granadilla de abona

Granadilla concluirá a principios de 2020 su gran apuesta cultural

El antiguo secadero de tabaco, uno de los edificios de mayor valor histórico del casco urbano, declarado Bien de Interés Cultural, albergará exposiciones, conferencias y pequeños conciertos
La reforma del viejo secadero de tabaco costará 350.000 euros; el edificio dispondrá de plaza con bancos, patio y mirador panorámico con vistas al barranco, el monte y la costa. DA
La reforma del viejo secadero de tabaco costará 350.000 euros; el edificio dispondrá de plaza con bancos, patio y mirador panorámico con vistas al barranco, el monte y la costa. DA
La reforma del viejo secadero de tabaco costará 350.000 euros; el edificio dispondrá de plaza con bancos, patio y mirador panorámico con vistas al barranco, el monte y la costa. DA

Más de 140 años contemplan el viejo secadero de tabaco de Granadilla de Abona, uno de los edificios de mayor valor histórico del casco urbano de la localidad chasnera, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Canarias en el año 2008.

En su interior se resecaban las hojas de toda la comarca sur para ser exportadas en pleno auge del cultivo que surgió como alternativa a la cochinilla, sector que entró en crisis tras la aparición y desarrollo en Europa de los tintes químicos. Pero, además de tratar la materia prima del tabaco, el inmueble construido en 1878 por el célebre cosechero sureño José García Torres, cuyas iniciales figuran en una placa tallada en piedra que luce en su fachada, en la que también consta la fecha de la edificación, fue utilizado como corral de comedia y hasta cine del pueblo en distintas etapas.
El Ayuntamiento de Granadilla de Abona, que adquirió el edificio hace ahora 11 años, se ha propuesto rehabilitarlo y convertirlo en un gran espacio cultural polivalente y multiusos de 400 metros cuadrados en el que se puedan contemplar exposiciones, escuchar conferencias, celebrar reuniones y asistir a conciertos, entre otras actividades. Todos los grupos municipales respaldaron, en un pleno extraordinario celebrado en diciembre de 2016, la aprobación del convenio para la financiación de las obras de rehabilitación.

La reforma costará 350.000 euros, de los que el Cabildo aporta el 80% y el Consistorio, el 20% restante, e incluirá la creación de una plaza con bancos para el descanso a la entrada (en la parte delantera del edificio), mientras que la antigua huerta trasera se transformará en un patio y un mirador panorámico, que permitirá a los visitantes disfrutar de un valor añadido: las vistas al barranco, el monte y la costa, pero sobre todo al Camino Real del Sur, en el tramo entre El Río y Granadilla, una vía de comunicación secular de gran valor histórico que enlazaba los principales núcleos habitados de las medianías y que aún conserva parte de su empedrado.

El proyecto del Espacio Cultural El Secadero está en marcha desde el pasado 21 de diciembre, fecha en la que se colocó la primera piedra, y el plazo para ejecutar las obras es de 12 meses, es decir, si se cumplen las previsiones, el casco de Granadilla contará con un gran edificio para celebrar todo tipo de actividades culturales a principios del próximo año. Sus responsables técnicos califican el edificio de “joya arquitectónica” y de “espacio único”, lo que les ha llevado a diseñar un modelo “lo menos invasivo posible para resaltar su valor patrimonial”.

La edificación, situada en la calle José Reyes Martín, cuenta con rasgos arquitectónicos singulares, con una doble nave con sendas cubiertas a dos aguas. En sus muros laterales se abren unos huecos de forma rectangular por donde entraba el aire para secar las hojas de tabaco antes de enviarlas a su destino.

Esta actividad industrial cobró una gran importancia en toda la comarca y de ella vivieron numerosos vecinos, convirtiéndose en el único medio de subsistencia para muchos de ellos. La construcción conserva elementos que contribuyen a mantener un ambiente que transporta al visitante más de un siglo atrás.

El expediente que sirvió para declararlo Bien de Interés Cultural aboga por la preservación del edificio en un lugar “sin grandes impactos negativos generados por transformaciones urbanísticas recientes”.

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