo estructural”.
Una de las medidas que podría ayudar, sin duda, a mejorar y a evitar la “picaresca” de las bajas laborales es el reconocimiento de la competencia de las mutuas para emitir altas en los procesos de ITCC, al igual que en las contingencias profesionales cuando ocurre un accidente laboral y es la propia mutua la que da el alta al trabajador.