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Honores para el teniente Francisco Grandi Giraud, el héroe olvidado de la Gesta

El teniente Francisco Grandi Giraud, miembro de las Milicias Canarias y agregado al Real Cuerpo de Artillería, cuenta desde ayer con un paseo en la ciudad, muy cerca del lugar donde participó en la defensa de Santa Cruz frente al ataque de la Armada británica
El paseo inaugurado recorre la Avenida Marítima, muy cerca del lugar en el que el teniente Grandi participó en la defensa de Santa Cruz de la Armada británica, comandada por el almirante Nelson, en julio de 1797. / Sergio Méndez
El paseo inaugurado recorre la Avenida Marítima, muy cerca del lugar en el que el teniente Grandi participó en la defensa de Santa Cruz de la Armada británica, comandada por el almirante Nelson, en julio de 1797. / Sergio Méndez
El paseo inaugurado recorre la Avenida Marítima, muy cerca del lugar en el que el teniente Grandi participó en la defensa de Santa Cruz de la Armada británica, comandada por el almirante Nelson, en julio de 1797. / Sergio Méndez

El teniente Francisco Grandi Giraud, miembro de de las Milicias Canarias y agregado al Real Cuerpo de Artillería, cuenta desde ayer con un paseo en la ciudad, muy cerca del lugar donde participó en la defensa de Santa Cruz frente al ataque de la Armada británica, comandada por el almirante Nelson, en julio de 1797. Considerado hasta hoy como el “héroe olvidado de la Gesta”, en aquellas fechas mandaba la batería de Santo Domingo, junto al castillo de San Cristóbal, desde la que cubría la bahía y el espigón del muelle. Posición desde donde, aseguran las crónicas de la época, se disparó el cañón El Tigre, colocado allí gracias a que el teniente Grandi, solicitó una tronera para defender mejor la posición. Durante el acto solemne celebrado ante el lugar donde fue descubierta una placa conmemorativa, el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, valoró el papel interpretado por la Tertulia Amigos del 25 de Julio a la hora de reivindicar este homenaje póstumo. “La actitud de sus miembros ha servido de palanca para que esta efeméride haya adquirido el protagonismo que nunca debió perder, toda una muestra de la pujanza y el peso de nuestra sociedad civil en estos tiempos”, afirmó.

Bermúdez calificó al teniente Grandi como “un chicharrero de pro” entre los patriotas que, “llevados por un espíritu de paz y libertad, decidieron enfrentarse a quienes nos atacaban”, las tropas de Nelson. El acto contó con la presencia del jefe del Mando de Canarias, el teniente general Pedro Galán; el presidente de Puertos de Tenerife, Ricardo Melchior, y el Cronista Oficial de la Ciudad y presidente de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, José Manuel Ledesma, así como el concejal de Cultura, José Carlos Acha; la edil de Patrimonio Histórico, Yolanda Moliné; el concejal de Medio Ambiente, Carlos Correa, y el vicepresidente del Cabildo Alberto Bernabé, entre otras autoridades.

“Como el simple soldado que soy, les estoy muy reconocido a todos por propiciar y participar en este reconocimiento al hijo del comerciante de Santa Cruz, al soldado hecho a sí mismo, al modelo de profesionalidad y valores, en definitiva al verdadero héroe”, señaló el teniente general Galán acerca del homenajeado. Anteriormente, el jefe del Mando de Canarias señaló que, tras la Gesta, “el egoísmo de algunos, la prepotencia de otros y la mucha humildad de Grandi quisieron que quedara, no sólo sin el reconocimiento que le era obligado sino que cayó prácticamente en el olvido”.

Por su parte, José Manuel Ledesma hizo una detallada descripción biográfica del protagonista del acto y de los hechos acontecidos en Santa Cruz durante el ataque de Nelson. “Hasta los propios enemigos dejaron constancia de los estragos que sufrieron por el acierto de los disparos dirigidos por él, primero desde el baluarte de Santo Domingo hacia la inmediata playa de la Alameda, y luego desde la batería del muelle”, señaló en su intervención.

Además, el Cronista de la Ciudad recordó que “nuestro héroe fue uno de los firmantes del acta de la reunión celebrada en la iglesia de El Pilar, el 29 de julio de 1797, en la que se proclamaron compatronos del Lugar a la Santa Cruz y al apóstol Santiago, y su firma figura al pie del documento dirigido a Calos IV solicitando el título de Villa para Santa Cruz”.

