
Los canarios tienen que esperar, como media, aún más que el año pasado para ser intervenidos quirúrgicamente en la Sanidad pública. Así se desprende del cotejo entre los datos adelantados el pasado martes por el consejero autonómico, José Manuel Baltar, con los de la misma fecha (30 de junio) de 2016. Por aquel entonces, el promedio de demora se situaba en 162 días, mientras que en la actualidad sube hasta los 173. Sin embargo, el anuncio oficial omitió este dato y comparó el registro con el semestre anterior, cuya media de 182 días es mucho más propicio para la propaganda política.
La comparación interanual, más adecuada al comparar entre intervalos temporales idénticos (de enero a junio de cada año), cuenta además con el añadido de que esa media de 162 días en las listas de espera quirúrgicas de 2016 es el último cómputo antes del anticipado cierre presupuestario que decretó el Gobierno de Canarias.
Trasfondo político
Dicho cierre presupuestario fue justificado entonces por el presidente del Ejecutivo regional, Fernando Clavijo, para quien la medida “garantizó pagar las facturas en el área de Sanidad”. Esta consejería aún estaba dirigida por el socialista Jesús Morera, y en los meses anteriores fue acusado de gastar mucho más de lo presupuestado desde el sector de Coalición Canaria. Esta es una de las claves que acabó degenerando en la expulsión del PSOE por parte de Clavijo, que situó a Baltar como relevo de Morera.
Como era de esperar, ayer se produjo la reacción de los socialistas canarios al optimista anuncio del actual equipo. Así, el portavoz de Sanidad del Grupo Socialista en el Parlamento autonómico, Marcos Hernández, criticó con dureza lo que tildó de “jueguito cansino e impresentable” de un Gobierno que, aseguró, está “siempre dispuesto a reinventar la realidad y acomodarla a sus intereses”. De hecho, “el cambio negativo en la tendencia de la lista de espera quirúrgica en el último año no es responsabilidad exclusiva del actual consejero, sino del presidente Clavijo que decidió meter sus zarpas en la sanidad pública con el cierre anticipado del Presupuesto 2016, forzando así la paralización de los programas que estaban en marcha y empeorando desde ese momento los datos estadísticos y el servicio a la ciudadanía”, apunta en una nota remitida a los medios. Para Hernández, el cierre presupuestario de 2016 es injustificable dado que el superávit de ese año superó los 100 millones.
Sea como fuere, el dato más importante es que más de 32.000 siguen esperando, como media, cerca de seis meses para ser intervenidos quirúrgicamente de sus respectivas dolencias.