Cuando peor se ponían las cosas en el derbi entre blanquiazules y amarillos, el corazón de una plantilla liderada por Carlos Ruiz, Luis Milla, Suso y Malbasic, y el apoyo sin descanso de la afición, volvió a ser decisivo para remontar un marcador que se había puesto cuesta arriba para lograr una victoria que significa mucho más que los tres puntos.
Ayer no fue un día cualquiera, era el del derbi canario, un partido que no deja indiferente a nadie en las Islas, sea forofo o no al deporte rey. Más de 750 aficionados viajaron desde Gran Canaria para animar a sus colores, y en Tenerife, más de 18.000 blanquiazules orgullosos de sus colores ofrecieron a sus jugadores el mejor recibimiento posible desde el Hotel Escuela a la ‘catedral’ del fútbol provincial. Las bufandas al viento llenaron el cielo de los colores azul y blanco en los prolegómenos del partido, durante los 90 minutos -llevando en volandas a los jugadores- y después del mismo festejando un triunfo ante el eterno rival. Sobran las palabras. El fútbol es esfuerzo, lucha, ilusión, emoción y felicidad… Desde el banquillo, Carlos Ruiz se disfrazó ayer de Messi para llevarnos al éxtasis. ¡Con qué poco nos conformamos esta temporada!.
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