El acto contó con la presencia del cronista oficial, José Manuel Ledesma (i), el alcalde, José Manuel Bermúdez, el presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Melchior y el jefe del Mando de Canarias, Pedro Galán. / S. M.
El acto contó con la presencia del cronista oficial, José Manuel Ledesma (i), el alcalde, José Manuel Bermúdez, el presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Melchior y el jefe del Mando de Canarias, Pedro Galán. / S. M.

Ledesma ofreció una semblanza de este hombre de las Milicias Canarias, agregado al Real Cuerpo de Artillería y nacido en Santa Cruz el 23 de enero de 1755. Era el más pequeño de los cinco hijos del matrimonio formado por Anastasio Grandi, comerciante de artículos de cristal y bronce, oriundo de Cádiz, y doña Ana Josefa Giraud, natural de La Laguna. Grandi murió en esta capital en 1802, sin descendencia conocida, pues había permanecido soltero. “De su carrera militar, anterior a la fecha de la Gesta, nada se ha podido averiguar, al no haber sido localizada su hoja de servicios”, explicó Ledesma.

Cuando el contralmirante Horacio Nelson atacó Tenerife, en 1797, Grandi era un veterano artillero de 42 años que ostentaba el mando de la batería de Santo Domingo, situada en el flanco izquierdo del castillo de San Cristóbal, desde la que cubría la bahía y el espigón del muelle. “Su actuación fue decisiva en aquellos momentos, pues, según consta en el Memorial que envió al rey Carlos IV, el 12 de diciembre de ese año, solicitándole que lo nombrara Oficial Benemérito por su destacada intervención en la Gesta, le hace saber que al observar que la playa de la Alameda, situada a su izquierda, quedaba sin cubrir, ya que su artillería estaba dirigida al mar, y creyendo que aquel lugar podía ser el más apropiado para que desembarcara el enemigo, le solicitó licencia al Comandante General para derribar parte del parapeto de la batería con el fin de hacer una tronera donde poder instalar un cañón que batiera directamente la citada playa, permiso que le fue concedido”.

El Tigre

La mayoría de las crónicas coinciden en que El Tigre fue el cañón emplazado en la nueva tronera, y por lo tanto el responsable de causar grandes estragos a las fuerzas que intentaron desembarcar por aquel lugar, entre ellos el propio Nelson, que resultó herido antes de poder poner el pie en tierra y tuvo que ser evacuado por sus hombres con el brazo derecho destrozado por la metralla.

Otro hecho memorable que se le atribuye fue en la madrugada del día 25, cuando la batería que estaba en la punta del muelle fue ocupada por el enemigo, desalojando a sus servidores e inutilizando sus cañones -clavandolos-, Grandi la volvió a recuperar y, con tan sólo ocho milicianos de Infantería, que jamás habían disparado un cañón, y dos artilleros veteranos, la puso de nuevo en servicio. Al llegar la segunda oleada de 16 lanchas inglesas cargadas de tropa, hundieron a dos de ellas y el resto se vio obligado a retroceder hacia sus barcos. Ledesma recordó que, en la relación circunstanciada, escrita por don José de Monteverde y Molina, castellano de la fortaleza principal de San Cristóbal, asegura que fue el teniente Grandi, quién teniendo a su cargo la artillería de aquel costado de la fortaleza, derribó parte del grueso muro del parapeto y trasladó una pieza de más de 2.000 kilos desde su anterior emplazamiento hasta la nueva tronera y la puso en disposición de tiro.

En la carta de Pedro Forstall, prestigioso comerciante irlandés, nacionalizado español, escrita cuando aún no había transcurrido un mes de los acontecimientos, narra que durante la contienda ayudó mucho un cañón en el flanco del castillo, que barría toda la entrada del muelle y la playa hasta San Pedro, cuya tronera se abrió a insinuación de don Francisco Grandi, artillero provincial, que dirigió el fuego con mucha viveza y acierto.

“El teniente coronel Juan Guinther, que mandaba el Batallón de Infantería, confirma que Nelson fue herido en la playa de la Alameda por los disparos dirigidos por Grandi y que los soldados de las lanchas inglesas que desembarcaron en la playa de la izquierda del muelle, a medio tiro de fusil, fueron muertos por varios cañonazos dirigidos por el teniente”.

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