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Alicia Rodríguez Reyes: “Ser la voz del Tranvía es el trabajo del que me siento más orgullosa”

Como su propio nombre indica vive en el País de las Maravillas: “Siempre digo que tengo un apellido checoslovaco y otro monárquico”, señala a carcajada limpia
Alicia Rodríguez Reyes: "Ser la voz del Tranvía es el trabajo del que me siento más orgullosa". Sergio Méndez
Alicia Rodríguez Reyes: “Ser la voz del Tranvía es el trabajo del que me siento más orgullosa”. Sergio Méndez.

Localizarla para la entrevista resulta sencillo y más fácil aún es entablar una conversación con ella, porque las risas, el buen humor y el buen rollo son las notas predominantes en esta santacrucera. Como su propio nombre indica vive en el País de las Maravillas: “Siempre digo que tengo un apellido checoslovaco y otro monárquico”, señala a carcajada limpia. Es Alicia Rodríguez Reyes, la persona que puso, hace ya más de doce años, su voz al Tranvía de Tenerife.

– ¿En qué colegio cursó sus estudios primarios?
“Pureza de María Santísima, en la Rambla, en Santa Cruz”.

– ¿Y el Bachillerato dónde lo hizo?
“Reconozco que fui muy mala estudiante. Estuve en varios institutos: empecé en la Pureza; seguí en el de Ofra 5, junto a la Comandancia de la Guardia Civil, y terminé en el del Barrio de La Alegría, donde hice el entonces llamado C.O.U.”.

– ¿En plena adolescencia supo a lo que se quería dedicar en el futuro?
“Qué va. Pasé de querer ser veterinaria a ser otras muchas cosas. Eso sí, lo de ser actriz sí que lo tuve en mente mucho tiempo. Recuerdo que cuando iba a dar el paso a la Universidad, mi padre me preguntó: ¿Qué quieres ser en un futuro? Quiero ser actriz, quiero hacer Arte Dramático. Y él, muy sabiamente, me dijo: Por qué no estudias primero otra cosa, para que no digan que es Alicia Rodríguez la actriz, sino Alicia Rodríguez la no sé qué, que además es actriz. Y como yo había dado clases particulares, incluso a gente de mi familia, pues lo de ser profesora es un poco ser actriz, ya que tienes que dar tu mejor cara aunque tengas un mal día. Entonces estudié Magisterio, cosa que alegró mucho a mi padre, puesto que su padre y él venían de la docencia. Mi padre llegó a dar clases de Álgebra en la Escuela de Aparejadores de la Universidad de La Laguna”.

– ¿Cuáles fueron sus primeros pasos en el mundo laboral?
“De hacer cancamitos, ya ni me acuerdo de todo lo que he hecho. Como contratada estuve trabajando en el Ayuntamiento de Santa Cruz, concretamente en el Censo de Población del año 1991. Ese fue mi primer trabajo”.

– ¿Prensa escrita, radio o televisión?
“Por este orden, radio, porque fue ahí donde empecé; luego, televisión y en cuanto a prensa escrita, lo más parecido es hacer algunas cosas en las redes sociales”.

– ¿Cómo sucedió lo del tranvía, lo de ser la voz?
“Pues la historia se resume de la siguiente manera: Yo era locutora publicitaria y había grabado todas las cuñas de las obras del tranvía. Cuando concluyeron las mismas dijeron que querían una voz, enviaron un casting con tres o cuatro voces y el Tranvía me eligió a mí”.

– ¿Pasó un casting previamente o la empresa se fijó en usted desde el primer momento?
“Sé que les enviaron tres o cuatro opciones, no recuerdo el número exacto, y ellos eligieron la mía. O sea, que fue como un amor a primera vista…por parte del Tranvía, claro (se ríe a carcajadas)”.

– ¿En qué consistieron las pruebas delante del micrófono y dónde se realizaron?
“No, no hubo pruebas como tales. Se les enviaron una serie de demostraciones de audios mías, de diferentes grabaciones que yo había hecho. Supongo que serían de las cuñas de las obras del Tranvía, de las que te hablé antes, y ya está. Nunca tuve que hacer una prueba específica para el Tranvía, sino que les mandaron grabaciones mías”.

– ¿Dónde realizó esas locuciones?
“En Estudios Multitrack, que es donde estaba trabajando además. Por aquel entonces estaban Manu y José Izquierdo. Paco Chinea se había ido al estudio de música”.

