El mensaje de Neil Armstrong de que “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad” podría haber inspirado a la expedición de unos 20 estudiantes que llegaron ayer a bordo del velero Morgenster bajo el mando de Edwin y Liesbeth ter Velde, procedentes de Holanda, para vivir una experiencia y encontrar soluciones sostenibles para una nueva generación.
Este proyecto está desarrollado por la fundación Clear 2 Antarctica, que dirige la pareja mencionada anteriormente con fondos procedentes de la multinacional japonesa Teijin, una empresa líder en economía circular, eliminando desechos y reduciendo la contaminación, manteniendo los productos en uso y regenerando los sistemas naturales.
Edwin y Liesbeth explicaron los pormenores de este proyecto al presidente del Cabildo, Carlos Alonso; al responsable de la Autoridad Portuaria, Pedro Suárez, y al cónsul honorario de los Países Bajos, Stan Weytjens.
La idea surgió un día que la pareja se encontraba en su domicilio preparando la cena y tiraron un paquete de plástico a la basura y decidieron apostar por un mundo más limpio, pero, sobre todo, aceptaron el desafío en vez de echarle la culpa a los gobiernos, a los supermercados o a los centros comerciales.
En esta expedición, la primera de varias etapas, se seleccionaron a unos 20 estudiantes, con una media de entre 23 y 25 años que tuvieron que pasar unas pruebas para participar en la iniciativa. Aunque la mayoría son holandeses, también hay jóvenes procedentes de Francia, Bélgica y otros países. Durante el viaje, los jóvenes, que manifestaron estar contentos con estas experiencia, convirtieron el velero en un think-tank o laboratorio flotante de ideas, cuyas conclusiones se expondrán al final del proyecto.
Pero no solo trabajan en estas expedición marítima, sino que también Edwin y Liesbeth han diseñado un vehículo, que funcionaría con energías limpias como la solar, pero en el que también se han empleado materiales como los desechos plásticos. El Solar Voyager, como se le denomina, es un vehículo de alta tecnología en el que se han trabajado todos los aspectos, como, por ejemplo, los neumáticos, que serán más blandos de los habituales. Lo probarán en el Polo Sur. El Solar Voyager demuestra que no tenemos que invertir en tecnología, sino redescubrir qué podemos hacer con ella.
“Tenemos toda la tecnología que necesitas para un mundo sostenible, ahora es el momento de aplicarla”, señala una de las estudiantes.