Otra final más a cuestas. El Iberostar Tenerife vuelve al cara o cruz en una temporada donde se ha cansado de jugar finales. Porque el cuadro de Fotis Katsikaris ya es especialista en ir al doble o nada tanto en la competición europea como en la nacional, tanto en liga regular como en la Copa del Rey.
Sin ser matemáticamente definitivo el duelo de hoy en el Gran Canaria Arena se antoja decisivo en las aspiraciones de los laguneros. Una derrota los alejaría definitivamente de los grancanarios quedando a tres triunfos y, dependiendo del resto de resultados, podría mandar a los de Katsikaris a una distancia alarmante en el objetivo de jugar la post temporada.
En el cuadro local hay ganas de matar dos pájaros de un tiro. Por un lado sumar ese triunfo lave para apuntalar la presencia en las eliminatorias por el título intentando quedar lo más arriba posible para evitar en los cruces al Real Madrid. Por el otro lado está el ánimo de revancha después de la paliza de la primera vuelta donde el Iberostar Tenerife pasó por encima (92-71) teniendo rentas que rondaban los 30 puntos.
Ausencias sentidas, las de Davin White y Rosco Allen, para los visitantes y una testimonial en los locales, la de Nico Brussino. Los grancanarios han recuperado en estos días a Oriol Paulí y Markus Eriksson, que llegan ya con rodaje a una cita que tienen señalada tras la afrentra de la primera vuelta.
Defender con entusiasmo y garra será la clave para un Iberostar Tenerife que espera recuperar los atributos que le dieron solidez no hace demasiado. Eso pasa por tratar de ser regulares en el juego interior nivelando el apartado reboteador, cerrando la canasta en defensa y encontrando buenos tiros exteriores para mejorar los porcentajes.
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