conversaciones en los limoneros

“Mi consejo a los artistas canarios es que se manden a mudar para poder ser reconocidos”

Fue preciso invitar a un lingüista de excepción a la comida en Los Limoneros -Juan-Manuel García Ramos- para que me tradujera la jerga de Artenara de Carlos Díaz-Bertrana (Las Palmas, 1954)
Carlos Díaz-Bertrana, crítico de arte. | FOTO: Sergio Méndez

Fue preciso invitar a un lingüista de excepción a la comida en Los Limoneros -Juan-Manuel García Ramos- para que me tradujera la jerga de Artenara de Carlos Díaz-Bertrana (Las Palmas, 1954), que habla y escribe muy bien, pero que parla un dialecto canarión que en ocasiones es ininteligible. Carlos es licenciado en Historia del Arte, con premio extraordinario de fin de carrera, por la Universidad de La Laguna. Fue director general de Cultura. Y empezó una tesis doctoral sobre el crítico Eduardo Westerdahl, que iba a dirigir el profesor Javier Muguerza, pero que finalmente no terminó, ni, por supuesto, leyó. Conoció muy bien a los supervivientes de Gaceta de Arte, muy lejanos a su fecha de nacimiento, pero la influencia de Westerdahl sobre su amor al arte me parece más que notoria. Carlos Díaz-Bertrana, miembro de una conocida y apreciada familia grancanaria, acaba de ver publicado un estudio crítico y biográfico sobre el arquitecto y pintor Ernesto Valcárcel. Y dirige la Biblioteca de Artistas Canarios. Y coordina la Biblioteca Atlántica. Y dirige varias salas de arte del Gobierno de Canarias. Y ha sido comisario de grandes exposiciones de artistas locales.

-¿Vive buenos tiempos el arte en Canarias?
“No, está mal, como siempre. Esto es pequeño, aquí no existe un mercado que permita vivir a los artistas. Eso, por una parte. Y, luego, creo que para que el artista crezca tiene que moverse, conocer otras ciudades y otros mundos artísticos. La calidad de un artista está también en decidir que tiene que marcharse a otra parte”.
(Le pido nombres de artistas vivos. Y me vuelve loco: Fernando Álamo, Gonzalo González, Varcárcel, López Salvador, Paco Sánchez, Palmero, Pepe Herrera, Matallana, Julio Blancas, Batista, Martín&Sicilia, Santiago Palenzuela, Idaira del Castillo, Noelia Villena, Emi, Adelaida, Nuria Adassa, Teresa Arozena, Cristina Gómez, Karina, Laura González, Beatriz Lecuona, Moneiba, Luna Bengoechea. Y dice que se le olvida gente).

-Es decir, tú crees que hay que emigrar.
“Se lo digo a todos: mándense a mudar. Aquí su obra no va a crecer. Solo los artistas que han pasado gran parte de su vida fuera han alcanzado un cierto reconocimiento internacional”.

-Tienes razón, mira a Domínguez y a Millares.
“Y, en el caso de la literatura, Galdós; y en la música, Alfredo Kraus; y en artes plásticas, ya lo has dicho, Domínguez, Millares, Martín Chirino y César Manrique. Hay un caso excepcional, que es el de Los Sabandeños, que sí han conseguido triunfar desde aquí”.

-Bueno, Carlos, por lo menos hemos sido capaces de aprobar la Ley de Bibliotecas. Creo que somos la última comunidad española en hacerlo.
“Sí, por fin. El Informe PISA dice que los niños de 15 años que no tienen ningún libro en casa sufren un retraso académico de tres años sobre los que disponen de 500 libros. ¿Qué te parece?”.

-Últimamente hemos dado un impulso a la cultura. Ahí tienes al cine.
“Fue un acierto del Gobierno de Paulino Rivero conseguir los beneficios fiscales para el cine. Aquí siempre se han rodado películas, recuerda a Tirma, a Mara, a El Ladrón de los guantes blancos o Hace un millón de años. Ahora, gracias a esas desgravaciones fiscales, se hace cine de verdad en las islas”.

-¿Sigue siendo el arte eso que llamaban un espacio de libertad?
“Al menos debe ser transgresor, perturbador, algo que nos sacuda, porque para tranquilizarnos ya tenemos la ciencia y la religión. Para mí, el arte es un espacio de libertad; por eso detesto a los artistas dogmáticos y a la moda, esos artistas filósofos que se marcan unos rollos tremendos y que se dedican a hacer chistecitos ingeniosos. Los que tengo en cuenta van al límite, tienen oficio, innovan y exageran. Crean obras intensas que renuevan la sabiduría de los viejos maestros y les añaden un vértigo nuevo, aunque solo utilicen un lápiz, como es el caso de Julio Blancas”.

-¿Tienes una definición para el arte?
“Se la copio a Debussy: “El arte es la más bella de las mentiras”. La comparto absolutamente”.
(Hablamos de arte contemporáneo. Para Carlos Díaz-Bertrana, está sobrevalorado. Para muchos es un camelo, un fraude, y para otros “una colección de obras que iluminan y expresan la condición humana”)

Carlos Díaz-Bertrana, crítico de arte. | FOTO: Sergio Méndez

-La cita es buena. ¿Es tuya?
“No, yo no soy muy creativo, pero no me acuerdo ahora de quién es. El arte ha sido minoritario, elitista si quieres, si bien en los últimos años se ha democratizado. Hay demasiados artistas, demasiadas facultades de Bellas Artes y mucha gente que aún cree en pajaritos preñados, en la romántica, bohemia y juerguista vida del artista. Los buenos artistas que conozco, además de tener talento, trabajan un montón y saben que en la perseverancia está también el éxito”.

