política

Los alfileres saltan y se rompen las costuras del Gobierno

El bipartito duró entre julio de 2015 y diciembre de 2016, tras lo que Clavijo ha aguantado en minoría con una oposición indecisa
Reunión del Consejo de Gobierno de Canarias, con Fernando Clavijo y Patricia Hernández. / DA
Reunión del Consejo de Gobierno de Canarias, con Fernando Clavijo y Patricia Hernández. / DA
Reunión del Consejo de Gobierno de Canarias, con Fernando Clavijo y Patricia Hernández. / DA

El pacto con el que se inició la novena legislatura canaria estaba en coma inducido hasta que, el 23 de diciembre de 2016, Fernando Clavijo (CC) desconectó la respiración artificial al desalojar de la sala del Consejo de Gobierno a los cuatro representantes del PSOE, incluida la vicepresidenta. Las discrepancias sobre la orientación y el reparto del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan) dieron la puntilla a Patricia Hernández, Ornella Chacón, Jesús Morera y Aarón Afonso, que habían entrado en una camilla con las ruedas derrengadas porque el presidente dudaba de qué dirección tomar. Él prefería el PP, pero las previsiones se desviaron y tuvo que enderezar el rumbo con el GPS de Agrupación Socialista Gomera (ASG). El tiempo evidenció que, en un Parlamento de cegueras políticas, Casimiro Curbelo es quien mejor las ve venir.

El 15 de abril de 2015, a un mes y nueve días de las elecciones del 24 de mayo, la juez sustituta en la Operación Corredor archivó la pieza separada abierta contra el alcalde de La Laguna y candidato de CC a la presidencia. Casi cuatro años después, Clavijo ha sido citado a declarar, el 15 de marzo, como investigado en el caso Grúas, por unos hechos acaecidos en sus etapas de concejal y regidor. Hay una gran diferencia: el flamante Estatuto de Autonomía desactivó el airbag del aforamiento, por lo que ya no responde ante el Tribunal Superior. “Líder es quien logra que le disculpen los errores”, discurre el psicoanalista David Tuckett. “No son los que se equivocan menos, sino los que saben disculpar mejor sus errores con una nueva narrativa con la que mantienen intacta su autoridad. La incertidumbre es tan desagradable para los humanos que, en vez de aceptarla para gestionarla, preferimos inventarnos un cuento que nos cuentan, contamos y nos contamos sobre qué va a pasar”. Quien pretende interesar a los demás “tiene que provocarlos”, esbozó Salvador Dalí. Del escritor, filósofo y poeta Ralph W. Emerson (1803-1882) trascendió el pensamiento de que “el éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad, en disfrutar de lo que se obtiene”.

A priori, Fernando Clavijo no excluyó de las alianzas a ninguna opción: “Eso deberá abordarse cuando los ciudadanos hayan emitido su veredicto en las urnas. Coalición Canaria tratará de buscar la estabilidad y la tranquilidad que necesitan las Islas para desarrollarse en un cambio de ciclo económico y social”. En esta ocasión se ha adelantado a los acontecimientos: “No pactaremos ni con Vox ni con Podemos, que son los extremo. Vox quiere suprimir las autonomías y Podemos ha asesorado al chavismo. Están en las antípodas de nuestras ideas”.

En diciembre de 2012, la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Australia Navarro, destapó una conspiración en Coalición Canaria “para deshacerse de Paulino Rivero”, que gobernaba con el socialista José Miguel Pérez. La moción de censura del PSOE y el PP contra Álvaro Dávila (CC) en Tacoronte, en octubre de 2013, solo generó ruido de petardos. Más adelante, Pérez acusó a sus compañeros palmeros de “despreciar los valores del partido” por juntarse con el PP para relevar a Guadalupe González Taño (CC) de la jefatura del Cabildo. La ejecutiva federal expulsó a los promotores. Anselmo Pestana resistió el envite. Nada de eso alteró los planes de Rivero y Pérez, que cumplieron su compromiso hasta el final. La renuncia de uno a repetir en los comicios siguientes bajó la guardia del otro, que se rindió ante Clavijo en un tumultuoso Consejo Político Nacional de CC similar al Comité Federal del PSOE que forzó la retirada de Pedro Sánchez para favorecer, con la abstención, la investidura de Mariano Rajoy y sacar al país del laberinto en el que se encontraba atrapado.

El 24M deparó una mayoría de escaños para CC-PNC, que en número de votos quedó por detrás del PSOE y del PP. En la ronda de negociaciones, los futuros socios apartaron al Partido Popular de los acuerdos municipales en cascada. Las gotas de la paciencia rebosaron la fuente de constante inestabilidad. José Miguel Barragán y Francisco Hernández Spínola encauzaron el endiablado diálogo, al que se subordinaban las cuatro grandes ciudades y los cabildos (siempre que cuadraran los números). La estrategia falló en el Puerto de la Cruz (CC-PP), Arico (CC-CCN- PP), Arona (PSOE-Ciudadanos por Arona) y en Granadilla de Abona (PSOE).

Las circunstancias aconsejaron tolerar la situación creada en Santa Cruz de Tenerife (CC y PP). La Laguna y el Cabildo no han sido remansos de paz. En el tercer municipio de la región, el PSOE se ha dejado por el camino a los cinco ediles elegidos y ha terminado en la oposición como derivación de las pugnas internas (la primera teniente de alcalde, Mónica Martín, desafió el liderazgo local de Luis Yeray Gutiérrez). En la Corporación insular, Pedro Martín, alcalde de Guía de Isora, ha templado gaitas como candidato del PSOE y se ha decantado por no desafinar en el coro.

El episodio de Granadilla, donde Domingo Regalado afeitó a Jaime González Cejas (PSOE) con las navajas de CC, el PP y Ciudadanos (IU se abstuvo), escribió, el 27 de septiembre de 2016, las primeras líneas rectas del epílogo. El borrador de la ruptura se fue transformando en un capítulo de relatos consumados. Desde un sector del PSOE pidieron la cabeza de Clavijo y de la consejera de Hacienda, Rosa Dávila. El secretario de Organización de CC, José Miguel Ruano, se tiró de los pelos: “Es una tontería de tal alcance que más vale que no estemos en ese tipo de discusiones. No contribuyamos a avivar el fuego”. Acabó quemado. El portavoz del Grupo Nacionalista Canario anunció el 6 de febrero último que abandonaría el ejercicio activo de la política tras los comicios, con la intención de regresar a la docencia (profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de La Laguna) y a la función pública (letrado del Parlamento). En su despedida, las palmas de sus señorías echaron humo.

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