la matanza de acentejo

20 años al servicio de la diversidad

La Fraternidad de la Divina Providencia cumple dos décadas de su llegada a la Isla, los mismos que el hogar Jesús de Nazaret, el primero de carácter mixto para personas con discapacidad

“Si hubiéramos educado a los niños en la diversidad no estaríamos hablando de inclusión sino de convivencia”. Esta frase es una de las favoritas del sacerdote Julián Libreros Cabrera, director gerente de la Fraternidad de la Divina Providencia, una congregación religiosa que cumple 20 años de su llegada a la Isla para poner en marcha el hogar Jesús de Nazaret, ubicado en La Matanza de Acentejo, que también cumple dos décadas.

Al comienzo era solo para hombres pero solicitaron que fuese mixto y el Cabildo de Tenerife les concedió el permiso en 2002, año en el que recibió a la primera mujer y se convirtió en una de las primeras residencias de estas características en la Isla.

La labor de la Fraternidad es encomiable y ha crecido durante todos estos años tanto en trabajo como en personal, instalaciones y usuarios. Actualmente gestionan y dirigen otros tres hogares para este colectivo: Villa María de Nazaret, en La Orotava; Cortijo de Nazaret, en El Sauzal; y la Posada Semilla de Nazaret en La Laguna. A todos ellos se les suma la residencia de mayores de La Matanza, un recurso municipal cuya gestión también está a cargo de la congregación desde hace dos años y medio.

La plantilla está compuesta por 100 trabajadores además de los seis hermanos y una hermana de la Fraternidad, para atender a 190 personas, entre las que se encuentran mayores dependientes, y con diversidad funcional desde el alto requerimiento hasta el perfil más bajo, es decir aquellas que son más autónomas y con las que se pretende llegar a la integración sociolaboral.

Sin embargo, este objetivo no siempre es posible por los obstáculos externos con los que se encuentran. “La ley establece que toda empresa que tenga más de 50 empleados debe tener a una persona con diversidad funcional, pero ello no siempre se cumple”, apunta el padre Julián.

Asegura que en los hogares se ha formado a los chicos y chicas, quienes terminaron su escolaridad y también han recibido cursos para poder integrarse al mundo laboral, pero no han encontrado todas las puertas abiertas que les gustaría. Por eso, en la medida en que la Fraternidad ha ido crecido en recursos y por ende, necesitando más empleados, los ha incorporado en sus propios centros.

Recuerda que en la cena de Navidad de 2018, entre el personal estaba el primer chico que consiguió trabajo. “A la hora de hacer el reconocimiento, todos sus compañeros se pusieron en pie y eso nos llena de satisfacción”, subraya.

En estos momentos tiene en su plantilla a tres usuarios, un chico que se desempeña como pinche de cocina en el hogar Jesús de Nazaret, otro que trabaja en la lavandería con personal de apoyo, y una chica que realiza tareas de limpieza en la Casa de los Mayores.

Además de una gran experiencia, la congregación tiene un propósito fundamental: que las personas con diversidad funcional puedan vivir dignamente en la sociedad. Para conseguirlo, no escatiman esfuerzos ni recursos y por esta razón consideran tan importante la incorporación en el mercado laboral.

También el ocio, los viajes y la cultura, a los que tienen derecho tanto este colectivo como el de los mayores, quienes disfrutan cada año de ‘los viajes de la ilusión’, organizados por ellos con el apoyo del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) con quien tienen concertadas todas las plazas.

“Somos muy atrevidos y nos metemos en muchas cosas”, sostiene el sacerdote. Prueba de ello es que la distancia no ha sido ningún impedimento para conocer nuevos lugares y facilitar su integración social. Desde Bolivia, hasta Roma, Finlandia, Laponia, un campamento de verano en Londres, Eurodisney, un circuito de ciudades imperiales que incluyó Praga, Viena, Bratislava y Budapest, hasta Estados Unidos y Canadá.

“Es increíble lo bien que se portaron. Sobre todo en estos dos últimos países que es todo tan complicado”, y donde se avisó con antelación al entonces embajador de España para que las autoridades de emigración se prepararan.

Cuando cruzaron en guagua la frontera entre Estados Unidos y Canadá, la polícía de este último país no los dejó ni siquiera bajar del autobús, subieron y le recogieron y le entregaron a cada persona su pasaporte. “Hemos corrido con mucha suerte, la gente ha tenido mucha sensibilidad”, aunque reconoce que en realidad es lo que se debería hacer.

El año pasado llevaron a los mayores a Fátima, Portugal. “Como vieron que eran muchos, la misma organización del Santuario nos invitó a que presidiéramos la procesión de Nuestra Señora del Rosario. Los viejillos estaban super emocionados y todo eso compensa cualquier esfuerzo”, comenta el padre Julián.

La pregunta es cómo obtienen los recursos, que ya de por sí suelen ser escasos para dependencia. Su respuesta es muy simple: “Una buena gestión. Ellos aportan el 75% de su pensión y el 25% restante más las dobles pagas es lo que ahorran. Ellos mismos financian sus pasajes, sus regalos de Reyes, de cumpleaños, y sus caprichos en los campamentos de verano. Ese dinero es intocable porque aquí no tenemos socios ni donaciones, a excepción de la colaboración del Banco de Alimentos. Nos lo curramos todo”, dice.

Pese a es consciente de que todavía queda mucho trabajoen materia de diversidad, su balance de estos 20 años en la Isla y al frente del hogar Jesús de Nazaret es positivo. “Cuando empezamos, ni siquiera existía el Plan de Atención a las discapacidad y ver que nosotros hemos sido parte de esa construcción es muy satisfactorio. Comenzamos con una casa y actualmente tenemos cinco. Hace 20 años ni siquiera teníamos especificada cartera de servicios y hoy tenemos claro que el recurso tiene que tenerla”. También hay fijado un coste plaza/día, “aunque no sea real, hace 20 años parecía que pedíamos limosna, era una subvención nominativa y si te la daban”, detalla.

En definitiva, “necesitamos dejar de ser invisible a una sociedad y que no sea una ley la que marque que a partir de 50 empleados una empresa debe contratar a una persona con diversidad funcional, tiene que haber más sensibilidad”, insiste por último.

“Yo deseo todo el año felíz Navidad y la gente no lo entiende”
El sacerdote Julián Libreros es de los que considera que la Navidad es todo el año y no solo una fecha señalada. “Soy de los que deseo a los demás todo el año ‘Felíz Navidad’ y la mayoría de la gente no entiende que lo haga, por ejemplo, estando en Cuaresma”, confiesa. En su opinión, a la sociedad “le falta vivir todos los días como si fuera Navidad, porque solo en estas fechas la gente se vuelve cariñosa, sensible, se pide perdón y se abraza”. El sacerdote considera que “no tenemos por qué vivir únicamente estos sentimientos y emociones en estos días” y por eso cree que “todos los días deberían ser Navidad”

TE PUEDE INTERESAR