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Uno de cada tres menores españoles reciben mensajes sexuales

El porcentaje de usuarios de Internet que se conectan desde su centro de estudios según los ingresos mensuales del hogar ronda desde el 60% hasta casi el 80% en España
Imagen de archivo. | DA

El 31% de los menores de 11 a 16 años en España reconoce haber practicado el ‘sexting’ (intercambio de mensajes sexuales online), según se desprende de una encuesta realizada por los investigadores de la Universidad del País Vasco, y recogida en el libro ‘Entre selfies y Whatsapps’, presentado este 27 de febrero en Madrid.

El libro está coordinado por los profesores de la Universidad del País Vasco y mimebros del equipo de EU kids Online, Estefanía Jiménez, Maialen Garmendia y Miguel Ángel Casado, y hace un análisis a partir de un compendio de artículos científicos de investigadores europeos y latinoamericanos y de encuestas de la propia UPV.

El 14% de los que lo reconoce dice haberse sentido muy o un poco disgustados por ello. Según matizan los autores, es más probable que las chicas se sientan muy o un poco molestas por el sexting que los chicos. Asimismo, se revela que aunque los jóvenes de 15 y 16 reciben más mensajes de este tipo, el daño y el impacto que les produce es menor.

En este contexto, la investigadora y editora del libro Maite Garmendia ha añadido que datos sobre la práctica del sexting en jóvenes de 18 a 25 años (obtenidos a través de otra encuesta de la UPV) demuestran que los hombres reciben más fotos sexuales debido a que “las piden más” y las jóvenes se sienten “presionadas y acaban accediendo”.

En cualquier caso, ha señalado que el problema radica en que en el caso de los hombres es frecuente que reenvien esas “imágenes íntimas” a más contactos convirtiéndose así en un tipo de “acoso”.

“Esto explica por qué las chicas mandan fotos sugerentes pero sin llegar a exponerse del todo, se protegen por que tienen miedo. Sin embargo, los hombres tienden a enviar imágenes más explícitas y comprometidas, incluso de sus genitales”, ha matizado.

En cuanto a la percepción de esta práctica, un 94,5% de los menores encuestados opina que es peligrosa, el 44% admite que es parte del juego erótico y sexual, y solo 1 de cada 4 (19,5% de mujeres y 31,4% de hombres) opina que mejora las relaciones de pareja.

LAS NIÑAS SUFREN MÁS BULLYING

En el caso del bullying, incluido el cyberbulling, los autores alertan de que se ha elevado del 15 al 31 por ciento en seis años y se observa que las niñas son también más vulnerables, siendo la franja de los 15 y 16 años la que “mejor gestiona el acoso”. En todo caso, constanta que el acoso escolar se produce más cara a cara que por Internet.

Asimismo, los investigadores han destacado que a mayor nivel de estudios de los padres, el daño que sufren los niños es menor debido a una “mejor supervisión y acompañamiento” en el uso que hacen de Internet. Por ello, han hecho hincapié en que “la clave para mejorar la seguridad en Internet está en la educación desde las familias hasta la escuela”.

En este sentido, para combatir esta amenaza, el libro propone la utilización del screeing (test para detectar el acoso) así como los programas que han sido válidos contra el bullying tradicional que, según han matizado, es todavía mayor al ciberbullying.

Otro de los riesgos a los que se exponen los menores en la red es el contacto “cara a cara” con desconocidos, ya que según destacan un 11% de los adolescentes ha llevado a cabo este tipo de encuentros. En cualquier caso, al evaluar el daño producido en los menores, se revela que en “contadas ocasiones” han supuesto una situación “peligrosa”, y que a mayor estudios superiores de los padres, mejor es la evaluación de los encuentros.

En este sentido, Garmendia ha señalado que esto se debe en mayor medida a que los jóvenes esperan “mucho tiempo” e intentan conocer a la persona “más a fondo” antes de realizar el encuentro en físico.

Asimismo, ha recalcado que aunque la OMS no reconoce el concepto de “adicción a Internet” a nivel “clínico”, si que existen jóvenes que presentan los síntomas habituales de las adicciones. En este sentido precisan que no hay que confundir el uso frecuente de las redes con el “uso problemático”, que depende del grado de interferencia que Internet puede suponer en la vida diaria de cada persona.

EL PRIMER MÓVIL A LOS OCHO AÑOS

La investigación también pone de manifiesto que en España los niños disponen de su primer móvil a los 8 años, cuando hace seis años se accedía por primera vez a Internet a los diez y se tenía móvil por primera vez a los once. En cualquier caso, aunque la presencia de niños y niñas en Internet son hábitos cada vez más tempranos, la exposición a los riesgos no ha aumentado en la misma medida.

En este contexto, la investigadora ha matizado que la mediación de los padres en el uso de los dispositivos de los menores ha aumentado, aunque se encuentran “en una encrucijada entre controlar lo que hacen y respetar su intimidad”.

Por ello, a su juicio, el inicio temprano de los menores “no tiene por que ser negativo” puesto que supone una oportunidad para generar hábitos de supervisión con normas y aprendizaje “desde que son más pequeños”. “Es mucho más complicado intervenir en el uso que un adolescente hace de su smartphone”, ha añadido.

El porcentaje de usuarios de Internet que se conectan desde su centro de estudios según los ingresos mensuales del hogar ronda desde el 60% hasta casi el 80% en España. Es decir, la brecha en el sector educativo es “casi inexistente”.

Sin embargo, Garmendia ha señalado que la política de las TIC en los colegios “se ha centrado en comprar infraestructuras” y no en formar a los profesores. Por ello, según señala, muchos de los docentes no las utilizan y se produce un retroceso en el aprendizaje de las habilidades de las TIC.

El trabajo ha estado coordinado por los profesores de la Universidad del País Vasco, Estefanía Jiménez, Maialen Garmendia y Miguel Ángel Casado, y, cofinanciado por la UE forma parte del programa ‘Better Internet for Kids’.

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