El periodista Juan Cruz fue de los primeros chicos de su barrio que pudo ir a la universidad. “La nuestra fue una generación muy golpeada por la posguerra, por el trabajo prematuro que arruinó a muchas generaciones de muchachos”, afirmaba ayer. Más de 50 años después de que entrara por aquellas escaleras de piedra negra y volcánica por primera vez, el Gobierno canario decidió nombrarlo ayer vocal y presidente del Consejo Social de la Universidad de La Laguna.
Según explicaba el portavoz del Gobierno, Julio Pérez, a Juan Cruz no solo le avala su prestigiosa carrera como escritor y periodista, ligado desde su fundación al periódico El País, sino también su labor como gestor, porque estuvo durante años como director de Alfaguara y El País/Aguilar o de la Dirección de Comunicación de Santillana. “Yo creo que es un perfil muy interesante, con mucha proyección social”, comenta Pérez.
Las funciones del Consejo son importantes y complementan al órgano ejecutivo de la universidad, que está liderado por la rectora, Rosa Aguilar, y sus vicerrectores. Ya lo especifica su propio reglamento: “Corresponde al Consejo Social de la Universidad de La Laguna la supervisión de las actividades de carácter económico de la Universidad, del rendimiento de sus servicios y de su gestión, promover la colaboración de la sociedad en la financiación de la Universidad y las relaciones entre esta y su entorno cultural, profesional, económico y social al servicio de la calidad de la actividad universitaria.
“Me siento muy honrado por este nombramiento”, afirma Juan Cruz, que recuerda cuando él era el único chico del Colegio Mayor San Fernando que tenía llave para entrar por la noche porque estaba trabajando ya de periodista, al mismo tiempo que cobraba una beca de 500 pesetas del Cabildo y empezó a trabajar de auxiliar de biblioteca para el científico Antonio González.
“Yo llegué a la universidad con una inmensa curiosidad y con ganas de saberlo todo”, cuenta. “Fui el cronista para La Tarde, El Día y La Provincia, de lo que ocurría en la universidad. Trabajaba en la biblioteca, pero era concurrente asiduo del bar. Par mí, esto es como volver a estudiar. Como yo estudié tan mal, a lo mejor ahora me dejan ir de oyente a las clases”, afirma .
Es conciente de su reponsabilidad. “Yo no sé lo que tengo que hacer, pero sí sé lo que hago cuando te
ngo algo que hacer, y es hacerlo”. Según Cruz, le debe demasiado a la universidad, a sus compañeros, a sus profesores como para regatearle un minuto de su tiempo. “En un tiempo de muchas dificultades, la universidad consiguió mantenerse como un lugar no solo de estudio, sino también de convivencia y de búsqueda”.
No lo dejará todo, porque el periodismo sigue siendo uno de sus alimentos fundamentales. “Yo tengo tres madres: la mía propia, mis hermanas, que me cuidaron como si lo fueran, y la universidad. Y luego tengo otra madre, que también parece un padre, que es el periodismo”.
A partir de ahora tendrá que ponerse a cumplir sus nuevas funciones, y lo primero que piensa hacer es charlar con su antecesor, Raimundo Baroja, con la rectora, con quienes saben mucho de la universidad. “Seguro que me pondrán tareas y luego me tendré que examinar”. Dice que hay mucha gente a la que quiere pedir ayuda. Entre otros, a algunos de sus compañeros de clase. “Yo quiero que mi trabajo sea colectivo, que la gente sepa que sus ideas serán tenidas en cuenta como si yo estuviera trabajando para ellos”.
Juan Cruz recuerda cuando venían poetas de otras Islas y Los Sabandeños los acompañaban cantando. “Hoy he llamado a Elfidio Alonso, uno de mis primeros compañeros y maestros periodistas y le he dicho que Los Sabandeños tenían que ayudarme. Yo quiero que la universidad reciba estímulo, alegría, eso es lo que quiero aportar”.
Los retos no amilanan al periodista: “Cuando yo llegué a Alfaguara, no tenía ni idea de lo que tenía que hacer. Y gracias a la ayuda de otros, aquel trabajo fructificó”.
Juan Cruz es un tinerfeño que lleva muchos años en Madrid, pero nunca ha dejado de vivir en Tenerife, de caminar por sus calles. A partir de ahora, es probable que se lo encuentren más todavía.
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