iberostar tenerife

Katsikaris: “El talento es importante, pero lo es más saber encajar en lo que quiere este club”

Fotis Katsikaris, entrenador del Iberostar Tenerife asegura no tener ninguna fórmula mágica para haber logrado revertir la dinámica del club desde su llegada al banquillo, pero cree que la exigencia es la base de todo
El entrenador del Iberostar Tenerife aspira a seguir creciendo con su equipo. /ANDRÉS GUTIÉRREZ

Asegura no tener ninguna fórmula mágica para haber logrado revertir la dinámica del Iberostar Tenerife desde su llegada al banquillo, pero cree que la exigencia es la base de todo y confía plenamente en la capacidad de mejora del ser humano. Como la mayoría de griegos, Fotis Katsikaris busca la felicidad “que es fruto del esfuerzo” aunque para ello haya tenido que prescindir de su objetivo de ser broker, haber sido guiado por un reconocido abuelo cantante y esperar a que, gracias a una gran defensa en un partido, una leyenda del baloncesto croata le cambiara la vida para siempre. Optimista empedernido, no sabe si al final de temporada seguirá en una Isla en la que se encuentra “a gusto y feliz”, el primer paso para poder renovar con el CB Canarias, ya que jamás ha dirigido en un lugar en el que no estuviera plenamente convencido de hacerlo.

– Es usted un optimisma casi enfermizo…

“Es algo que sale de cada persona. Yo soy muy optimista por naturaleza, especialmente en los momentos más complicados, porque creo que un entrenador no debe ser de otra manera. Es necesario transmitir optimismo a todo el mundo, no solo a los jugadores, también al club y a la afición. Sabemos que nuestro trabajo es complejo en algunos aspectos, pero si no transmites optimismo todo será más difícil”.

– Sobre todo porque su trabajo depende de que el jugador acierte a meter la pelota por el aro…

“La figura del entrenador es importante. No digo que la gente tenga que valorarlo tanto o más que a los jugadores, porque ellos son los verdaderos protagonistas, pero nuestro trabajo también es muy importante. Poder transmitir todo lo que quieres y, sobre todo, convencer a un grupo con muchas individualidades es fundamental porque hay gente que viene de otras culturas y con otros hábitos. Lo bueno que tenemos nosotros es que el club, que en eso tiene mucho mérito, ha logrado reunir un grupo de jugadores con una mentalidad excelente. Un bloque muy trabajador porque la entidad sabe perfectamente a la gente que tiene que fichar. El deportista que se va a unir a este grupo tan bueno debe tener mucha calidad humana. Es importante poseer talento, pero, sobre todo, encajar en lo que quiere el club”.

– En el momento en el que usted llega al equipo, ¿necesita utilizar ese optimismo que atesora dentro del vestuario?

“Me encontré un grupo de jugadores no quiero decir preocupado, pero sí en un momento que estaba buscando algo más. Esto no es nada contra Nenad Markovic, que es un buen entrenador y una gran persona, pero sabemos que hay situaciones, porque yo las he vivido, como en la que llego yo, en las que se necesitaba un empujón más para resetear y salir adelante. No era un vestuario quemado ni hundido, ni mucho menos”.

– Tras ganar al Valencia en cuartos de final de la Copa del Rey, en el vestuario de su equipo, se dirige a sus jugadores e interrumpe su propio discurso para confesarles que está muy feliz por la victoria, ¿es tan importante para usted encontrar la felicidad como entrenador como ya demostró, por ejemplo, renunciando a la selección rusa?
“Personalmente, y la mayoría de los griegos creo que también, vivo de eso, de alcanzar la felicidad, pero después de mucho trabajo, no de una felicidad tonta. Soy muy exigente, quiero hacer las cosas bien, pero quiero disfrutar los frutos y los buenos resultados que da el trabajo”.

– Ha dicho que a usted le cambia la vida Kresimir Kosic, histórico del baloncesto croata con el que coincidió cuando él entrenaba al AEK de Atenas…

“Es la persona a la que le debo todo. Gracias a él soy entrenador profesional. Yo como jugador fui un base loco, era muy impulsivo, jugaba un baloncesto con sentimientos, pero sin pensar tanto y él cambió mi pensamiento sobre este deporte. Yo era muy joven en ese momento y para mí cada entrenamiento era como una montaña. Tenía que prepararme para entrenar, no para los partidos. Debía hacer todo lo que él me pedía, no cometer errores y marcarme objetivos diarios. Creo que en ese momento es cuando me cambia mucho la esencia y el pensamiento que tenía del baloncesto. Ese trabajo hecho día a día hizo que fuera pensando en la posibilidad de ser entrenador, de sentarme en un banquillo”.

