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Los bebés que nacen de las manos

La creación de los muñecos reborn, caracterizados por su hiperrealismo, se ha consolidado en los últimos años en Canarias; en la actualidad, la demanda es considerable y se llegan a abonar hasta 1.000 euros por estos juguetes
El coste de cada muñeco puede oscilar entre los 100 y los 1.000 euros, pero la media se encuentra en unos 250 euros. Andrés Gutiérrez

A simple vista parece un bebé. El color de la piel, los pliegues en las manos y las piernas, la marca de las venas o el gesto en el rostro lo sugieren. Hasta la textura se asemeja a la de un recién nacido. Su extremo realismo es su seña de identidad. Se trata de los muñecos reborn, una tendencia en la elaboración de juguetes que, aunque nació hace ya bastantes años, en la última década se ha ido consolidando y ganado adeptos en España. El origen de los bebés reborn se remonta a Alemania durante la II Guerra Mundial. En esos años, y debido a la escasez de recursos, las madres recurrían a lo poco que conseguían para adecuar y rehabilitar las viejas muñecas para sus hijas y aparentar que eran nuevas. Con el paso del tiempo, la finalidad evolucionó. En la actualidad, estos bebés se usan como pieza de coleccionista, sustitución afectiva de un bebé real o como juguete para las niñas. Mónica Carrasco -más conocida en el sector como Dania Reborn- es una de las pocas personas que se dedica en Tenerife a su fabricación. Desde 2015, ha asentado su profesión en la Isla, aunque comenzó hace una década en Galicia, donde entonces residía. Actualmente, cuenta con una gran cantidad de clientas, tanto de Canarias como de la Península, e incluso de otros países europeos y de América latina.

Dania explica que en el tiempo que se dedica a este sector la demanda más o menos se ha mantenido igual, con unas cifras bastante elevadas y un perfil de cliente muy diverso. De hecho, ahora está inmersa en la campaña de comuniones: todos los encargos que tiene (solo trabaja mediante reservas) son para mayo. Su otra fecha clave, en lo que a trabajo se refiere, es la Navidad. “Después del verano pasado comencé a recibir pedidos para las fiestas y este año tuve 50 encargos; la cifra no fue más alta porque no podía hacer más”, apunta en una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS para conocer más aspectos sobre el mundo reborn.

Su dedicación a esta labor se inició casi por casualidad. “Yo hacía tartas creativas y me encargaron una en forma de bebé; buscando información en internet, descubrí la elaboración de estos muñecos y poco a poco me fui formando y empecé a hacerlos”, cuenta Dania. “Al principio eran menos realistas, pero yo sigo aprendiendo y han mejorado mucho”, detalla. Para contar con uno de estos muñecos se tiene que realizar un pedido previo. “En mi caso, la mayor parte de las clientas acude solicitando unas características concretas; color de ojos, de pelo, una edad y un material específico”, puntualiza.

Una vez hecho el encargo, se adquieren las piezas a los suministradores oficiales y ahí arranca toda la creación. Las piezas, que vienen separadas y que pueden ser de silicona o de vinilo, deben recibir un tratamiento especial. Aproximadamente, se les aplica cerca de 30 capas de pinturas y productos diferentes para dar así el color más parecido a la piel de un bebé. La pintura es indispensable también para obtener ese realismo con las venas, los capilares y las uñas. “Cada zona lleva una tonalidad diferente, por ejemplo, los pliegues de la piel llevan se tratamiento concreto”, aclara esta experta de los muñecos reborn. Tras la pintura, el horneado y la colocación de los ojos, que pueden ser artificiales o de cristal, llega el paso más complicado, que es la colocación del pelo. Este -natural o de cabra- se debe colocar uno a uno, pudiéndose dilatar hasta dos semanas su injerto. “En todo momento, las clientas hacen su elección y van conociendo los pasos de cómo va evolucionando el bebé”, explica. Además, recalca que, aunque este tipo de muñecos se pueden asemejar a niños de hasta dos años, la mayoría de peticiones corresponde a bebés pequeños, recién nacidos, sobre todo por la ternura que reflejan. Otro motivo es el peso, ya que si van dirigidos a niñas, al ser lo más realistas posible, se opta por muñecos de menor dimensión. Al igual que la semejanza en el peso, la movilidad es otro de los elementos que marcan el realismo. Para ello, se buscan materiales que permitan que su comportamiento sea parecido al de un bebé. De ese modo, se recomienda la tela, que se rellena de vidrio triturado. Los más avanzados pueden incorporara sistemas que simulan el latido del corazón o conductos para ser alimentados.

Dania incide en que en todos estos años la demanda siempre ha sido alta y que su trabajo está enfocado, sobre todo, al periodo de comuniones y Navidades. De hecho, al año puede elaborar hasta un centenar. El coste puede ser variable, dependiendo de los elementos que se incorporen. Así, puede oscilar entre los 100 euros (que son los más similares a los muñecos normales) y los 1.000 euros. No obstante, la media está en torno a entre 200 y 250 euros.

En cuanto al tipo de clientela, apunta que, al menos en su caso, la mayor parte de la demanda se centra en madres que quieren comprar los bebés para sus niñas, porque estas los han pedido. Asimismo, ha tenido peticiones de coleccionistas, hospitales, jugueterías, el mundo del cine y para personas que no tienen hijos o han perdido uno. No obstante, matiza que, por su experiencia, este último escenario supone el menor de los casos y asegura que alrededor de este mundo hay aún mucho mito y desconocimiento.

Desde un regalo para Navidades hasta una pieza de coleccionista

El perfil del cliente que adquiere este tipo de muñecos es diverso. De hecho, DIARIO DE AVISOS ha podido hablar con dos de las personas que han comprado recientemente un bebé reborn por distintos motivos. Ana Santos reservó el pasado septiembre uno, ya que su hija pequeña, de siete años, se lo había pedido como regalo para Navidades. “Ella se lo había visto a otra niña y quería uno; cuando lo vio, quedó encantada”, señala. Además, aclara que a la pequeña le gustó tanto que ha pedido un hermanito para su muñeca. Su bebé reborn fue hecho a medida, con todos los detalles que quería su hija. “Si yo fuera niña, ahora también me pediría una muñeca así”, cuenta esta madre, quien sostiene que el coste, que ha rondado en torno a los 200 euros en su caso, se “compensa” con la calidad del muñeco. “Mi hija sabe que tiene que tener cuidado y me gusta que ella tenga esa responsabilidad con la muñeca”, narra. Como anécdota, señala que el realismo es tal que, incluso, en el supermercado han llegado a confundir el bebé con uno de verdad.

Silvia Rodríguez es otra de estas clientas que se ha terminado por enganchar al mundo reborn. “Siempre me han gustado las muñecas, por eso me decidí a comprar una, por el realismo que tienen”, cuenta, a la par que asegura que la tiene para su colección. De hecho, esta tinerfeña se ha formado con Dania en la realización de estos bebés realistas y ahora elabora sus propios muñecos. “Algunos los hago para mí, pero no todos, porque no me puedo quedar con ellos, ya que es un hobby muy caro”, dijo. En cuanto al mito de que se pueda sustituir un bebé propio por estos muñecos, aclara que en su caso ella había perdido un hijo y en ningún momento adquirió un reborn con esta finalidad. “Ese vacío no se suple con nada, ni con otros hijos”, matiza.

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