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Eligio Hernández: “El Estado debe garantizar la laicidad incluyente e integradora”

El pregonero de las Fiestas del Cristo 2019 rechaza la intransigencia y recuerda que “Europa no tiene futuro desterrando a Dios”
El ex fiscal general del Estado Eligio Hernández, durante un momento de la lectura de su pregón, ayer, en el Consistorio. DA
El ex fiscal general del Estado Eligio Hernández, durante un momento de la      lectura de su pregón, ayer, en el Consistorio. DA
El ex fiscal general del Estado Eligio Hernández, durante un momento de la lectura de su pregón, ayer, en el Consistorio. DA

El pregonero de las Fiestas del Cristo de La Laguna, el ex fiscal general del Estado, Eligio Hernández Gutiérrez, abogó durante su lectura por que “el Estado, constitucionalmente aconfesional, debe garantizar la laicidad incluyente e integradora”, rechazando “la intransigencia”, que “ha sido la flor nefasta de la vida social política y religiosa de la España contemporánea”. El salón de plenos de las Casas Consistoriales acogió ayer, a las 20.00 horas, la lectura del pregón, con el que se arranca oficialmente el programa de actos previstos para estas emblemáticas fiestas. Un acto que contó con la presencia de representantes políticos, eclesiásticos y de la sociedad lagunera y tinerfeña.

Eligio Hernández comenzó su pregón agradeciendo al alcalde de La Laguna, al obispo y a la Esclavitud del Cristo la oportunidad de ser pregonero de estas fiestas. “Para un herreño que siempre se ha considerado cristiano viejo, militante activo y combativo a temprana edad de las Hermandades Obreras de Acción Católica, y que es devoto del Cristo de la Laguna desde los días alegres de la infancia, es un inmenso honor pregonar sus fiestas”, enfatizó. “El contenido del pregón que van a oír son unas reflexiones sobre la fe y sobre temas inescindibles de la fe, como el significado de Jesucristo para aquellas personalidades que se consideraron agnósticos o ateos -continuó-, que no tuvieron la suerte de que se les haya concedido la gracia de la fe, pero a los que Dios nunca abandona, tema que me ha apasionado desde siempre; o como el laicismo excluyente de la fe que se invoca en vano con frecuencia para intentar desterrar a Dios y expulsar al crucifijo de los lugares públicos. Pero lo que pretendo en este pregón, sobre todo, es proclamar la fe cristiana de quien es cristiano por encima de cualquier otra consideración”.

Eligio Hernández estructuró su pregón en dos bloques, el primero dedicado a la figura histórica de Cristo, y el segundo, al Cristo de La Laguna y la ciudad de Aguere.

Respecto a la figura histórica de Cristo, el ex fiscal general del Estado destacó que, “como dijo el escritor italiano, inicialmente ateo y escéptico, y posteriormente fervoroso católico, Giovanni Papini: A pesar de tanto derroche de tiempo y de ingenio, Cristo no ha sido eliminado de la tierra”. En esta línea, indicó que “no percibo la cristofobia que se ha denunciado desde algunas posiciones católicas integristas. Antes al contrario. Hasta los más encarnizados enemigos del cristianismo muestran aprecio, reconocimiento y respeto hacia Jesús de Nazareth”.

“Toda mi vida la he dedicado a la conciliación de la fe con la racionalidad, de la laicidad integradora con la confesionalidad, a la defensa de la neutralidad política de la religión, así como a la conciliación de lo que se ha dado en llamar las dos Españas […].La intransigencia ha sido la flor nefasta de la vida social, política y religiosa de la España contemporánea […]. No siempre fue así. Ha habido épocas en que imperó la tolerancia y la concordia. Entre el fragor de las contiendas civiles y religiosas siempre ha fluido la humilde corriente de los conciliadores, entre los que pretendo modestamente encontrarme cuando se escriba una historia de los españoles tolerantes”, continuó, pasando a realizar una relación de reconocidas figuras de la historia de España que han destacado por esta tolerancia.

