Una de las pocas formas que una especie tiene para sobrevivir al cambio de temperatura global es desplazarse. En las Islas, la posibilidad de cambiar de territorio en busca de un clima se ve reducida por su delimitación marítima. Como alternativa, las especies empiezan a moverse ganando altura en las montañas, aunque no todas tienen la misma capacidad para hacerlo. Particularidades como esta son abordadas en el libro ‘El Cambio Climático en Canarias. Impactos’, del biólogo José Luis Martín Esquivel y la geógrafa María José Pérez, que cuenta con el respaldo del Gobierno de Canarias y ha sido presentado en la Cumbre del Clima (COP25) que se celebra en Madrid hasta este viernes.
La violeta del Teide fue descrita por Alexander Von Humboldt, considerado padre de la geografía moderna, en 1799. Él la encontró a 3.200 metros de altura. Sin embargo, hoy esta especie vegetal se ubica en el pico del volcán, a 3.715 metros. ¿A qué se debe esta subida? El biólogo Martín Esquivel expone que antes, las heladas eran más frecuentes en el pico. Como esto ha cambiado, la temperatura en la cumbre es ahora más propicia para la especie.
Como este, hay varios ejemplos de nuevas especies que aparecen en lugares donde antes les habría sido imposible adaptarse. Aves, peces marinos y mariposas, tienen la capacidad de desplazarse y acaban llegando a Canarias atraídos por un clima que cada vez es más cálido.
“Hay en torno a 30 especies de peces tropicales que han aparecido en los últimos años en Canarias”, cuenta Martín Esquivel. De hecho, cada vez con más frecuencia pueden verse patos en humedales o embalses de Lanzarote y Fuerteventura.
Esta situación afecta especialmente a El Hierro, cuyas aguas son más cálidas. Allí han entrado especies como el tiburón ballena, “un animal enorme” que empezó a aparecer cerca de esta Isla en 1993; “primero solo se avistaba en verano, pero ahora es algo habitual”.
El gallo aplomado, otro tipo de pez, apareció por primera vez en la Isla en 1994. Esta era una especie “casi desconocida, pero muy buena para el paladar” que ahora forma parte del mercado y la gastronomía de El Hierro.
Caso contrario es el de aquellas especies acostumbradas a las zonas frías del Mediterráneo, como algunos tipos de aves o algas, que a medida que sube la temperatura, se van retrayendo y siendo cada vez más rara su aparición en Canarias.
Una alternativa para proteger a las especies
La jarilla de cumbre, una planta endémica exclusiva del Parque Nacional del Teide, contaba hasta hace más de 10 años con menos de 200 ejemplares en todo el mundo, por lo que se enfrentaba a una amenaza considerable, algo que obligaba a tomar medidas de protección.
Este endemismo se ubicaba en la zona sur del Teide y supuso un quebradero de cabeza para los biólogos del Parque Nacional durante años. Tras numerosos estudios y análisis, los investigadores decidieron trasladar la jarilla a otra zona de la cumbre donde nunca había estado, en la cara norte.
Este fue un caso de éxito que hizo que la población comenzara a crecer, hasta tal punto que ahora se contabilizan en su nueva ubicación en torno a 4.000 ejemplares.
La translocación asistida con fines de conservación es el nombre con el que se conoce al procedimiento de trasladar a una especie protegida a otro hábitat con el fin de evitar su desaparición. Esta solución “de último recurso”, que debe ser siempre fruto de estudios previos, empieza a cobrar cada vez más fuerza debido al contexto de crisis climática en el que estamos inmersos.
“Hay unas directrices internacionales que establecen que solo debe hacerse como último opción, que deben que realizarse estudios previos sobre la especie y sobre el lugar en el que se va a ubicar”, explica Martín Esquivel, quien aclara que nunca debe perderse el objetivo prioritario de “prevenir daños colaterales” antes de tomar una decisión de este tipo.
El libro
‘El cambio climático en Canarias. Efectos’ está hecho, en palabras de Martín Esquivel, “para que todo aquel que quiera leer sobre este asunto, lo haga”, y es por ello que la primera parte es más textual, mientras que la segunda permite adquirir conceptos clave a través de sus infografías. Estas imágenes explicativas, además, han sido expuestas en el Parlamento canario.
Para la redacción del libro se tuvieron en cuenta “las obras dispersas que le preceden”, y se elaboró una especie de “estado del arte” que según su coautora, María José Pérez, “servirá para que cualquier persona conozca lo que dicen los trabajos científicos y puedan aportar su granito de arena en la lucha contra el cambio climático”.
José Moreno, de la editorial Turquesa, coincide en la descripción de los autores y apunta que su motivación fue hacer un libro “muy visual y comprensible”, para lo que han trabajado durante más de un año varios infografistas. Además, explica que a idea de crear una obra sobre las consecuencias de la emergencia climática en las Islas surgió hace más de diez años, aunque hasta ahora, “no encontraron apoyo institucional”.
En ese afán por tratar un tema complejo y que requiere de alta especialización científica, Moreno apunta que “lo esencial es transmitir la problemática, concienciar a la población en general y llegar a los colegios, y esa labor será posible gracias a la consejería de Transición Ecológica”.
El libro está disponible en la mayoría de las librerías de Canarias y llegará también a la Península. Si bien es cierto que el experto en botánica David Branwell había presentado recientemente el libro ‘El cambio climático y las Islas Canarias’, de igual prestigio científico, la nueva obra supone una mirada más amplia y complementaria a los efectos del cambio climático en el Archipiélago.
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