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Iván Ania, un ‘villano’ de 400 kilos

Un Tenerife que se negaba a bajar a Segunda División pagó una millonada por el actual entrenador del Racing de Santander, próximo rival de los blanquiazules en el Heliodoro

31 de julio de 2003. El CD Tenerife vivía una situación institucional y deportiva sumamente convulsa. El segundo descenso a Segunda División (2001/2002) de la era Pérez desembocó en un histórico cambio presidencial (diciembre de 2002). Víctor Pérez Ascanio tuvo que afrontar la política de abrocharse los cinturones en una entidad que aún arrastraba el cartel de equipo de Primera. No fueron pocos los obstáculos que se encontró el expresidente y su junta directiva, entre ellos algunos que fueron imposibles de superar. “Unos señores han puesto a la entidad entre la espada y la pared, están en su derecho porque es su dinero, pero se podría reclamar con otras formas”. Uno de esos señores a los que se refería el por aquel entonces máximo mandatario de la entidad es Iván Ania, hoy en día entrenador del próximo rival blanquiazul: el Racing de Santander.

El CD Tenerife fichó al exjugador asturiano el último día de un mercador invernal en un intento a la desesperada por salvar la categoría. Pagó por él la cantidad de 400 millones de las antiguas pesetas, una cifra muy respetable en aquella época.

Formado en las categorías inferiores del Oviedo, Iván Ania había debutado en Primera División el 11 de junio de 1995 en derbi contra el Sporting y entró al campo en el minuto 80 para sustituir a Oli y cuando sólo contaba con 17 años. Se convirtió en un fijo de las plantillas del Oviedo hasta que en la campaña 2001-02, con el descenso del equipo a Segunda, el club le traspasó al Tenerife. “El Tenerife y Felipe Miñambres me han tratado como a un rey. Me han hecho una oferta irrechazable. Sin embargo, me voy de Oviedo por que el club me amenazó con apartarme del equipo si no firmaba”. Obviamente, su salida del cuadro carbayón fue bastante sonada.

El Tenerife apuró al máximo el plazo para la inscripción de jugadores en la LFP. A las 19:30 horas se confirmaba que Ania recalaba en el equipo blanquiazul. La operación se venía gestando desde hace algunas semanas, aunque todo se había enfriado ante la negativa del jugador a aceptar un traspaso.

Pepe Mel había insistido en reforzar el interior izquierdo, de ahí la incorporación de Ania, quien firmó un contrato de cuatro campañas. Sin embargo, en ese documento se recogía un apartado por el cual, el futbolista conocería una sensible rebaja en el precio de su cláusula de rescisión si en alguna de esas temporadas el Tenerife descendiese a Segunda División, como finalmente sucedió. Con esta plantilla, el consejo de administración blanquiazul confiaba en alcanzar la permanencia.

No se obró el milagro y el Tenerife 2001-2002 de Javier Clemente, Aragoneses, Lussenhoff, Martí, Javi López, Dani o Marioni, entre otros, bajó a la categoría de plata.

Como jugador del Tenerife, a Ania no le fueron mal las cosas. En la primera temporada jugó 28 partidos, 22 como titular, y marcó cuatro goles.

Uno de ellos fue probablemente el mejor de su carrera. 15 de octubre de 2001. Desde la lejanía del círculo central, Iván Ania logró el gol de la Liga. El zurdo se encontró con un balón que botaba allá en el centro del campo y no se lo pensó dos veces. Lanzó una parábola que cogió adelantado a Unzue, que se lanzó sin poder alcanzar aquel envío perfecto. Un golazo digno de ser visto una y otra vez y que no hizo sino certificar el justo triunfo del Tenerife frente al Osasuna (0-2).

En la siguiente, ya en Segunda (2002-2003), jugó 23 y volvió a anotar cuatro dianas. En la siguiente David Amaral decidió no tenerle en cuenta para su proyecto deportivo, aunque al asturiano le quedaban dos años más de contrato firmados.

La directiva blanquiazul llevó a cabo un plan de quitas que aceptaron gran parte del plantel, pero otros se cerraron en banda y se negaron a perder ni un céntimo, como Dani, Kiko Torres, Sergio Aragoneses, Javi López y el mencionado Iván Ania. A todos el club tuvo que pagar el cien por cien de sus emolumentos, “demostrando así una falta de comprensión y solidaridad con sus compañeros y con la entidad”, aseguró el por entonces portavoz del consejo, Julio Luis Pérez, hoy vicepresidente del Granadilla.

Eran otros tiempos, en los que la entidad estaba sumida en un caos de denuncias ante la AFE que cada verano hacían peligrar la supervivencia del Tenerife. Una situación alegremente superada bajo el mandato de Miguel Concepción.

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