A este respectó, Eligio Hernández criticó que “la propuesta de supresión de los funerales religiosos de Estado, y la toma de posesión de cargos públicos, sin el crucifijo ni la Biblia, de la que ahora se hace alarde, es la expresión de un laicismo excluyente, que es una actitud enfrentada y beligerante con la Iglesia, propio de algunos pretendidamente progresistas, que no han sabido olvidar nada ni aprender nada”. Por ello, indicó que, a su juicio, “el Estado, constitucionalmente aconfesional, debe garantizar la laicidad incluyente e integradora, que supone respeto para los que profesan cualquier religión, una situación, con estatus político y jurídico, que garantiza la neutralidad en el tema religioso, el pluralismo, los derechos y las libertades, y la participación de todos”.

El pregonero también expuso que “Europa no tiene futuro desterrando a Dios. Europa es cristiana o no es. Nuestra Europa ignora que la salvó del Islam el cristianismo combatiente […]. Ahora Europa parece que reniega de su pasado cristiano y de la Cruz que nos hizo grandes, desterrando a Dios de nuestras leyes y de la vida pública. El vacío moral en el que estamos hundidos, está siendo aprovechado por el Islam, que cree que su religión es la verdadera y que debe ser impuesta por la fuerza y por la violencia del islamismo radical en Europa”. A este respecto, expuso que “el presidente ruso Vladimir Putin, otrora marxista leninista, cristiano ortodoxo convencido, se ha erigido en defensor de los valores culturales y cristianos de occidente, y es quien mejor ha definido la imparable invasión musulmana de Europa, y las gravísimas consecuencias que de la tolerancia de nuestros líderes políticos occidentales se están derivando para nuestra cultura, nuestros valores y nuestra libertad, y, particularmente, para el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras”.

A continuación, Eligio Hernández pasó al segundo bloque de su pregón, dedicado al propio Cristo de La Laguna, cuya devoción “como por la Virgen de los Reyes, nació en mi pueblo natal del Pinar, que el día de la Cruz, cada tres de mayo, engalana con joyas y flores dos cruces que se encuentran en su hermosa campiña contigua al frondoso monte de pinos, al son de los pitos y tambores de los bailarines que, incansables, improvisan el tango herreño repitiendo con lágrimas en los ojos el estribillo ‘al pie de la Cruz me muero, que dichosa muerte espero’. Mucho antes de bregar en el terrero de la Manzanilla y de comenzar mis estudios universitarios en la Universidad de la Laguna, el orador lírico sagrado herreño el canónigo Leopoldo Morales Armas me llevó de la mano, cuando a los 14 años ingresé en el Colegio La Salle San Ildefonso, a orar por primera vez al Cristo de la Laguna”, rememoró.

500 años en 2020

El pregonero recordó que “el Santísimo Cristo de La Laguna es una de las imágenes religiosas más antiguas del Archipiélago, y una de las mejores imágenes que forman parte del Patrimonio Histórico de Canarias, y que en 2020 se cumplirán 500 años de la llegada de la imagen del Cristo de La Laguna a la isla de Tenerife”. Eligio Hernández hizo a continuación una relación de escritos, cantares, coplas y poemas dedicado al Cristo de La Laguna.

“Debo, además, mi amor a la Laguna y mi devoción al Cristo de la Laguna a dos ilustre figuras del foro tinerfeño, de ideas diferentes -continuó-. Al abogado lagunero Manuel Aledo, eximio jurista, que amaba a la Laguna porque sí, sin más explicaciones, a la que sublimaba apasionadamente […]. En una posición aparentemente contrapuesta, también debo mi amor a la Laguna y devoción al Cristo, al ilustre abogado, novelista, poeta, culto helenista, y diputado republicano, Luis Rodríguez Figueroa, nacido en el Puerto de la Cruz, pero lagunero de corazón, de cuyos numerosos hijos exiliados fui amigo y abogado. Su hijo Hostilio, que vivió y falleció en Colombia, me contaba que su padre, cada domingo le pedía que acompañara a su madre a misa a la iglesia de la Concepción. Dedicó un poema a La Laguna, a la que llamó ciudad romántica”.

“Pidámosle al Cristo de la Laguna, en la celebración de sus fiestas, que les hable a todos los laguneros, a los canarios de todas las islas, especialmente a los de Gran Canaria que han sufrido un pavoroso incendio, y de allende los mares de Hispanoamérica que le visitan, y, sobre todo, a los que no han tenido la suerte de ser tocados por la fe, para que le cuenten sus penas, les acoja en su seno, y así haya más alegría en el cielo por un sólo pecador que se convierta que por 99 justos”, concluyó.

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