rusia

Gasta miles de euros de sus padres en parecerse a las muñecas Barbie

La joven es dueña de 300 muñecas y hace poco tiempo se sometió a su primera operación de cirugía, con la que aumentó el tamaño de sus pechos de la copa C a la G
Gabriela Jirakova. / METRO
Gabriela Jirakova. / METRO
Gabriela Jirackova. / METRO

Gabriela Jirackova comenzó a obsesionarse con su aspecto cuando tenía 16 años. Empezó por ponerse largas extensiones de cabello rubio, pestañas enormes, maquillaje permanente y relleno en los labios. La joven, de 18 años y de Praga, es dueña de 300 muñecas Barbies y hace poco tiempo se sometió a su primera operación de cirugía, con la que aumentó el tamaño de sus pechos de la copa C a la G, extragrande. Desde entonces, según ha contado a Metro, gasta unas mil libras esterlinas al mes en sus arreglos, dinero que le proporcionan sus padres.

Tras esta operación, la joven, según recoge el diario Metro, ha asegurado que ya tiene planeadas más operaciones cosméticas, que incluyen implantes por todo su cuerpo, extirpación de costillas e incluso implantes mamarios más grandes para ayudarla a “perfeccionar” su aspecto de “muñeca viviente”. Según ha declarado a Barcroft TV su inspiración son “otras Barbies de la vida real” y también sus propias muñecas.

Cuando esta joven vio por primera vez las Barbies de carne y hueso, es decir, mujeres que como ella se han operado para parecerse a las famosas muñecas, pensó que “era algo para mí, porque siempre quise destacar y esto me satisfaría”. La joven afirma que no cree en una “apariencia natural”, porque hoy día “casi no hay nada natural”.

Para lograr asemejarse lo máximo posible a la muñeca de plástico, la chica asegura que pasa tres horas y media diarias preparándose. “Este estilo de vida no es nada fácil. Mantener mi imagen es difícil en todos sus aspectos, desde el punto de vista financiero, físico y mental también”, comenta. “Hay una gran presión sobre mí por parte de los medios, mis fans, los que me odian, de todos”, dice.

La joven, tras sus operaciones. / METRO
La joven, tras sus operaciones. / METROLa joven, tras sus operaciones. / METRO

Su inspiración son los amantes de la cirugía plástica Pixee Fox y Lolo Ferrari, a pesar de la preocupación que esta afición u obsesión provoca en su madre. “No es que haya sido infeliz conmigo misma en ningún momento”, asegura, e insiste en que el hecho de que le guste la belleza artificial no significa que haya tenido una baja autoestima.

“Mi madre está contenta de ver que estoy siguiendo mi sueño y que lo que hago me hace feliz, pero ella no está interesada en las cirugías plásticas”. Su madre, de 53 años, ha explicado que su hija les ha ido preparando poco a poco para este cambio, pero no se habían dado cuenta de lo en serio que iba. “No me preocupa su salud, pero lo lejos que llegará será su elección y yo la respeto”.

TE PUEDE INTERESAR