economía

El ‘fiasco’ del petróleo

Repsol decidió en el año 2015 acabar con la odisea vivida en Canarias sin encontrar crudo de calidad y en las cantidades suficientes como para hacer rentable su extracción
Repsol comenzó la búsqueda de petróleo en el Archipiélago en mayo de 2014, ya con todos los permisos en regla, pero con la oposición del Gobierno regional y de la mayoría de la sociedad canaria. DA
Repsol comenzó la búsqueda de petróleo en el Archipiélago en mayo de 2014, ya con todos los permisos en regla, pero con la oposición del Gobierno regional y de la mayoría de la sociedad canaria. DA
Repsol comenzó la búsqueda de petróleo en el Archipiélago en mayo de 2014, ya con todos los permisos en regla, pero con la oposición del Gobierno regional y de la mayoría de la sociedad canaria. DA

El Ministerio de Energía daba por extinguidos esta semana los permisos de investigación que se concedieron a Repsol para hacer sondeos petrolíferos en Canarias. En la orden, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), el Ministerio dice que ya ha transcurrido el plazo de vigencia de estos permisos y, por tanto, considera cumplidas las condiciones establecidas en la normativa para extinguir la autorización. Tampoco habrá sanción a Repsol, tal y como en su momento aseguró el entonces ministro de Industria, José Manuel Soria, puesto que el Estado entiende que al no realizar los dos sondeos previstos, sino sólo uno, no hay motivo para la multa. Hay que recordar que en 2015 Repsol renunció a las exploraciones al no hallar suficientes recursos para hacer rentable su explotación.

Finaliza así, sin más ruido, uno de los periodos más polémicos y convulsivos de la historia de Canarias tanto a nivel político como social. Político porque este asunto provocó uno de los mayores enfrentamientos entre el Gobierno nacional y regional. Hasta ahora, no ha habido una confrontación tan dura como la vivida durante los años 2012 y 2015 con un Gobierno CC-PSOE en Canarias y del PP en Madrid.

El cruce de acusaciones entre el entonces presidente del Gobierno regional, el nacionalista Paulino Rivero, y el ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, fue una constante, sobre todo desde que este último le concediera los permisos a Repsol para la explotación. Rivero llegó, incluso a convocar una consulta popular que, finalmente paró el Tribunal Constitucional. Hay quien dice que este enfrentamiento, que se llevó al ámbito personal ya que ambos se evitaban y no estaban en el mismo sitio a la vez, venía de antes, cuando Soria ganó las elecciones en Canarias y Rivero pactó con el PSOE para así conseguir la presidencia del Gobierno de Canarias.

A nivel social este asunto se encontró, por supuesto, con las críticas de las asociaciones de ecologistas que estuvieron apoyados por la gran mayoría de la sociedad canaria que veía en las prospecciones de Repsol una amenaza medioambiental y un grave riesgo para la principal fuente de ingresos de las Islas: el turismo. Miles de personas llegaron a salir a la calle en manifestaciones y concentraciones en toda Canarias con el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, a la cabeza. Los sondeos y las encuestas realizadas por el Ejecutivo regional revelaron que el 75% de los canarios estaba en contra de las prospecciones. Personajes del mundo de las artes, como Pilar Bardem o Penélope Cruz se manifestaron en contra de la intención de Repsol de sacar petróleo en aguas próximas a Canarias. La página lanzada en Internet savecanarias.org llegó a recibir más de 33.000 firmas. Todo un clamor social por el NO a las prospecciones en Canarias.

El asunto, incluso, llegó a traspasar las fronteras regionales y nacionales, dando el salto internacional. Fue, precisamente, fuera de nuestro entorno donde, por el contrario, se miraba con estupor la posición del Archipiélago. La prensa internacional no lograba entender como Canarias renunciaba no sólo a extraer petróleo, sino a ver si había. Titulares como Canarias, las Islas que no quieren explotar su petróleo, ocuparon las portadas de los medios internacionales donde Repsol sí contaba con más apoyos. Una región, que en aquella época superaba el 30% de la tasa de paro, en opinión de los analistas internacionales, no podía permitirse el lujo de renunciar a un recurso tan rico y solicitado.

Miles de personas salieron a la calle en Canarias para protestar por las prospecciones. DA
Miles de personas salieron a la calle en Canarias para protestar por las prospecciones. DA

Sin embargo, toda esta polémica que se recrodujo entre los años 2012 y 2015 no es nueva. Se remonta a más de diez años antes, cuando Repsol recibió por parte del Gobierno una autorización en 2001 para efectuar las prospecciones de hidrocarburos en el Archipiélago canario, justo frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. A partir de esta fecha empieza una batalla judicial con recursos y denuncias ante los tribunales que se recrudece en febrero de 2012, cuando el ministro José Manuel Soria, en uno de sus primeros actos en las Islas como miembro del Ejecutivo central, anuncia su intención de reactivar el decreto de 2001 sobre las prospecciones petrolíferas. Inmediatamente el Parlamento Canario aprueba una resolución contra las prospecciones que no sirve para mucho, puesto que semanas más tarde, en marzo de 2012, el Consejo de Ministros autoriza a la petrolera a realizar las prospecciones.

A partir de esta fecha, el Gobierno de Canarias y los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura no salen de los tribunales, y eso a pesar de que el presidente del Repsol, Antonio Brufau, anunció, en Canarias, una inversión de 7.500 millones si finalmente las explotaciones resultaban ser positivas. Pero no fue suficiente. La visita del jefe de la petrolera a las Islas se produjo en 2014 con la idea de tranquilizar a la población y a las autoridades tras la polémica que se estaba produciendo. Se reunió con el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, pero el ambiente estaba ya tan caliente que el encuentro no sirvió para nada. Las posturas de ambos acabaron tan distanciadas como antes de comenzar la reunión. Los intentos de Brufau de “sensibilizar” a la población cayeron en saco roto.

Campañas de publicidad millonarias en los medios de comunicación e, incluso, una ofensiva entre los diputados con tarjetas de descuento en las gasolineras, fueron las armas utilizadas por Brufau para traer la paz a las Islas. Sin embargo, esta ofensiva fue muy mal vista por autoridades y sectores de la sociedad canaria que llegaron a descalificar al presidente de Repsol como godo. Años más tarde, cuando la compañía encontró petróleo en Alaska, Brufau afirmó que lo ocurrido en las Islas fue “tercermundista”, manifestaciones que el Parlamento de Canarias aprovechó para declararlo “persona non grata” por haber faltado el respeto a los canarios. Lo más anecdótico de todo, es que el follón se produjo solo para averiguar si había o no petróleo no para extraerlo. Ese hubiera sido un debate posterior. Finalmente, Repsol no halló petróleo y renunció a sus derechos. Y todo lo ocurrido ha quedado para las hemerotecas.

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