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Seis de cada diez currículos de mayores de 55 años son descartados en Canarias de forma automática

Las personas mayores de 55 años tienen un peso cada vez mayor sobre el total de desempleados en Canarias, representando en la actualidad el 14,7%, frente al 7% de 2012, y siete de cada diez desempleados mayores de 55 años es parado de larga duración, frente al 50% general
Más de la mitad de los profesionales mayores de 55 años ven descartados automáticamente sus currículos. | EP
Más de la mitad de los profesionales mayores de 55 años ven descartados automáticamente sus currículos. | EP
Más de la mitad de los profesionales mayores de 55 años ven descartados automáticamente sus currículos. | EP

Gran parte de los reclutadores en Canarias (61%) admite descartar los currículos de los profesionales mayores de 55 años, según el informe de la Fundación Adecco #TuEdadEsUnTesoro, que, en esta ocasión, se ha centrado en los desempleados mayores de 55 años por encontrar éstos grandes obstáculos para acceder a un empleo.

Las personas mayores de 55 años tienen un peso cada vez mayor sobre el total de desempleados en Canarias, representando en la actualidad el 14,7%, frente al 7% de 2012, y siete de cada diez desempleados mayores de 55 años es parado de larga duración, frente al 50% general.

Según el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, “detrás de esta realidad está el factor demográfico, pues cada vez hay más población mayor de 55 años que va ganando peso sobre el total de parados; sin embargo, también es significativa la cronificación de su desempleo: encuentran grandes dificultades para colocarse o reengancharse al mercado laboral, con lo que no consiguen abandonar las listas del paro. Esto conduce, en muchos casos, al trabajo en la economía sumergida, dejando a estos profesionales desprotegidos y expuestos a la precariedad y exclusión”.

En su opinión, “regularizar aquellos derivados de la economía informal -la oculta por razones de elusión fiscal- nos abriría una gran oportunidad para reconocer social y económicamente trabajos como el cuidado a dependientes, uno de los menos regulados y en los que más se concentran los profesionales seniors”.

Añade, además, que medidas como las que ya se están llevando a cabo en otros países, como hacer deducibles los gastos derivados del hogar, el fomento de la educación cívico-tributaria o la generalización de los medios de pago electrónicos, podrían contribuir a este respecto. También una mayor penetración de las agencias de colocación (actualmente del 0,8%) hasta el 1,7% produciría una importante reducción de la economía sumergida, suponiendo unos ingresos extra para el Estado de 3.300 millones de euros, apuntó.

A pesar de que la tendencia es a evaluar a los candidatos en base a criterios cualitativos, que nada tienen que ver con datos sociodemográficos, un 26% de las ofertas de trabajo sigue incluyendo el factor edad, según un reciente informe de Adecco e Infoempleo.

Esta realidad se origina ante la dificultad que encuentran los reclutadores a la hora de acreditar y certificar aquellas cualidades menos tangibles, lo que provoca que la valoración de otros aspectos más cuantificables, como la edad, cobren un mayor protagonismo.

LOS MÁS PERJUDICADOS

Según el informe de la Fundación Adecco, los mayores de 45 años siguen siendo los más perjudicados en el reparto de ofertas de empleo. De hecho, a nivel nacional, sólo un 2,3% de las ofertas se dirige a estos profesionales, porcentaje que, en el caso de los mayores de 55 años, descendería aún más.

En este sentido, Francisco Mesonero comenta que es “alarmante” que siga incluyéndose el factor edad en las ofertas de trabajo no sólo por la discriminación que conlleva, sino por una cuestión de competitividad. “En ningún caso la edad garantiza la adecuación del candidato al puesto de trabajo y, además, desechar a un profesional por tener más de 45 ó 50 años es renunciar a la diversidad de valores que un senior puede aportar, como la experiencia o la madurez. Evaluar los currículos por competencias, olvidando cualquier etiqueta, puede resultar más complejo de entrada, pero mucho más efectivo en el largo plazo”, afirma.

Según Mesonero, descartar los currículos de los profesionales mayores de 55 años “se trata de un vicio adquirido que tiene su origen en prejuicios y estereotipos, muy arraigados, que urge erradicar”. “Si queremos ser competitivos, como empresas y como sociedad, debemos desechar estas creencias estereotipadas y evolucionar la mentalidad, entendiendo la Diversidad y el intercambio intergeneracional como factores indiscutibles de productividad”.

Adentrándonos en la naturaleza de estos prejuicios, se observa que la mayoría tienen que ver con el desconocimiento o la falta de experiencias previas: un 65% opina que el profesional senior no encajará porque la mayoría de la plantilla es joven y un compañero mayor de 55 años puede “desentonar” en los equipos.

En segundo lugar, un 18% presupone que el profesional mayor exigirá un salario más elevado, debido a su experiencia, y que tendrá menos flexibilidad de horario, debido a las responsabilidades familiares, con lo que ni tan siquiera le tiene en cuenta en el proceso de selección.

Por último, un 17% cree que los profesionales senior tienen competencias obsoletas, particularmente en el plano digital, y ello les conduce directamente al descarte.

Estos prejuicios se reflejan en la contratación, dado que siete de cada diez reclutadores no ha seleccionado a un profesional mayor de 55 años, para incorporarlo a un equipo de trabajo, durante el último año.

A este respecto, Mesonero comenta que es fundamental “dar un giro a las políticas activas de empleo, actualizándolas y acercando las necesidades de nuestro mercado laboral a los profesionales de más edad. Todo ello de cara a que tengan posibilidades reales de acceso a un empleo, al mantenimiento del mismo, así como a la promoción profesional”.

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