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Carlos Pérez desmonta las pocas esperanzas que quedaban

El joven delantero del filial blaugrana le endosó en la primera parte tres goles a los blanquiazules, que en la continuación fueron incapaces de reaccionar

El partido ante el FC Barcelona B era una verdadera final para el CD Tenerife y, en especial, para José Luis Martí, quien se jugaba su puesto. Carlos Pérez, gran protagonista del partido gracias a sus tres goles, se encargó de enterrar las pocas esperanzas que quedaban de ver una reacción del equipo blanquiazul, que ahora ya debería pensar en arreglar la temporada logrando los puntos que otorgan la salvación.

La primera parte fue la culminación de toda una primera vuelta calamitosa, incluso, por momentos, esperpéntica. El principio del final del balear comenzó a vislumbrarse muy pronto. Apenas nueve minutos necesitó Carlos Pérez para comenzar a disfrutar del partido más importante de su, aún, corta carrera. El punta, de apenas 19 años, anotó tres goles en la primera parte. Y todos para tenerlos grabados en dvd. En el primero quebró la cintura de Camille para batir por debajo de las piernas a Dani Hernández. El segundo llegó seis minutos después, cuando se cumplía el primer cuarto de hora del encuentro. En esta ocasión se alió con Lozano. El Choco, quien regresaba al estadio que fue suyo durante dos temporadas, ofreció un pase en profundidad, a la espalda de un Aveldaño que se quedó clavado, para que Carlos Pérez se plantase solo ante Dani. Recortó y marcó con facilidad el 0-2 ante el estupor general de una afición que no se creía lo que estaba pasando. Pero era verdad todo y pro tercera ocasión Carlos Pérez se encargó de confirmarlo.

Pero antes de eso, Jorge Valdés Aller se alió con los blanquiazules pitando un penalti inventado por supuestas manos de Cucurella. Se encargó de ejecutarlo Aitor Sanz (min. 33), quien tiró muy por arriba del larguero de Ortolá. Ni así eran capaces de marcar los blanquiazules. En la presente temporada Suso, Malbasic, Juan Carlos y ahora Aitor, han fallado desde el punto fatídico.

Visto que los blanquiazules no querían meterse en el encuetro, Carlos Pérez decidió sentenciarlo. De nuevo escogió como víctima a Camille, a quien otra vez le quebró la cintura como quiso para ajustar un disparo al primer palo y marcar el 0-3. Los pitos y la bronca no se hicieron esperar en un Heliodoro harto de ver como su equipo tira por la borda toda una temporada.

La segunda parte fue un completo quiero y no puedo por parte del CD Tenerife. Obviamente el control del esférico perteneció a los blanquiazules, que saltaron al campo con Alberto en lugar de Suso. Intentaba amarrar el medio del campo Martí, para que no siguiera habiendo huecos por esa zona.

Las ocasiones llegaron a cuenta gotas, pero sin crear verdadero peligro sobre la portería de Ortolá. El dominio era absolutamente estéril y el preparador del equipo intentó darle mayor profundidad al ataque con la entrada de Tyronne, quien relevó a Raúl Cámara.

Ni siquiera animó a la parroquia local el gol de Jorge. Centró desde la línea de córner Bryan Acosta y remató de cabeza, en el primer palo, el defensa central, quien regresaba a la titularidad acompañando a Aveldaño. La grada apenas festejó el tanto, tampoco los jugadores, conscientes de que el partido ya no tenía remedio.

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