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Qué gran presidente habría sido Obama… para un país europeo

Testimonio en primera persona de una entrevista en la Casa Blanca con el primer presidente negro de Estados Unidos, al que sucede Trump, empeñado en borrar su legado
MARÍA ROZMAN ENTREVISTA OBAMA
MARÍA ROZMAN ENTREVISTA OBAMA
Testimonio en primera persona de una entrevista en la Casa Blanca con el primer presidente negro de Estados Unidos, al que sucede Trump, empeñado en borrar su legado. DA

Hace cinco años tuve la oportunidad de sentarme por segunda vez a conversar con Barack Obama, presidente de los Estados Unidos. A diferencia de la ocasión anterior, cuando la entrevista se realizó en Colorado, en la Base Aérea de Buckley, esta vez el encuentro se dio en la Casa Blanca.

La Casa Blanca es relativamente pequeña, he visitado mansiones de mayor tamaño, pero el simple hecho de estar en un lugar tan importante, tan estratégico y no como turista, sino como invitada del presidente para mantener un cara a cara, hizo que la experiencia tuviera una dimensión que con muchas creces superaba la ubicación de la entrevista. Es difícil no sentirse intimidado. En la Casa Blanca trabajan cerca de 400 empleados, el ajetreo es incesante. Las reglas a seguir son rígidas, y siempre hay alguien observándote. No es para menos.

Ese mismo día, mientras estaba aguardando la hora para mi directo desde la zona destinada para periodistas y corresponsales que transmiten desde la Casa Blanca, es decir en el flanco derecho, en los jardines frontales del edificio, la actividad del servicio secreto inmediatamente pasó a ser febril. Los francotiradores del tejado se hicieron visibles y las medidas de seguridad, notorias. Un hombre armado y sin camisa se había aproximado a uno de los puntos de control de acceso a la Casa Blanca anunciando a los miembros del Servicio Secreto que iba a realizar un par de disparos.

Los oficiales arrestaron a Christopher Wade Briggs, quien estaba en posesión de una pistola semiautomática de calibre 45, cargada con 13 rondas en el magacín y una en la cámara, complementadas con 171 rondas adicionales de munición. Briggs llevaba además dos cuchillos de cazador, uno con hoja serrada de 30 centímetros y otro de 18.

UNA DE MUCHAS

Esta es tan solo una de las muchas anécdotas que puedo contar de aquella visita. Pero lo más importante, fue la conversación mantenida con el presidente. En 2013, Obama acababa de entrar en su segundo mandato, derrotando en las urnas a su contrincante, el republicano Matt Romney, con una apabullante victoria. Sin embargo, con minoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, Obama me comentó que su gobierno iba a estar siempre contra las cuerdas. Sus decisiones políticas, su visión socialdemócrata, terminarían siendo efímeras.

Muchos analistas estadounidenses coinciden hoy en que el Presidente número 44 de la democracia estadounidense pasará sin duda alguna a la historia por una principal razón de peso, haberse convertido en el primer presidente negro de la República. En su momento, el mundo llegó a pensar que EE.UU. había finalmente alcanzado ese anhelado ideal de igualdad, si no entre los sexos, por lo menos entre las razas, y ese era un paso positivo.

Los últimos resultados electorales, y la despiadada campaña política previa, demuestran que tristemente, ese resultado no refleja el verdadero sentir -quizás no de la mayoría- pero si de un numeroso grupo de estadounidenses. América aún no está preparada para aceptar cambios, progresos sociales, y tolerancia. Trump, como candidato, había prometido desde los púlpitos donde predicaba en interminables giras, su desprecio hacia Washington y sus reglas, que de ser elegido presidente acabaría con todas las acciones políticas, sociales, medio ambientales, económicas e internacionales de su predecesor. Y ese ha sido el camino a seguir desde entonces.

¿CÓMO ES OBAMA?

La pregunta más común que me suelen hacer a raíz de esas entrevistas es cómo es Obama en las distancias cortas, pero rara vez me preguntan cómo es Obama como presidente, y por supuesto, en ambos casos, solo puedo dar mi modesta opinión. Barack Obama es un ser humano increíblemente carismático, inteligente, culto, con una gran sensibilidad y una visión elevada de la humanidad. Sin embargo, su pensamiento positivo y sus ideales no se tradujeron en cambios duraderos para la nación.

Los ideales de Obama podrían haberlo convertido en un gran presidente europeo, pero no en un gran presidente de Estados Unidos. A corto plazo, Obama trajo estabilidad a la economía -que dejó en una situación mucho más desahogada de la que encontró al llegar al poder, al mercado laboral, inmobiliario, la industria automotriz y la banca. Sus políticas inclusivas, defensa de los derechos de la comunidad LGTBQ y la igualdad de género, le granjearon tanto amigos como detractores. Es seguro que será recordado por su clase, su dignidad y su ausencia de escándalos. Será puesto en tela de juicio por sus intentos de arreglar el decadente sistema de salud norteamericano con un pobre plan de Salud Asequible, conocido como Obamacare, por su anexión al Tratado de Irán, por el Acuerdo sobre el Cambio Climático de París, por la muerte de Osama Bin Laden, y sin duda, por una política migratoria que trató de hacer justa: por una parte asestando con mano dura golpes a la inmigración irregular aplicando la mayor cantidad de deportaciones de la historia hasta ese momento, y por otra buscando una Reforma Migratoria Integral, que nunca se consolidó aunque sí materializó un camino hacia la regularización de los jóvenes que habían llegado de forma ilegal a Estados Unidos desde niños, y más adelante de sus padres, por medio de los Decretos Legislativos DACA y DAPA.

EL OBAMA CARE

Pero, ¿qué quedará de todo esto? Tras años tratando de desmilitarizar Afganistán, Trump ha incrementado el número de efectivos tanto en Afganistán como en Irak. Los intentos de la nueva Administración de eliminar Obamacare y presentar una solución viable han fracasado por ahora. La normalización de las relaciones con Cuba, el Acuerdo de París y el Tratado de Irán, forman parte de un lejano sueño. Las políticas ecologistas de Obama para reducir la huella de carbono, han quedado sin efecto. Los nuevos Monumentos Nacionales para declarar zonas naturales como zonas protegidas, considerablemente reducidos para su explotación en la extracción de gas natural, y fracking. Y ahora, con la controvertida nominación para el puesto vitalicio de Juez de la Corte Suprema de Brett Kavanaugh, pone en riesgo la visión demócrata en relación con los derechos reproductivos al pronunciarse en contra del aborto, se niega a estrechar la mano del padre de una de las víctimas de la masacre de Parkland mientras se pronuncia a favor de mantener la venta de rifles automáticos como parte de los derechos constitucionales recogidos en la Segunda Enmienda. El juez es partidario de dictar a favor de las decisiones de los empresarios con respecto a sus empleados en base a sus creencias religiosas; y el punto más polémico: se muestra a favor de leyes que eximan al Presidente de ser investigado criminalmente mientras ocupe su cargo. Llamativo este punto en un momento en que el presidente Trump está en el ojo del huracán por su conexión con sentenciados dentro de sus propias filas. Definitivamente, las cosas han cambiado en los últimos cinco años, y aún veremos un panorama diferente en los que vendrán, pero en el momento en el que yo estaba sentada en el “Blue Room” de la Casa Blanca en julio de 2013 con el Presidente Obama, sabiendo lo que se ahora, me hubiera gustado hacerle una última pregunta: “Can Anyone Make America Great Again? [Puede alguien hacer que América sea grande otra vez?]”.

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