mi restaurante favorito

Restaurante El Rubí, en San Andrés: “Aquí el que come repite”

Con 35 años en restauración, Ramón y Óscar destacan que sus clientes “tienen tradición familiar”. “Primero nos visitaron con los abuelos, luego con los padres y, ahora, vienen ellos; tres generaciones disfrutando de la buena comida”, afirman
Ramón y Óscar Plasencia, con 35 años de experiencia en restauración, son los responsables del restaurante El Rubí. | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Por OLIVIA HERNÁNDEZ PÉREZ

Desde hace más de 35 años, Ramón y Óscar Plasencia ofrecen en San Andrés un servicio de restauración de calidad y de tradición familiar. Todo comenzó con su padre, José Plasencia Mesa, quien los introdujo en la restauración, y les enseñó todos los secretos para tener éxito en el negocio. Ambos dieron sus primeros pasos en restaurantes familiares y, hoy en día, estos dos emprendedores canarios han logrado consolidar una propuesta gastronómica internacional de alta calidad en todos sus productos.

Están ubicados en la calle El Dique, número 19, en San Andrés, frente a la línea de playa, un poco antes del estacionamiento de Las Teresitas. El restaurante, al igual que su nombre, Rubí, brilla como una piedra preciosa en la calidad de sus platos y por el servicio. Su personal forma parte de la familia. La mayoría lleva más de 26 años trabajando en el local, lo que es una condición sine qua non de su amplia experiencia. Todo ello, combinado con mucha educación y el deseo de servir amablemente, hace que el Rubí se distinga de otros restaurantes de la zona. Esta diferencia está presente en la preparación de sus platos, con la creación de una cocina con identidad propia, con cocineros profesionales que tienen la responsabilidad de combinar sabor y buenos productos, bajo la técnica e inspiración de sus dueños.

Ramón destaca que ofrecen a sus comensales “carnes, pescado, mariscos, y arroces”. “Nos hemos especializado en una gran variedad de comida internacional; y por estar frente al mar, nos caracterizamos por tener una gran variedad de productos marinos. Nuestros clientes tienen tradición familiar, primero nos visitaban los abuelos, luego los padres y, ahora, los hijos, tres generaciones visitando el Rubí”. Por su parte, Óscar comenta que sus clientes “conocen ya el negocio, y saben del buen comer, por eso repiten”. “La gran mayoría son nacionales, pero vienen muchos turistas, por ello hemos adaptado el negocio a nuestro gusto, sabemos lo que hay, lo hacemos mejor que los demás. Yo soy de los que piensa, que en el negocio debe estar el dueño, para garantizar la calidad en los platos y servicio”, subraya.

Los productos son frescos y autóctonos de Canarias. Están a la vista de todos, en una gran nevera para ser visibles a los clientes y, como asevera Ramón: “Desnudamos nuestra cocina, se ve lo que ofrecemos y lo que está preparando el cocinero, esto le permite a los comensales, la oportunidad de seleccionar el producto de su agrado, antes de ser preparado, para poder observar toda su calidad y frescura”.

Interior de El Rubí. | Andrés Gutiérrez

Todo esto hace que el restaurante El Rubí sea una parada obligada para los que deseen comer rico, con productos de alta calidad, en un local amplio, y muy limpio. Está decorado por sus propios dueños, quienes le han impregnado ese gusto por la alta calidad y elegancia, todo impecablemente ordenado, con una cocina a la vista, donde se observa la delicada preparación de sus platos.

El restaurante trabaja todos los días desde las 12.00 del mediodía hasta las 12 de la noche. Su especialidad es el arroz caldoso, la paella, las carnes y una amplia variedad de mariscos y pescados de la zona. También tiene una gran variedad de vinos, todo para pasar un rato placentero en familia o con una buena compañía. En este lugar se puede encontrar sabores y olores especiales, platos elaborados y tradicionales, pero también sencillos y delicados, sus postres y dulces son caseros, de elaboración y recetas propias. El Rubí es de esos sitio que se deben recomendar y visitar varias veces para disfrutar un delicioso almuerzo, o cuando se ha pasado un día de playa y se quiere cenar antes de llegar a casa, bien comido y servido. Es un sitio ideal, su personal, con muchos años de experiencia, atiende con esmero y amabilidad. El precio está muy bien para los productos frescos, y por la calidad que ofrecen.
Un lujo y un placer al alcance de todos.

TE PUEDE INTERESAR