-¿Cuál es, stricto sensu, y perdón por el latinazgo, que diría Calero, la misión de un crítico?
“Pues acompañar al artista, que es una persona solitaria y llena de incertidumbre”.

-¿Solo eso?
“No, también pasar a palabras las intenciones del artista, facilitar la comprensión de su trabajo, contextualizarlo con referencias históricas, conceptuales, filosóficas, didácticas, iconográficas…”.

-Si confiaras en los humanos, ¿qué serías?
“Anarquista”.

-Pero no confías.
“No, y entonces me conformo con un Gobierno de socialistas, de Podemos, de nacionalistas y de independentistas. Los que aprobaron la moción de censura contra el PP. No creo, por ejemplo, que la vía judicial y la supresión de la autonomía vayan a arreglar lo de Cataluña, sino a radicalizar más el asunto”.

-¿El feminismo?
“Me preocupa, y mucho, la falta de respeto a las mujeres”.

-¿Qué quieres para Canarias?
“Mira, la única aportación de Coalición Canaria al debate ha sido eso de “que se cumpla la ley y cuidadito con darle nuestro dinero a los catalanes”. Lo mismo dicen PP y Ciudadanos. Ningún matiz, ninguna complicidad, a diferencia del PNV, que cuestiona las formas de los independentistas catalanes, al tiempo que aprovecha el momento para reclamar su derecho a la autodeterminación”.

-¿Lo nuestro qué es? ¿Un nacionalismo descafeinado?, ¿un cortado leche y leche?
“El nacionalismo canario es light. No conduce a nada. En los últimos años, las únicas aportaciones teóricas al nacionalismo canario las ha hecho el profesor García Ramos y maldito el caso que le han hecho. Si fueran coherentes con el nacionalismo, Juan-Manuel García Ramos debería encabezar la lista electoral de CC-PNC. Que las islas abandonen ya sus reinos de taifas y sus personalismos y que trabajen en un proyecto común”.
(Yo quería hablar más de arte, pero el lápiz –siempre el lápiz- quiere escribir de política. Carlos es un tipo comprometido con su país y con su gente. Le preocupan las desigualdades entre los muy ricos y la clase media. Le preocupa que no se entienda una apuesta necesaria por el ecologismo y por el feminismo. Le preocupan los paraísos fiscales, que nadie desmantela, la timidez en el cobro de impuestos a las multinacionales “porque si los que tienen más perras pagaran más sería mucho más fácil mantener y aumentar las pensiones y mejorar la sanidad”).

-Antes te pedí que definieras a un crítico de arte. Ahora te pido que definas a un político de España. Bueno, y de Canarias.
“Me tienen harto con su sobreactuación y con la crispación que provocan. Han pasado de ser adversarios a enemigos. Salvo alguna excepción, me parecen mediocres y exaltados. Solo dicen, y sin complejos, obviedades y mentiras. No han entendido que deben dialogar hasta la extenuación. Alguien dijo que los burócratas, y por extensión los políticos, son personas que abusan del lenguaje opaco para ocultar las pobrezas de su alma y de su conocimiento”.

-Volvemos al arte. Los genios, los canarios que han triunfado, se han inspirado, en parte, en lo viejo de Canarias. ¿No?
“Hombre, César veneró a los cactus; Millares realizó sus famosas arpilleras; ahí está también Chirino. Hay varios niveles de artistas, clasificados por el valor de su obra, por su cotización, aunque existan muchas diferencias de criterio a la hora de poner precio a sus creaciones”.
(Y me cuenta una anécdota de César Manrique. Comía con Carlos en Lanzarote y se acerca a ellos una señora, muy educada. “¡Don César, perdone que lo moleste, pero usted es una de las dos personas a las que he admirado siempre!”, le dice la señora al pintor, escultor y urbanista lanzaroteño. “Muchas gracias, señora, encantada de conocerla. Y, por curiosidad, ¿me podría contar quién es la otra persona?”. “Claro que se lo digo: es Rappel”. A César casi no le da un síncope).

-Me lo imagino.
“No, no te lo puedes imaginar”.
(Carlos me dice que no deje de elogiar el steak tartar de Los Limoneros, “porque es el mejor del mundo”. Lo saborea con lentitud. Juan-Manuel hace rato que se fue al Parlamento, no escuchó los elogios del crítico de arte. Y yo tengo que terminar).

-Un consejo final a los artistas.
“No, consejos no, solo repetir que se manden a mudar porque aquí su obra no va a crecer. Insisto en que solo los artistas canarios que han pasado gran parte de su vida fuera han alcanzado un cierto reconocimiento internacional”.

-Palabra de Dios. Por cierto, Martín Chirino, paz descanse, cada vez que comía con alguien, a la hora de pagar la cuenta se iba a mear.
“No te tolero esa falta de respeto y tampoco me consta”.

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