Katsikaris reconoce que el mítico Kresimir Cosic cambió su vida para siempre| ANDRÉS GUTIÉRREZ
Katsikaris reconoce que el mítico Kresimir Cosic cambió su vida para siempre| ANDRÉS GUTIÉRREZ

– ¿Y usted? ¿Ha cambiado la vida a algún jugador?

“Creo que sí. Hay varios estilos de entrenador y a mí me gusta estar cerca de mis jugadores aunque exijo mucho. Exijo tanto porque creo en ellos y quiero sacar todo lo que tienen, porque considero que, a veces, no sabemos la fuerza que tenemos como seres humanos. Podemos morirnos un día sin saber que tenemos la capacidad de hacer cosas más grandes de las que llevamos a cabo en el día a día. En el baloncesto es importante porque está el talento de cada jugador, que unes al del resto del equipo, pero llega un momento en el que eso no es suficiente para llegar a alcanzar tus límites. Para eso tenemos que hacer algo más: la exigencia mental que yo siempre digo que debe tener un equipo competitivo. Es algo que tengo en mi agenda y muchas veces mis jugadores, hasta que llegan a conocerme, no les sienta muy bien o no están demasiado cómodos con ello. Hay ocasiones en las que puedo gritar, chillar y exigir más y más, pero al final soy una persona cercana, no tengo ningún rencor y amo a mis jugadores. Siempre creo que tengo los mejores jugadores del mundo en ese momento”

– Eso le lleva también a ser tan autoexigente que no se concede usted ni una mínima excusa, como por ejemplo la diferencia de presupuestos en el partido de semifinales de Copa del Rey ante el Real Madrid.

“Jamás. Esto no es un ataque a nadie, que cada uno haga lo que quiera, pero cuando veo a entrenadores, jugadores o, en general, gente que habla del presupuesto del rival no puedo estar de acuerdo. Por ejemplo, el Real Madrid es un grandísimo equipo que ha ganado y está ganando títulos, pero después de un partido no vamos a estar hablando de ellos, o del CSKA o de cualquier otro. Nosotros tratamos de hacer lo mejor posible nuestro trabajo y yo le digo a los jugadores que debemos dar la cara siempre. Luego, si el rival es mejor, se le felicita y volvemos a casa, satisfechos, para seguir al día siguiente”.

– Tampoco con los árbitros, que siempre es una buena excusa para entrenadores y clubles cuando se produce una derrota.

“Tampoco. Durante el partido sí que hablo con ellos, pero creo que eso es algo normal y espontáneo porque estamos todos con mucha adrenalina y es verdad: tenemos que saber controlarnos. Por ejemplo, me sentí muy mal por lo que pasó en Guipúzcoa con mi expulsión, no es mi estilo pero no me pude controlar y me he lamentado mucho. Después de un partido jamás me quejo porque no puedes cambiar nada y no sirve sino para ser una excusa eso de perder por los árbitros. Si es algo muy obvio creo que los medios de comunicación y la gente que se dedica a opinar sí puede entrar a analizarlo. Con eso es suficiente. No va a cambiar nada”.

– ¿Entrenar algún día en Estados Unidos es un sueño por cumplir?

“Me gustaría. Durante muchos años he tenido relación con ese baloncesto. Cuando las normas lo permitían pude compaginar ser entrenador asistente del AEK de Atenas y ojeador para Boston Celtics y conozco a muchos entrenadores y directores generales. Mantengo relaciones con varios equipos. Me gustaría, pero no es fácil ni de su parte ni de la mía. Si hablamos de parte de la NBA ellos saben perfectamente que el entrenador tiene que estar preparado para cambiar su vida, como Ettore Messina, que esperó tres años siendo un técnico prestigioso en Europa. Conocen perfectamente que nuestros salarios aquí son mucho más altos que el que pueden pagar a un ayudante o un miembro del cuerpo técnico de allí. De nuestra parte, de los técnicos con cierto recorrido en Europa, es necesario resetearnos y olvidar todo lo que hacemos aquí, porque como entrenador jefe controlas todo y allí el baloncesto es diferente”.

– ¿Se ve como asistente de una franquicia de la NBA?

“Sí, porque el baloncesto universitario también es muy intenresante, pero es otro mundo, mucho más difícil de entrar que a la NBA”.

Llegar a ser técnico asistente de la NBA es uno de sus objetivos| ANDRÉS GUTIÉRREZ
Llegar a ser técnico asistente de la NBA es uno de sus objetivos.| ANDRÉS GUTIÉRREZ

– Ha vivido en Moscú, Jerusalén o Atenas, no parece que tendría demasiados problemas de adaptación a Estados Unidos…

“Lo primero es adaptarte al modo de vida americano, a su mentalidad, distinta a la nuestra, pero he estudiado y vivido allí. Además, por la relación que mantienes con la gente sabes la manera de pensar que tienen y el modo con el que ven el baloncesto y, en general, la vida”.

