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Nelson ataca otra vez, 220 años después…

Valleseco protagoniza el primero de los tres días dedicados a la Gesta del 25 de Julio con un homenaje a las mujeres que dieron la alarma
Fotografías: Andrés Gutiérrez

“La mujer aguzó la vista y se cubrió la frente con la mano, a modo de visera, para que la roja luz no la cegara. Entonces estuvo segura, aquella multitud de botes que se acercaban a la costa no eran pesqueros isleños, y los barcos enormes que más lejos se apreciaban tampoco. Escudriñó entre ellos y pudo distinguir que iban repletos de hombres (…) De pronto empezó a gritar, fuera de sí, llevada por el puro instinto. ¡El enemigo, el enemigo, que nos ataca! ¡Qué nos ataca el enemigo!, repetía sin cesar.”
Este fragmento del libro, El fuego de bronce, de Jesús Villanueva Jiménez, es reproducido por el autor en un artículo publicado en la Revista Hespérides del Mando de Canarias en 2011, y que la Tertulia de Amigos del 25 de Julio reproduce en su página web, resume lo que anoche, 220 años después, se revivió en el barranco de Valleseco, en el que las actividades relacionadas con la recreación de la Gesta del 25 de Julio comenzaron emulando el desembarco de las tropas mandadas por el almirante Nelson, una representación en la que se rindió un homenaje a esas mujeres que, como la del texto de Villanueva, dieron la alarma en el aquel entonces.

Y es que esta vez la celebración de esos 220 años de la más célebre de las batallas para la Isla se realizará durante tres días. El primero tuvo lugar anoche, y hoy, desde las doce del mediodía, se continuará con la recreación de la vida del siglo XVIII en las inmediaciones del Castillo Negro y también de los primeros combates en las calles de la ciudad. Ya por la noche, a partir de las 21.30 horas, comenzará la recreación de la batalla en las calles del centro de la capital (barranco de Santos, La Noria y la plaza Isla de la Madera, en el entorno del Teatro Guimerá).

Anoche se revivió ese desembarco en las costas chicharreras y se recordó cómo días antes, desde la madrugada del 19 de julio, siguiendo el plan de defensa, Domingo Palmas, desde su atalaya de la Punta de Anaga, favorecido por la luna, divisó las velas de ocho barcos acercarse a la isla, como relata Villanueva.

Con señales de fuego preestablecidas avisó al vigía del cercano pueblo de San Andrés, que partió a caballo hasta el Castillo de San Cristóbal, la fortaleza más importante y centro de reunión de Gutiérrez y su plana mayor: Juan Ambrosio Creagh y Gabriel, capitán de Infantería y ayudante secretario de Inspección; el teniente de Rey, segunda autoridad militar de Canarias, Manuel Salcedo; el coronel Marcelo Estranio, jefe de la Comandancia de Artillería de Canarias; el teniente coronel Juan Guinther, comandante accidental del Batallón de Infantería de Canarias, y el comandante jefe de Ingenieros, coronel Luis Marqueli. Solo quedaba aguardar, aquella escuadra sin duda era británica, y sus intenciones eran más que evidentes.

Efectivamente, se trataba de una poderosa escuadra formada por los navíos Theseus (donde enarboló su insignia el contralmirante), Culloden y Zealous, las fragatas Seahorse, Emerald y Terpsichore, el cúter Fox y la bombarda Rayo (el navío Leander, procedente de Lisboa, se unió a la expedición la mañana del 24). Un total de 393 bocas de fuego y 2.000 hombres, instruidos, experimentados y bien armados.
La madrugada del 22 de julio los ocho buques se situaron frente a la costa de Santa Cruz; aprovechando la negra noche se botaron 30 lanchas con 900 hombres, al mando del capitán Trowbridge, comandante del Culloden. La marea contraria retrasó el avance y fueron descubiertos al amanecer.

Mañana se firma la capitulación inglesa

Mañana, a las 12.00 horas, se representará la firma de la capitulación inglesa y el reembarque de estas tropas en las plazas de La Candelaria y de España. A continuación, a las 13.00 horas, tendrá lugar el acto de reubicación del ancla original del Theseus -el buque del contralmirante Horacio Nelson- en La Rambla, a la altura de la Comandancia Naval.

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