mundial de baloncesto femenino

Charo Borges: pionera, luchadora y referente del deporte femenino

La tinerfeña fue la primera jugadora canaria convocada por la selección española absoluta de baloncesto, logrando “abrir camino” a generaciones venideras
Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño

Nunca lo tuvo fácil, pero le gustaba “tanto, tanto” el baloncesto que la tinerfeña Charo Borges cumplió algo más que un sueño cuando se convirtió en la primera jugadora canaria que logró debutar con la selección española absoluta. Fue pionera, una adjetivo que le perseguiría durante toda su carrera.

Charo Borges nació el 6 de septiembre de 1947 en Santa Cruz de Tenerife. Hija de un “funcionario de los de aquella época” y una ama de casa, con 13 años, estudiando en el Colegio de Las Dominicas, la Sección Femenina, rama femenina de Falange Española alrededor de la cual se organizaba todo el deporte, se cruzó en su camino: “Nos ofrecían actividades que eran buenas para las mujeres, esto es, para tener una condición física óptima para la procreación. Me apunté, por curiosidad, a balonmano, pero lo vi algo brusco, por lo que dejé de practicar deporte”.

Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño
Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño / Fran Pallero

Ya con 15 años vio como sus compañeras jugaban a baloncesto en el “precioso” patio del colegio: “Sinceramente, yo las miraba y me reía; el baloncesto me parecía ridículo. Después me tendría que tragar todas aquellas risas. ¡Quién me lo iba a decir!”.

Pero lo cierto es que, una vez probó el “veneno” del baloncesto, le quedó para siempre dentro de ella. Con 18 años fue reclutada por el María Auxiliadora, que era campeón de la Segunda División nacional, conociendo a Jerónimo Foronda. Ella no lo sabía, pero aquel hombre le iba a cambiar la vida: “Fue un orgullo poder jugar con aquel equipo y posteriormente con el OM (Officine Meccaniche), marca de camiones italiana que nos patrocinaba y nos tenía a cuerpo de reina para aquella época. No cobrábamos, pero nos cubrían gastos”.

Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño
Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño / Fran Pallero

Durante siete temporadas seguidas fueron campeonas de Canarias de Segunda División, pudiendo jugar por el ascenso. En el curso 1970/1971, la fase se disputó en Cáceres. Allí recibiría la noticia de su convocatoria con el equipo español: “No sabía ni que existía una selección española de baloncesto femenino, había muy poca información y no era como ahora, que la selección juega muchos encuentros. Foronda, hermano mayor y amigo mío del alma, me dijo después de un partido que iba a ir con España. Me emociono de solo pensarlo por recordar a Jerónimo. Pensé que me estaba tomando el pelo, pero no, era verdad: iba a jugar con ellas”.

Así fue la primera canaria en disfrutar de la experiencia, pese a que ella trata de quitarle importancia: “Solo disputé un partido, contra Australia, en Madrid. Considero que mi único mérito fue abrir algo de camino a las generaciones posteriores, nada más, aunque es un honor y un orgullo para mí”.

Su estilo de juego también marcó época, porque Charo Borges fue de las primeras jugadoras que lanzó en suspensión: “Me levantaba 50 centímetros del suelo. Lo aprendí con Antonio Díaz Miguel, nos explicó los fundamentos y me llamó la atención y, por mi cuenta, empecé a practicar mucho. Hasta ese momento las jugadoras se levantaban muy poquito del piso y se lanzaba con dos manos. Al final fue una de mis características”.

Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño
Charo Borges, mujeres del baloncesto tinerfeño / Fran Pallero

Volvamos al gran momento de debutar con España. Las australianas eran “muy grandes y fuertes” y pese a que regresaban a su país después de jugar el Mundial, eran netamente superiores a las españolas: “Su media de altura era de 1,80 metros y yo medía 1,67 metros. Yo jugaba mucho de pívot por mi capacidad de salto, pero aquel amistoso lo jugué de escolta. Aguantamos hasta el descanso, pero luego perdimos con dignidad y peleando”.

Ernesto Segura de Luna, presidente de la FEB, y Raimundo Saporta habían convocado al equipo antes del partido para amenazarlas: “Nos dijeron que si no ganábamos no se volvería a convocar a la selección española. Lo cumplieron a rajatabla; hasta 1974 no se volvió a reunir el equipo”. También la llamaron en esa ocasión pero, con todo comprado, la noche anterior le comunicaron que no viajara. Aún hoy sigue sin conocer el motivo. “Me dejaron en tierra sin verme jugar y desde un despacho”, rememora.

Pero sus éxitos permitieron a Borges romper una barrera que parecía infranqueable en aquel tiempo, ser la mejor deportista femenina de la Isla: “Solo había premio al mejor deportista y, en la temporada 1971/1972, se creó nuestra categoría. Fue gracias a la internacionalidad, se dieron cuenta que merecíamos atención porque nosotras también hacíamos deporte. No lo teníamos nada sencillo”.

En 1978 colgaría las botas, las mismas que aún tiene firmadas en su casa y que guarda como oro en paño. Se licenciaría en Bellas Artes, daría clases durante 41 años y mantendría viva la llama del baloncesto: “Mi vocación de siempre ha sido enseñar, poder transmitir el baloncesto a los más pequeños como hicieron conmigo. Ahora trato de ser un poco relaciones públicas, una embajadora, tratando de colaborar con todo el que me lo pide”.

Para contar su historia y transmitir sus valores por el deporte crearía un blog (septena.blogspot.com), algo que, además, tendría un significado que va más allá del deporte.

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