-Los conoce bien porque un buen día de 1986 agarró la maleta y se fue allí a lograr su objetivo de convertirse en broker bursátil…

“Sí, a la Universidad de California Irvine, muy dura, pero una de las mejores académicamente hablando. Por cierto, allí estaba Johny Rogers, con el que luego coincidí en Valencia cuando era director deportivo del club, aunque en la universidad él tenía cuatro años más que yo. El baloncesto en Grecia no era profesional en ese momento y jamás había pensado en ganarme la vida con él porque tampoco era un jugador con tanto talento como para ello. Reflexioné sobre mi futuro y quise ser broker de bolsa; el deporte no era mi prioridad. Dos años después regresé a Grecia a ver a mi familia y es ahí cuando me encuentro con Kresimir Cosic, como comenté antes, que había entrenado al AEK, se había ido a Estados Unidos y había regresado. Antes de que yo me fuera a la universidad hubo un partido que lo cambió todo. Tuve que defender a Fanis Christodoulou, que era una bestia, y lo hice muy bien, siendo yo pequeñito, ganando nosotros el partido. A partir de ese día Cocic me tenía en la cabeza. Era un entrenador que en aquel baloncesto en el que se jugaba con cinco o seis jugadores anotadores, supo ver la figura del jugador de rol, que defendiera, dirigiera al equipo y ya está. Él fue pionero en eso en Grecia y recibió muchas críticas en su día por utilizar a diez hombres y realizando muchos cambios, que es lo que ahora es lo normal, pero la gente no lo podía entender. Kresimir Cosic era un técnico adelantado a su tiempo en muchas cosas, no únicamente en eso”.

– ¿Fue sencillo tomar la decisión de abandonar los estudios para jugar a baloncesto?

“No, fue muy duro. Sobre todo por mi padre. Hizo muchos sacrificios familiares para que yo pudiera estudiar en Estados Unidos porque yo no tenía beca y no es nada barato cursar estudios allí. Él no podía entenderlo. Es una decisión que, por ejemplo, yo no quiero que mis hijos tomen algún día” (ríe).

-Me habla de la familia, que en Grecia, al igual que en España, tiene mucha importancia en el día a día. ¿Qué influencia tuvo en Fotis Katsikaris la figura de su abuelo Panos Mihalopoulos, cantante de rebético, la música de los refugiados que tuvieron que huir de Turquía?

“Mucha. Era una figura, era la figura en nuestra casa. Cada domingo, a las 14.30, nos veíamos en su casa toda la familia. Éramos una familia larga, como en las películas griegas, y nos reuníamos allí. Me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida y siendo yo adolescente me enseñó muchas cosas. Mi abuelo es una figura muy importante en mi vida. Lo llevo siempre en mi corazón”.

– ¿Puede quedarse mucho tiempo en el CB Canarias?

“Nunca se sabe. Llevo bastantes años en España, en la Liga Endesa, y estuve cinco años en Bilbao, pero jamás planteamos un contrato muy largo, sino que vivíamos el momento disfrutando de lo que hacíamos. Ahora mismo, la verdad, es que no lo sé, pero sí puedo decir que estoy súper a gusto, súper encantado con el club porque vamos de la mano en todo, pensamos lo mismo y respiramos lo mismo. Me gusta mucho la mentalidad y la cultura del club y, por supuesto, disfruto mucho con el equipo. Estar a gusto y feliz está muy bien, porque es lo que siempre busco”.

Saber ganarse al vestuario desde el primer momento

Al técnico griego le costó muy poco liderar el vestuario aurinegros. Pesos pesados del mismo querían tener un entrenador que diera un paso más y que supiera mantener, y superar, el nivel de la pasada temporada. Ahí estaba la clave. “Creo que soy cercano al jugador, siempre lo he sido porque creo que es lo mejor”, admite Fotis Katsikaris, algo que no choca con su fama de técnico sumamente exigente, ingrediente fundamental para alcanzar el éxito. “Siempre quiero sacar lo mejor del jugador, pero estando plenamente convencido en cada equipo que he estado que no había una plantilla mejor a la mía”, reitera el griego, que ha dejado huella en jugadores como Kostas Vasileiadis, con el que ya había coincidido en Bilbao. Cuando el alero puso un pie en Tenerife, cuestionado por lo que podía aportar al Iberostar Tenerife, lo tuvo muy claro: “Daré a Fotis lo que me pida”. Ese carisma del entrenador es uno de los factores que ha llevado a los aurinegros a entrar en Copa del Rey y volver a ser uno de los mejores equipos de la ACB. Es el jefe y eso nadie lo discute.

TE PUEDE INTERESAR