– ¿Hubo muchas repeticiones de los textos leídos? ¿Daría para numerosas tomas falsas?
“La verdad es que no. Me suelen llamar la locutora express. Je, je, je. Es que soy rapidita para eso. ¿Tomas falsas? No muchas. Pienso que, ahora, ha habido otras mucho más memorables”.

– ¿Fue muy duro o se lo pasó muy bien?
“Me lo pasé muy bien y es que siempre me lo paso muy bien en este tipo de trabajos”.

– ¿Es usuaria habitual del tranvía?
“No soy muy habitual, pero te diré que tengo hasta la aplicación Ten+ Móvil. Me encanta subirme al tranvía y escucharme, porque es uno de los trabajos de los que me siento más orgullosa”.

– ¿Es consciente de que su voz se ha escuchado, al menos en alguna ocasión, en muchos lugares del mundo gracias a la difusión de los turistas y de las redes sociales?
“Sí, lo soy. Créeme que hasta me da un poco de vértigo. Y sale hasta en el cine y en un montón de sitios. Es realmente flipante”.

– Después de haberlos escuchado por primera vez, ¿corregiría algunos de los textos?
“No, no creo. Bueno, de hecho se corrigieron. Cuando se inauguró la Línea 2, el propio Tranvía corrigió algunos textos, porque cambiaron algunos nombres de Paradas. Sin embargo, te vuelvo a repetir que es uno de los trabajos de los que me siento más orgullosa”.

– ¿Le asustan o le congratulan estas cifras: en 12 años, más de 161 millones de usuarios han cogido el tranvía y han escuchado su voz durante el trayecto?
“Me encanta, qué fuerte escuchar eso (se sonroja y sonríe abiertamente, pero con timidez). Qué bueno que mi voz sea superfamosa”.

– Y sólo el pasado año se subieron al tranvía casi 15 millones de personas.
“Es una pasada. El año pasado vino un chico, que es un youtuber, es venezolano y se llama Marco Pérez, y me pidieron que yo hiciera la presentación en el Paraninfo. Entonces hice algo que suelo llevar a cabo con la gente que no me conoce o que no sabe quién soy. ¿Ustedes se han subido al tranvía alguna vez? Cierren los ojos y dije en el micrófono: Destino Intercambiador. La gente empezó a gritar y a aplaudir. Por unos instantes, me sentí Michael Jackson”.

– ¿La han reconocido por su voz, tanto dentro como fuera del tranvía?
“Sí, en alguna que otra ocasión. Una vez, en un cajero, una cajera de HiperTrébol me dijo: ¿Usted no es la voz del Tranvía? Sí, cómo lo sabe, le contesté. Es que esa voz es inconfundible, me respondió. Uaauuuu, flipé. Dentro del tranvía, no tanto. Alguna que otra vez, me he identificado, pero es muy raro que me reconozcan, pero sí que me llamó la atención lo de aquella mujer en un supermercado”.

– Anécdotas curiosas que recuerde durante las grabaciones de los textos.
“Es que fue todo muy rápido. Realmente, no sabría decirte alguna en concreto. Iba todo rodado en las grabaciones. Los nombres de las paradas, uno detrás de otro y todo era muy fluido. Sí que me gustaría contar algo que me sucedió con un hijo de una prima mía. Fue ya con el tranvía en funcionamiento. Mi sobrinito segundo nació con unos problemillas de salud y, en esa dura etapa, me dio por transmitir mensajes y locuciones de buen rollo a través de las redes sociales. Todo tenía que ser dentro del positivismo más absoluto. Afortunadamente, Máximo, que así se llama, se recuperó. Pues bien, hace muy poco, ya con seis años de edad y usuario del tranvía, mi sobrinito ha comprendido cuál es mi verdadero cometido dentro del Tranvía. Mi prima, su madre, me dijo el otro día lo siguiente: Máximo ya comprende por qué Alicia va hablando a cada momento. Dice que le va explicando a la gente dónde puede bajarse y que, además, ella dirige al conductor para que no se equivoque y pare. Dime que no es algo increíble”.

– ¿A usted le valió la pena todo el esfuerzo realizado?
“Sí, por supuesto. Ya te dije anteriormente que es uno de los trabajos de los que me siento más orgullosa”.

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