política

El Gobierno regional más débil de la historia recibe otro vapuleo general

Una abrumadora mayoría parlamentaria convierte el examen anual a Canarias en una lluvia de críticas al Ejecutivo de Fernando Clavijo, atenazado por el inminente fin de ciclo y la escasa credibilidad que transmite
Debate sobre el Estado de la Nacionalidad. Andrés Gutiérrez

No se esperaba otra cosa, y menos tras la penosa previa de ayer, ya que la certeza de una nueva derrota gubernamental forzó el aplazamiento de la votación prevista para renovar los órganos parlamentarios.

Como el año pasado, el Debate sobre el estado de la Nacionalidad canaria se tradujo, ya en su primera jornada, en otro vapuleo abrumador al presidente autonómico, Fernando Clavijo, a cuyo Ejecutivo le llovieron tantas críticas como las que recibió su discurso, marcado por unas proclamas en las que difícilmente se reconoce a la Canarias actual, la que sobresale en las estadísticas estatales sobre la pobreza, el fracaso escolar o los casos de corrupción, por citar algunos ejemplos.

Es Fernando Clavijo, como no podía ser de otra manera, rehén de su soledad política, inédita en la historia de nuestra Autonomía y consecuencia de su débil Gobierno, al que solo respaldan los 18 diputados de Coalición Canaria (CC) y, externamente, tres más de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), para un total de 60. Es decir, del partido gubernamental, que fue el tercero en número de votos allá por 2015, hay menos de la tercera parte del conjunto de los representantes ciudadanos en la Cámara regional.

Si a semejante lastre se le suma el resultado de los bandazos políticos dados por CC en lo que va de legislatura, tal debilidad es aún más acentuada, ya que grupos como los del PSOE o del Partido Popular (PP), otrora candidatos a ser los socios de Coalición para el Gobierno, no dudaron en rechazar ayer al Ejecutivo de Clavijo, dibujando un malestar generado por sus incumplimientos, por esas negociaciones truncadas y por aquellas rupturas desde la deslealtad.

Cómo iba a responder el PSC-PSOE, escarmentado doblemente por la expulsión del Ejecutivo regional a finales de 2016 y por el desengaño reciente de su secretario general, Ángel Víctor Torres, atónito al certificar que CC negociaba con el PP a sus espaldas.

El mismo PP que, ayer, tampoco alivió a Clavijo, de quien desconfían especialmente tras aquellas negociaciones inconclusas para suplir a los socialistas en el gabinete y que su líder, Asier Antona, interrumpió al percatarse de que no era más que otra añagaza de Coalición Canaria.

No se esperaba otra cosa, y no la hubo. El discurso presidencial se vistió de unas cifras que, en lo positivo, obedecen más a la coyuntura política de los pactos cerrados con el Gobierno de España a cuenta de los votos de los nacionalistas canarios a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, por no hablar de los increíbles augurios presidenciales sobre una futura Canarias 100% respetuosa con el medio ambiente que tan poco le cuadra a Clavijo, cuyo principal objetivo normativo de la legislatura es la Ley del Suelo.

Era inevitable que Antona le respondiera con alusiones al fin de ciclo, más allá de su recordatorio sobre los grandes problemas isleños, que no solo no se atenúan, sino que, en algún caso, se agravan. Como también cabía esperar que la portavoz socialista, Loli Corujo, resumiera el suspenso obtenido por Clavijo con un símil sobre esa mochila de la que no salen ya ni siquiera ocurrencias dotadas de la suficiente chispa como para romper con la rutina gubernamental.

Desde la Conquista

Se comentan solas algunas réplicas presidenciales, como aquella en la que Clavijo se escudó en que trabajadores pobres hay en Canarias desde la Conquista, o que apele a estas alturas a la unión del nacionalismo canario, lo que promete para hoy una respuesta adecuada por parte de Román Rodríguez (Nueva Canarias). También tendrá su turno en esta jornada Casimiro Curbelo (ASG)
Desde Podemos, Noemí Santana se sumó al vapuleo de ayer con cifras de difícil contestación sobre la realidad social de Canarias, alusiones directas a la corrupción (ver página 42) y un augurio que resonó ayer varias veces en el Parlamento: estamos ante el fin de un ciclo que se alargó demasiado.

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