puerto de la cruz

“Los servicios sociales no se entienden sin Pino y sin Beatriz”

El Ayuntamiento rinde, a título póstumo, un merecido homenaje a las dos primeras trabajadoras sociales que tuvo el municipio en el marco de los actos conmemorativos del 8 de marzo
Beatriz y María del Pino, son dos nombres significativos en los servicios sociales del Puerto de la Cruz. DA

Si hay dos nombres que los servicios sociales del Puerto de la Cruz no pueden olvidar son Pino y Beatriz. Tampoco muchas familias, a quienes ayudaron sin condiciones, brindándoles asesoramiento y gran parte de su tiempo.

Acostumbrada a la beneficencia de la dictadura, la sociedad desconocía los servicios sociales como un derecho, una lucha que se consiguió en la década de los 80 gracias a personas como ellas.

María del Pino Pérez Hernández y Beatriz Pérez de Ascanio Zuleta fueron las dos primeras trabajadores sociales que tuvo el municipio, dos mujeres encomiables a las que el Ayuntamiento le rinde el viernes un merecido homenaje a título póstumo ya que la primera falleció en 2011 y la segunda, el año pasado. Lo hace con motivo de los actos conmemorativos del 8 de marzo en la VIII edición de ‘Retratos de mujeres portuenses’, y por decisión unánime del Consejo Municipal de las Mujeres.

Ellas fueron pioneras en conquistar un espacio profesional que no estaba definido y una vez alcanzado este objetivo, se dedicaron a ayudar a quienes lo necesitaban sin distinción de sexo ni edad, recalca la concejal de Igualdad, Diana Mora.

Nicolás Barroso
es una de las personas del área que mejor las conoce ya que trabajó con ambas durante años y compartió muchos proyectos. Pino fue de las primeras trabajadoras sociales que se desempeñó su labor en un municipio. Primero en 1976, con un contrato administrativo, y dos años después sacó la plaza de funcionaria, precisa.

“Desarrolló su labor en diferentes ámbitos dentro del trabajo social, estuvo inmersa en todo lo que fue la política pública de vivienda municipal en los años 70 y 80 en el Puerto de la Cruz y también en la formación de los primeros servicios sociales municipales, cuando se empezó a desarrollar el sistema público de protección social recogido en la Constitución”, detalla.

Su excompañero destaca su implicación en grandes proyectos, entre los que se cuentan el funcionamiento de centros de menores; la puesta en marcha de una de las primeras casas de acogida víctimas de violencia de género; programas de desarrollo comunitario, y posteriormente, las unidades de trabajo social.

El acceso de Beatriz fue diferente pero no por ello menos importante. En su caso, empezó en un programa de la asociación juvenil San Miguel, que operaba en el Puerto de la Cruz y se incorporó al Ayuntamiento en 1983. También colaboró en el proceso de creación del sistema público municipal y en sus inicios estuvo vinculada a los primeros trabajos de toxicomanía. “Fue una de las grandes protagonistas de esa materia”, resalta Barroso.

Además, se implicó en gran medida en las campañas de Reyes y en el desarrollo del servicio de ayuda a domicilio y de teleasistencia, en colaboración con Cruz Roja, aunque era ella quien llevaba el sistema de personas dependientes.

Dácil Santos Pérez, una de las hijas de Pino, confiesa que la ilusión de su madre era trabajar en la ciudad en la que nació y lo consiguió, ya que batalló mucho para que se creara la plaza. Quizás por ello, su familia nunca la escuchó quejarse de su trabajo.

Barroso cuenta que incluso muchos vecinos identificaban sus figuras personales con el servicio y prueba de ello era que decían “vamos a casa de Pino” o “vamos a casa de Beatriz” cuando se dirigían a su lugar de trabajo. Por todo ello, considera, igual que lo hizo el Consejo Municipal de las Mujeres que “los servicios sociales del Puerto de la Cruz no se pueden concebir sin ellas”.

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